Extrañas voces que se escuchan en la oscuridad. Puertas que
se abren y se cierran sin motivo aparente. Pasillos que conducen a ninguna
parte. ¡Bienvenidos a la industria de los fondos de inversión! De la mano del buscador rápido y avanzado de fondos que MorningStar.es pone a su disposición vamos a husmear en uno de los negocios más bizarros de los que
existen o hayan existido jamás: uno en
el cual el cliente casi nunca gana y donde siempre paga.
Al hilo de nuestra serie de post dedicados al inversor mileurista hemos echado un vistazo a las opciones que este estereotipo de la
deprimente realidad socio-económica española tiene a la hora de invertir.
Recordemos que nuestro protagonista optaba por la indexación y, además, al
IBEX35. Así pues, nos preguntábamos qué tal le podría haber ido a nuestro amigo
si hubiese elegido otro tipo de fondo de inversión alejándose de esta manera
del índice de referencia patrio, dado que podría pensarse que poco hay que
rascar en uno de los PIIGS.
Para Sófocles,
poeta trágico griego, “vale más fracasar
honradamente que triunfar debido a un fraude.” Ni él mismo, de la mano de Melpómene, musa de la tragedia, hubiera
podido imaginar lo que, probablemente, nuestro avezado lector se esté ya
oliendo. Si el poeta heleno hubiese escrito una tragedia sobre la industria de
los fondos de inversión quizá habría modificado su anterior consejo en el
sentido de que vale más fracasar
honradamente que fracasar también debido a un fraude.
Para quien no tenga tiempo ni ganas de leer el capítulo 9 de “El inversor inteligente”, del maestro B. Graham (“Invertir en fondos de inversión”) o el excelente “Ganar jugando a no perder: estrategias
imperecederas para inversiones exitosas”, de Charles D. Ellis, o, ya en nuestro país, los magníficos estudios
del profesor Pablo Fernández sobre “La rentabilidad de los fondos de inversión
en España”, nosotros proponemos aquí un ejercicio muy sencillo y didáctico
del que se podrán extraer interesantes conclusiones. El mejor inversor del
mundo, Warren Buffett, les puede adelantar
ya la primera: “La mayor parte de los
inversores, tanto institucionales como particulares, descubrirán que la mejor
manera de tener acciones consiste en hacerlo a través de un fondo índice que
cobre comisiones mínimas. Los que sigan esta vía superarán con certeza los
resultados netos (después de comisiones y gastos) generados por la inmensa
mayoría de profesionales de la inversión.”
Vamos a ver si estos “aficionados” tienen o no razón o, por
si lo contrario, bancos, intermediarios financieros y gestoras varias están en
lo cierto cuando afirman que su gestión activa es el no va más, que para eso
han cursado costosos másteres y desarrollado “sistemas” que harán que su dinero
se multiplique a tal velocidad que ni el mismísimo Jesucristo puesto de coca,
speed y metanfetaminas podría igualar. Usted, que sólo sabe sumar, restar,
multiplicar, dividir, calcular tantos por ciento y reglas de tres y descontar
rentabilidades no es más que un pardillo que está “out” y no “in.” Véngase con
nosotros, que tenemos modelos y fórmulas con más letras griegas que La Ilíada y
La Odisea juntas y más ecuaciones que una tortilla hecha en el club de física
cuántica del MIT y le daremos algo de lo que presumir en la próxima barbacoa
con sus colegas. Mmmmmmm ¿ah sí?
Poltergeist de la mano
de MorningStar.es
Primer fenómeno
paranormal: progeria. La enfermedad del envejecimiento prematuro o progeria
es extremadamente rara en los seres humanos. Sin embargo, es excepcionalmente
común entre los fondos de inversión. Queremos decir que el inversor en los
mismos espera un tratamiento de carácter institucional. Una cierta permanencia
y estabilidad temporal dado que la gestión de su ahorro debe dar sus frutos a
lo largo del tiempo. La vocación temporal de estos vehículos de inversión
debiera, pues, ser largoplacista. Una relación basada en la confianza a lo
largo del tiempo. ¡Qué idea tan absurda o, peor, demodé!
Existen unos 24.223
fondos de inversión de todo tipo y estilo, tanto de gestoras extranjeras como
nacionales, analizados en MorningStar.es. Ordénelos de manera decreciente por rentabilidad a
partir de 10 años. Se encontrará con que
sólo existen unos 5.724 fondos, esto es, el 24%, cuyos datos de rentabilidad se
muestren a 10 años vista. O bien MorningStar no dispone de los datos o bien
unos 18.500 fondos tienen una vida muy breve. Lo que indica también su
tendencia al envejecimiento prematuro y a desaparecer siendo sustituidos por
otros nuevos. De esos 24.223 fondos unos
2.291 son de gestoras españolas. Sólo existen datos de rentabilidad a 10 años
para aproximadamente 641, el 28%.
Extraño fenómeno este: acusada mortalidad y pirámide
poblacional propia de un país del tercer mundo. Uno hubiera esperado de manera
natural una mayor longevidad en el compromiso profesional de esta industria en
gestionar con prudencia y en interés del cliente los ahorros allí invertidos.
Pues no.
Segundo fenómeno
paranormal: anorexia fantasmal. Referida, claro está, a la
rentabilidad a largo plazo. En este caso a 10 años. Vamos a tomar una
referencia de rentabilidad para ver cómo anda el patio. Hemos elegido la
rentabilidad anualizada durante la última década de un fondo de inversión
indexado al, ¡atención!, MSCI SPAIN. Suenan los violines de Psicosis: ¿un
PIIGS? ¿Está usted chiflado?
La gestora francesa SSgA
trabaja tanto la indexación nacional como sectorial. Su fondo Spain Index Equity Fund tiene una
rentabilidad anualizada a 10 años, el 9
de febrero de 2014, del 6.53%. Mmmmmm. Tiene que ser más fácil superar esa
menudencia mediante la gestión activa y complicadas técnicas matemáticas que
ganar pasta gansa como concejal de urbanismo en España. Nigromantes y
astrólogos de esta industria tienen que estar partiéndose la caja de risa.
Además, se trata de Españistán que se ha comido dos recesiones de órdago en los
últimos 6 años, tiene un 25% de paro y una de las clases políticas más
incompetentes e inútiles del planeta Tierra. En tal ambiente de orgía romana
decrépita hasta la renta fija más patatera tiene que haber sido mejor. Chupado
¿eh?
De los 24.223 fondos
sólo 1.406, esto es, el 6%, superan en rentabilidad a 10 años al fondo para
pringados arriba mencionado. De los 2.291 fondos de gestoras española sólo 55,
el 2.4%, superan la rentabilidad del Fondo Naranja IBEX35 de ING, esa castaña para perdedores. Vaya.
¿Glupss?
Sin ánimo de molestar cabría preguntarse si vale la pena
arriesgarse de la mano de los “profesionales” para rentabilizar su ahorro dado
que un chimpancé amaestrado o un informático virgen con acné podrían idear un
simple mecanismo de replicación del IBEX35 con dividendos y trabajar menos de
una hora diaria dedicando el resto del tiempo a comer plátanos o a la
masturbación o a ambas cosas. La suma de sus conocimientos financieros y
macroeconómicos y su grado de atención a la actualidad del “mundillo de la
inversión” sería equivalente a -0. Y aún así noquean a los “expertos” y
“enterados” con sus sofisticados sistemas y gadchets sincronizados con Nueva
York-Londres-Tokio, el planeta de los simios y la estrella polar.
Por ejemplo. Dado que vamos a confiar nuestros ahorros a un
genio con CFA y trajes de Emilio Tucci podríamos pedirle un 10% anualizado a 10
años. Una década es tiempo suficiente para que sus brillantes ideas de
inversión y sus “ultimate” modelos y sistemas y la madre del cordero den frutos
razonables. Un 10% anualizado justifica que juguemos con la gestora a médicos y
enfermeras. En tal caso podrá ver que de los famosos 24.223 fondos unos 233 han
logrado el milagro de ofrecer una rentabilidad que supere al paupérrimo índice
español y que refleje una prima de riesgo razonable: un 10% o más (6.5% que
consiguen los tipos de SSgA más un 3.5%). Ya
ve: 233, es decir, ¡¡¡el 1%!!!
¿Le parece un porcentaje bajo? Eso es que no visto el
panorama nacional: de los 2.291 fondos
patrios sólo ¡¡¡2!!! (y de la misma gestora) ofrecen retornos superiores al 10%
a 10 años vista. Es decir, el ¡¡¡0.087%!!! del total.
Voces extrañas suenan en el interior de la mansión y los
libros se caen solitos de las estanterías…
Tercer fenómeno
paranormal: combustión espontánea. Se produce de manera natural y a
tasas compuestas de doble dígito cuando observamos que, una vez más, de los 24.223 fondos casi el ¡¡¡38%!!! tienen
un ratio de gastos medios superior al ¡¡¡2%!!! y tan sólo el 23% de los mismos
lo tienen igual o menor al 1%.
Suena mal ¿eh? Parece que escuece. Ni de lejos. Las
comisiones se aplican sobre patrimonio. Si usted invierte 100€ en el fondo X,
que cobra una tímida comisión del 1%, y éste obtiene una rentabilidad bruta del
10%, esto es 10€, para un patrimonio final de 110€, usted abonará 1.1€. O lo
que es lo mismo, un 11% de sus ganancias, que ya le llega. Pero ya hemos visto
que la mayor parte de los fondos tienen rentabilidades mucho peores y
comisiones superiores. Imagine ahora que su fondo obtiene una rentabilidad del
5% (que ya es la pera) y su comisión es del 1.5% (sobre la media). Las
ganancias brutas para usted si invierte 100€ serán 105€ y abonará una comisión
de 1,575€. Esta cifra representa ¡¡¡más del 31%!!! de sus teóricas ganancias de
5€. Vaya negocio (no para el cliente, claro).
Arda amigo porque sonreír es lo último que tiene que hacer…
Cuarto fenómeno
paranormal: armarios que conducen a otras dimensiones. Contextualicemos
todo un poco más. O lo que es lo mismo: ciñámonos
a la renta variable española como categoría de inversión tanto para gestoras
extranjeras como nacionales. Ahí encontraremos 105 fondos. Sólo 2 de ellos, el
1.9%, superan el 10% de rentabilidad anual. Hay 6, el 5.7%, que superan el 8%
anualizado. Dadas las circunstancias españolas y lo visto hasta ahora no
está nada mal.
Los dos fondos indexados que mencionamos antes, el de SSaG y
el de ING, se hallan en los puestos 15 y 23 respectivamente. La indexación pasiva haciendo un gran homenaje bacanal a la pereza
deja por detrás a 82 fondos, esto es, al 78% de la competencia. El de ING
arroja una rentabilidad del 5.8%. Tiene 22 fondos por delante pero sólo 7 lo
hacen un 2% mejor. El de SSaG, con una rentabilidad del 6.53%, tiene 14 que le
aventajan pero sólo 5 lo hacen por más de un 2%. En esencia, tan sólo 7 fondos
de los 105 de la lista, el 6.6% (qué casualidad de cábala: la inversa de un PER
15 o la media de valoración del mercado) justifican su elección, esto es,
asumir los riesgos de la gestión activa, en lugar de la comodidad y vagancia de
la indexación. ¿Les suena esta frasecita publicitaria?: “Póngase en manos de
buenos profesionales.” Bueno, pues aquí no es.
¿Y qué pasa con las comisiones? Ahora sí que no hay sorpresas
(agradables queremos decir). La friolera
de ¡¡¡62 fondos!!! tienen un ratio de gastos medios superior al ¡¡¡2%!!! Sólo
17 fondos tienen unos gastos iguales o inferiores al ¡¡¡1.5%!!! Y hay 4
marginados, pero sólo 2 con resultados a 10 años, que cobran un 1% o menos. El
de SSaG es uno de ellos.
Conclusiones tras la
visita a la casa de los horrores
Conclusión primera. Obtener una
rentabilidad superior a la media del mercado de manera constante en el tiempo
es increíblemente difícil. Los elevadísimos porcentajes de fracaso no
contemplan, además, el sesgo de supervivencia, esto es, que no se han contado
todos aquellos fondos que han perecido a lo largo del tiempo.
Conclusión segunda. Elegir un
fondo que lo vaya a hacer mejor que el mercado es aún más difícil.
Rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras y, además, hay que
afinar mucho, tener unos conocimientos básicos pero claros de inversión para
poder hacerlo con una mínima probabilidad de acierto.
Conclusión tercera. A pesar de
los desastrosos resultados aquí expuestos los clientes pagan cantidades muy
elevadas por la gestión de sus ahorros. Es un extraño caso de dar mucho a
cambio de nada o casi nada. El misterio lo constituye el hecho de que todos
esos fondos logren tener clientes. La falta de cultura financiera general, y
española en particular, subyace en esta extraña relación sado-masoquista.
Los gestores ganan más dinero, lógicamente, si obtienen
beneficios para sus clientes. Pero lo siguen ganando también, menos, si no los
obtienen. Un claro ejemplo de incentivos
perversos. El interés del cliente, la rentabilidad, fenece ante la dinámica
institucional de la industria de los fondos de inversión: la comisión es su
verdadero beneficio y no la rentabilidad de sus partícipes.
Conclusión cuarta. Es muy fácil
ganar dinero en bolsa. Técnicamente fácil. Esta es la parte buena. Es muy
difícil hacerlo en la práctica si no se comprende que la actividad inversora
referida a la renta variable, esto es, la adquisición de activos reales como
participaciones en compañías cotizadas, requiere del paso del tiempo para dar
sus frutos. Si el inversor no se conciencia acerca de la necesidad de
planificarse financieramente a largo plazo y con objetivos que tengan sentido
para tal período de tiempo fracasará independientemente del instrumento que
elija.
Conclusión quinta. Aquellos que
consiguen no sólo batir al mercado sino hacerlo de manera que compense el
riesgo de haber depositado en ellos su confianza como cliente se caracterizan
muchas veces por usar una filosofía de inversión sustentada en el value investing o en la inversión contrarian. Operan bajo
sólidos principios y no los cambian según las modas del momento. Son fieles
pero no dogmáticos a una forma de hacer las cosas. Prefieren la sencillez y el
sentido común a las chorradas de diseño a lo cool fashion de la industria de
inversión aún a riesgo de que les llamen carcamales. Son realistas en sus
valoraciones y advierten al cliente de que la paciencia y la disciplina así
como el sacrificio son virtudes necesarias para obtener resultados
satisfactorios. Se expresan además con honestidad y no divagan acerca de qué va
a hacer o no va a hacer el mercado en los próximos 3 meses o años. Cualquiera
que tenga por costumbre leer los informes trimestrales de Bestinver o
Metagestión notará estas diferencias.
Que duerma usted bien.
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