Últimamente se está hablando muchísimo sobre la gestión activa (compra de fondos que no replique un índice) frente a la pasiva (compra de ETFs o fondos réplica de índices). Sesudos estudios demostrando que comprar un índice es más eficiente que pagar a un gestor para que intente batirlo se están publicando por cientos de webs. Básicamente, vienen a decir que la mejor forma de canalizar el ahorro es invertir directamente en un ETF y sentarse a esperar los frutos. Pero, ¿un ETF del Ibex, del Eurostoxx 50, del S&P500, o nos vamos directamente a un ETF del MSCI World?
Si la lógica que usan estos estudios es que lo más eficiente es estar invertido en las mejores compañías que son las que forman parte de los índices, entonces la conclusión sería invertir en un ETF del MSCI World y mantenerlo a largo plazo. Por qué deberíamos apostar por las empresas americanas, europeas o de países emergentes, si ya tendrán un peso creciente o decreciente el en MSCI World según su comportamiento es la pregunta que nos debemos hacer si nos decidimos por la gestión pasiva.
Pero en la práctica vemos que, aunque a corto plazo nos pudiera parecer que la globalización provoque que todos los mercados se muevan al unísono, a medio y largo plazo no funciona así. Hoy en día, que estamos muy centrados en el corto plazo, vemos que si los índices de Estados Unidos cierran en positivo, los asiáticos copian el movimiento y los europeos tienen altísimas probabilidades de iniciar la sesión al alza. Es más, en el intradía europeo muchísimos inversores están pendiente de los futuros americanos pensando que la bolsa europea debería replicarlos, cuando debería ser al contrario puesto que los pobres americanos están de madrugada y es desde Europa desde donde se mueven los mismos.
A medio y largo plazo, el comportamiento de las distintas zonas geográficas es muy distinto. Las políticas monetarias, las divisas, los resultados empresariales, el precio de las materias primas, la confianza tanto empresarial como del consumidor y un largo etcétera provocan grandes diferencias en el comportamiento. En el siguiente gráfico podemos ver que en los últimos años, aunque hay clara correlación en los movimientos, el acumulado es muy distinto. Haber estado en el MSCI World habría generado rentabilidades del 52%, muy parecidas en el Eurostoxx 600, prácticamente el doble si hubiésemos invertido en el S&P500, mientras que en los mercados emergentes habríamos tenido pérdidas del 10%.
A más largo plazo, las conclusiones son similares. Haber invertido en el MSCI World nos habría alejado muchísimo de las rentabilidades del S&500, mientras que también serían cercanas a las del Eurostoxx 600. En Emergentes, sin embargo, la rentabilidad habría sido mayor, aunque también la volatilidad.
Viendo estos gráficos, la duda es evidente. ¿Apostar por el MSCI World, por Europa, por Estados Unidos, o por Emergentes? En los gráficos anteriores podemos ver en términos absolutos cómo se están comportando los mercados pero es complicado adivinar tendencias para ver cómo se están trasladando los flujos. El reto es complicado pero viendo el gráfico anterior, si somos capaces de estar en los mercados que mejor se están comportando en cada momento, las ganancias acumuladas serán mucho mayores a las de haber estado en cualquier activo de los estudiados. Evidentemente, estar en el mejor activo en cada momento es imposible, pero sí que tener mayor o menor exposición (infra o sobre ponderados) puede ser más fácil y se puede ganar al MSCI WORLD e incluso tener menos volatilidad.
Hay muchas formas de tratar de adivinar las tendencias futuras. Debemos tener la humildad suficiente para admitir que no sabemos lo suficiente y reconocer que los mercados son impredecibles. Eso es evidente. Y apostar hoy por Estados Unidos puede ser igual de desastroso (o satisfactorio) que invertir en emergentes. Quizás lo mejor, desde el punto de vista de largo plazo, sea seguir las tendencias en vez de tratar de adivinarlas. En el siguiente gráfico podemos ver la evolución relativa de los tres principales mercados (Europa, Estados Unidos y Emergentes) frente al MSCI World.
Ahí se pueden trazar tendencias y se aprecia que la tendencia de los últimos años es alcista para el S&P500, bajista para el MSCI Emerging Markets y lateral en el Eurostoxx 600. Hoy, el relativo de Europa (en amarillo) está en una situación similar a la vivida a principios de 2015 y a final de 2012. En ambos casos estaba en la parte superior del canal lateral. Sin embargo, a final de 2012, mientras Europa estaba en resistencia, Estados Unidos estaba en soporte, y emergentes también estaba en resistencia. Ahí los inversores apostaron claramente por el soporte de Estados Unidos, que subió mientras corrigió Europa y Emergentes. A principios de 2015 pasó lo contrario. Europa también estaba en resistencia pero también había resistencia clara en Estados Unidos. Ahí, Europa rompió resistencias y se comportó mucho mejor que Estados Unidos en el inicio de año.
La conclusión podría ser que mientras Estados Unidos se mantengan en el canal alcista, hay que tener renta variable americana. Y Emergentes, tras muchos años en un canal bajista, parece estar haciendo suelo, por lo que se pueden tomar apuestas o incluso estar neutrales. Y sobre todo, este año lo que hay que vigilar es que si el relativo de emergentes supera el canal bajista y el Europa hace lo propio con el canal lateral, hay que cambiar el sesgo de la cartera hacia esas dos zonas geográficas.
Si lo podemos canalizar a través de fondos de inversión, ahorrándonos el peaje fiscal y comisiones de compra venta cada vez que reestructuremos la cartera, a largo plazo la apuesta debería ser la vencedora. Por tanto, aunque la moda nos lleva a pensarnos la gestión pasiva como una alternativa, lo que está de moda no tiene por qué ser la mejor alternativa.