Hace meses que flota una duda en el ambiente, la normalización de tipos llega demasiado tarde?
En mi opinión, es posible que llegue tarde si los pronósticos más agoreros , pero muy bien armados, que señalan que podria estar finalizando el ciclo expansivo se confirman.
Si esto finalmente se confirmase la normalización de tipos, más allá de una primera y tímida subida, resultaría inviable o, al menos, arriesgada.
Cabria preguntarse, por que se ha retrasado tanto está normalización?
Poco importa pero, aún así, me aventuraría a señalar que la financiación barata a empresas y, fundamentalmente, a Estados poco responsables con el gasto público se encontraba en el origen de un mantenimiento, a mi modo de ver, artificial de tipos.
Resulta curioso que se hayan buscado excusas varias para no subir tipos en momentos de clara aceleración y que, ahora, que se observan nubarrones de desaceleración y potencial recesión en el horizonte, consideren que ha llegado el momento de subir tipos.
Llevamos meses con la inflación superando niveles del 2% y excusas como la subyacente o el débil crecimiento salpicaron discursos del BCE que, ahora, parece olvidar.
Con un bono en EEUU que supera con mucho la rentabilidad en Europay unos países muy endeudados, quien podría seguir financiando a Europa?
Los bancos? La fortaleza de sus balances no permite muchas alegrías mientras la rentabilidad siga siendo tan baja y los tipos aun mas bajos si cabe.
Los grandes inversores? Estos valoran la seguridad, la diversificación geográfica, de divisa, etc. pero no deberíamos olvidar el gran diferencial entre deuda americana y europea en terminos de tipos y, sobre todo, la enorme brecha existente entre la marcha de ambas economías.
Los particulares? Lo dudo mucho. Con un mercado laboral todavía recuperándose, una desaceleración en pleno desarrollo, muchas incógnitas y riesgos y una rentabilidad irrisoria es posible que tampoco opten por la deuda pública.
El banco central europeo? Tras años de financiación y en plena retirada de los últimos estímulos, puede que no cuente con los recursos o no pueda volverse atrás y mantener una situación indefinida de financiación a los países miembros de la Unión Europea. O quizás si, con alguna argucia a la que nos tienen acostumbrados.
La presión de las subidas de tipos en EEUU sólo dejan un camino posible, subir tipos, confiar en que haya tiempo para una normalización de los tipos suficiente y confiar asimismo en una reducción del ritmo de endeudamiento antes de que llegue la próxima recesión.
Si hay una prórroga antes de que la siguiente recesión nos alcance, puede que los tipos suban lo suficiente para mejorar los balances de la banca y fortalecer el sistema financieroy, por tanto, las bolsas dada la elevada ponderación de estos en las mismas y puede que los Estados mejoren sus cuentas vía ingresos por la reducción del paro; está claro que no será vía reducción del gasto. En caso contrario, la próxima recesión podría rematar al sistema financiero y, no lo olvidemos, frente al discurso populista de que hay que acabar con el sistema financiero ahogándolo con impuestos, la debilidad de un sistema financiero o incluso su práctica desaparición sólo traerá miseria y pobreza cuando no haya dinero para financiar proyectos empresariales.
De todas formas, la economía tiene giros inesperados y también podría ocurrir que, ante la necesidad imperiosa de financiación de muchos países, se produjese un incremento de la rentabilidad de la deuda y esto propiciase un incremento del ROE de la banca que invertiria en deuda pública.
Lo cierto es que resultaría sorprendente que un crecimiento económico condujese al debilitamiento de la banca, como lo ha hecho a través de unos tipos bajos, y una crisis supusiera un fortalecimiento de sus balances; un contrasentido notable.
El reloj está en marcha y sólo queda esperar.