Expectativas infundadas sobre las exportaciones

7 de enero, 2014 0
Licenciado en económicas, emprende su trayectoria profesional dentro del mundo de la logística, incorporándose al sector financiero a mediados... [+ info]
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Nuestro gobierno se jacta de que ya estamos al final de la recesión y que empezamos a salir de la crisis, confundiendo ambos conceptos completamente. Y una buena parte de su discurso se basa en lo bien que nos van las exportaciones.
Sin embargo, datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) corrigen permanente las previsiones de este año a la baja.

Comentaba en un anterior post que el crecimiento económico es un señuelo para ocultar el problema del descontrol de nuestra elevada deuda pública, y que ese crecimiento lo estábamos basando en las exportaciones. Sin embargo, para que el modelo funcione debemos contar con países que compren nuestros productos y servicios. El problema no se convierte en irresoluble hasta que todos los países con dificultades económicas basen su estrategia en el mismo principio: incrementar las exportaciones.

Las estimaciones iniciales de la OMC se basaban en un crecimiento de las economías emergentes superior al que están experimentando en estos momentos. A mayor crecimiento de estos países, mayores oportunidades de exportación tenemos.

En el siguiente gráfico vemos estas previsiones para 2013 y para 2014, aunque teniendo en cuenta las correcciones que han realizado en dos ocasiones para 2013 es previsible que las de 2014 sean muy irrealistas.



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Se calcula que para un crecimiento de las exportaciones para este año del 2,5% es necesario un incremento hasta finales de año del 3,8%, frente al 1,2% de los primeros seis meses del año. Dado el menor crecimiento de las economías emergentes, es de suponer que incluso las previsiones para este año no se lleguen a cumplir.

Todo ello sin incorporar las incertidumbres que se ciernen sobre el sistema financiero mundial, y suponiendo que no tengamos “sustos” importantes en los próximos meses o años. También suponiendo que el poder adquisitivo de los consumidores de esos países se incremente y lo hagan también las inversiones, con financiación o sin ella.

El “atajo” de las exportaciones está bien, siempre que no haya muchos imitadores, y sólo lo podemos considerar de forma temporal y no permanente. Nuestra economía adolece de competitividad, y sin ella nuestras exportaciones no son interesantes a largo plazo. Competir por salarios especialmente con Asia no tiene sentido, y parece que defender un incremento de nuestra competitividad a base de I+D no está en el programa de ninguno de nuestros gobiernos actuales o futuros.

Sobre este “atajo” de las exportaciones siguen amenazando los siguientes problemas:
  • La lentitud de saneamiento de nuestro sistema financiero, imprescindible para dotar a las empresas exportadoras de la necesaria financiación para afrontar nuevos retos, o simplemente mantener los mercados actuales en los mismos niveles de oferta.
  • La competitividad de nuestros productos a nivel internacional cuando nos hemos especializado mayoritariamente en productos de gama media-baja, pero donde nuestro mercado laboral se puede englobar en la gama media-alta.
  • Una economía donde más del 90% del tejido productivo está constituido por pequeñas y medianas empresas, incapaces en su mayor parte de afrontar el complicado y costoso reto de exportar.
  • Hay que sumar a la dificultad de financiación la reducción de benerificios de las empresas españolas, lo que reduce las posibilidades de desarrollar nuevos proyectos, nuevos mercados, incrementar los actuales, o simplemente mantenerse. Además, la reducción de la demanda interna española en un 4% según la OCDE para 2013 va a repercutir negativamente en estos resultados.
  • La pérdida de puestos de trabajo a lo largo de los próximos meses, acentuado por los ajustes en el sector público, más la nueva avalancha de despidos en la banca, derivado de las exigencias de la UE para conceder ayudas a nuestro sistema financiero, EREs de grandes empresas,... ayudarán a obtener unos resultados aún más negativos.

La salida de nuestra crisis pasa por otras medidas. Si no podemos crecer por exportaciones ni a través de otras políticas, la solución urgente y rápida a nuestro elevado ratio deuda/PIB pasa por reducir el numerador.

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