Considerando
la dinámica del mercado de capitales en Colombia con posterioridad al proceso
de fusión de las bolsas regionales, queda en evidencia la valorización del
principal indicador, cuyo crecimiento máximo se ubica en 1263% al pasar de 979,29 unidades obtenidas en el mes de junio
del año 2001 a las 13352.04 unidades en las cuales gravita actualmente, podría
considerarse esta situación como un hito relevante para el mercado local, pero
de facto es solo una consecuencia directa del proceso de integración.
Concordante
con el alza en los principales índices del mercado se aprecia una tendencia
alcista, consecuente con el crecimiento de la economía durante la última
década, evento correlacionado con una mejora en las condiciones de seguridad,
alza en el precio de los commodities y deterioro en las condiciones
macroeconómicas de los países desarrollados; considerando este escenario se ha
venido dando un incremento en la cantidad de emisores, evento que ha
contribuido con la dinámica de la bolsa y que ha permitido a estos obtener
financiamiento para sus proyectos de expansión; no obstante esta situación
presenta un panorama positivo, este aún dista del escenario ideal que denotaría
un mercado maduro, situación explicada por la visión del mismo como una suma de
partes y no como un todo, lo que implica que el impacto de las decisiones y
estrategias implementadas desconozca las relaciones entre las variables y los
ciclos de retroalimentación positivo y negativo que explican el comportamiento
del sistema.
El
mercado de valores es un sistema complejo influenciado por elementos endógenos
y exógenos, los cuales en conjunto determinan
su patrón de comportamiento y permiten a los analistas realizar vaticinios
futuros tomando como base el comportamiento pasado del mismo, lo que se traduce
en un comportamiento cíclico del mercado, el cual puede apreciarse en la
ilustración siguiente.
Ilustración 4 El Ciclo Bursátil. Tomado desde http://arenabursatil.blogspot.com/2010/10/el-ciclo-bursatil.html
el 29 de Julio de 2013
Si
se toma en consideración este patrón de comportamiento se identifica de manera
inmediata la correlación del mismo con el estado anímico de la masa inversora,
diferenciando de manera clara y explícita las categorías de inversores que
operan el mercado y como sus decisiones se encuentran influenciadas por su
estado anímico, se puede apreciar como en
medio de un ciclo se presentan dos clímax, uno de euforia que usualmente
antecede a una tendencia bajista y uno de pánico que es preludio de una
alcista; en ambos periodos la liquidez se convierte para los inversionistas en
uno de sus activos más valiosos, lo que a su vez transforma esta variable en
uno de los pilares del mercado, de allí que entender su correlación con las variables endógenas (políticas monetaria y
fiscal del país, cantidad de emisores, nivel de bancarización, conocimiento del
mercado, cantidad de firmas comisionistas de bolsa, regulación, instrumentos
financieros, revaluación/devaluación de la moneda, etc.) y las variables
exógenas ( decisiones de política monetaria de terceros países, programas de
flexibilización cuantitativa, etc.), se convierta en uno de los fundamentales
para delinear e implementar las estrategias en el mercado.
Como
es de conocimiento general, dentro de las variables endógenas se enuncio las
políticas monetaria y fiscal, ambas actúan en conjunto modificando el entorno
macroeconómico de un país y son delineadas por los bancos y gobiernos
centrales, el más claro ejemplo de esta situación han sido los programas de
Flexibilización Cuantitativa llevados a cabo por la Reserva Federal (FED) en
los Estados Unidos y que permitieron aumentar la oferta de dinero circulante en
la economía y por ende la liquidez del mercado, esto se logró bien por medio
del incremento de las reservas del sistema bancario, es decir mediante la compra
de bonos del propio gobierno central con el fin de estabilizar o aumentar sus precios, reduciendo
las tasas de interés a largo plazo; no obstante estas medidas tienen su aspecto
negativo, ya que a mayor liquidez, se incrementan los riesgos inflacionarios y
la eventual formación de burbujas en el
precio de los activos subyacentes; el caso colombiano no es ajeno de la
realidad mundial, salvo en el mercado de valores, el cual ante la ausencia casi
total de las ventas en corto, reduce la posibilidad que los inversores puedan
aprovechar los movimientos bajistas derivados del desinfle de una burbuja o de
un cambio de tendencia.