Recientemente, el BCE ha aumentado su oferta de liquidez y sus créditos a la banca porque las previsiones económicas sobre la zona euro se han deteriorado bastante respecto a las anteriores. De modo que se ha comprometido a comprar hasta 500 mm de bonos nacionales de los países miembros, hasta un total de 1,85 billones. Este dinero irá primeramente a los tenedores de bonos que quieran vender, y luego irá a los saldos líquidos que la banca tiene en el BCE, lo que ampliará la base para prestar a las familias y empresas. Para impulsar más a la banca a prestar dinero, parte de esas reservas que no se movilizan pagan un interés penalizador.Pero hasta ahora no ha funcionado. Con las restricciones a que ha obligado la pandemia, los bancos no han prestado dinero, al contrario, y los hogares y empresas han preferido aumentar su ahorro en vez de pedir préstamos para consumir o comprar casas, o invertir en capital productivo.
Y es que las expectativas de los agentes son muy pesimistas, no se animan a gastar porque no ven niveles de la demanda de su producción, ni de su empleo, tenga un futuro mínimamente seguro. Las empresas han contraído la inversión en equipo, y los hogares lo han hecho con su consumo de duraderos en cantidades impactantes. Todo esto, a pesar de La inflación y tipos de interés en niveles inferiores a cero. ¿Pero se le puede pedir a un parado, o que predice que lo va a estar, que haga planes de gasto de futuro?
¿Y a un empresario que ve caer a cero sus ventas, mientras sus deudas se mantienen o crecen?
No podemos culpar a los empresarios y hogares de esta actitud, sino que debemos preguntarnos la razón de que no funcione el modelo que dice que si aumentas la oferta de liquidez y la deuda pública, que se financia a tipos cero, el gasto de gobierno en ayudas a los necesitados e inversiones públicas pueden sustituir la debilidad de la demanda privada.
Quizás la respuesta esté en la calidad de ese aumento de gasto público compensador. Desde luego en España, la combinación de gasto mal estudiado y una amenaza de aumento de los impuestos más lesivos para la actividad impulsan las expectativas del deuda y de los costes de producción al alza. Mala combinación. Aunque el tipo de la deuda sea cero, los tipos del crédito están varios puntos por encima, y la gente intuye que el volumen de deuda tiene un limite antes de que a se vuelva impagable.
Mientras, la banca está viendo estrecharse sus márgenes de ingresos, por culpa de tipos de interés tan bajos, como expliqué aquí:
Esto ha sido un error por varias razones. Desincentiva la tenencia de depósitos líquidos (que lógicamente rinden cero o negativo), pero no hace a la gente adelantar el consumo, si los precios se estanca o caen. Es de suponer que se puede establecer un punto de indiferencia teórico entre el % pagado por el depositante, y el % que espera que baje el precio del producto. A igualdad de estas cifras, le será indiferente guardar el dinero en el banco y esperar que se cumplan sus expectativas de caída del precio, aunque un aumento marginal del tipo de interés devengado le llevará a preferir guardar el dinero en casa y ahorrase el depósito, según sean los costes de gestión de ese dinero en billetes.
¿Y la banca? La banca siempre tiene el problema de la pendiente de la curva de rendimientos, que cuanto más alta sea, más margen de beneficios: simplificando, la banca se endeuda a corto en depósitos, y presta a largo en préstamos, y cuanto mayor diferencia positiva hay entre ambos tipos, más margen para cubrir riesgos y beneficios.
Pero si en Europa los tipos de interés son negativos, la pendiente de la curva es positiva, como se ve en el gráfico
https://www.ecb.europa.eu/stats/financial_markets_and_interest_rates/euro_area_yield_curves/html/index.en.html
Ahora bien, pensemos cómo funciona el margen de la banca en este caso de tipos negativos. A corto plazo, la banca “le cobra” al depositante un 0,8% y “le paga” al prestatario a 30 años un 0,1%, lo que hace un diferencial para la banca, aparte de muy estrecho, que el margen depende del pasivo, no del activo. Algo extraño verdaderamente, y que explica por qué a la banca no le es igual tipos de interés positivos que negativos: porque el tipo de interés a corto -del que recibe el beneficio - tiene un suelo, como hemos señalado, si quiere evitar la huida de depósitos... Ergo, la pendiente de la curva en tipos negativos podrá ser positiva, pero siempre muy estrecha.
Tenemos enfrente, por lo tanto, problemas muy peliagudos, sin que se pueda descartar que provoquen una crisis financiera encadenada. Una deuda disparatada, unos bancos con morosos crecientes y escasos márgenes de beneficios, y una situación anómala de los tipos de interés. ¿Y hasta cuándo? Se está acelerando la implantación de la vacuna más allá de los márgenes que se consideran mínimamente prudenciales. Aquí lo dejo.