Suele decirse que tras la crisis, sobre todo tras la reforma laboral,
en España sólo se crean puestos de trabajo de baja calidad.
Que se ha precarizado –ésa es la palabra utilizada– nuestro
mercado laboral. También se dice que es esa precariedad de reciente
aparición la que ha provocado que nuestro actual sistema público de
pensiones sea insostenible, ¿pero qué hay de cierto en todo
esto?
Analicemos primero si es cierto que el empleo creado hoy día es de
menor calidad que el existente en la época anterior a la crisis.
Fuente: Elaboración propia con datos extraídos del INE
En el gráfico anterior, se puede visualizar cómo pese a la crisis y
a la reforma laboral, la tendencia de los salarios en España ha
sido al alza:
-
El salario
medio pasó de los 19.680'88€
en el año 2006, a 23.106'3€
en el año 2015. Esto supone un incremento del 17'40%.
-
El
salario
mediano
(el que divide al número de trabajadores en dos partes iguales
dejando a un lado los que tienen un salario superior, y al otro los
que tienen un salario inferior) pasó de los 15.760'46€
en el año 2006, a 19.466'49€
en el 2015. Esto supone un crecimiento del 23'51%.
-
El
salario
modal,
que no es otro que el más habitual, pasó de los
14.466'46€
en el año 2006, a 16.498'47€
en el año 2015. Esto se traduce en un incremento del 14'05%.
Me dirán Vds.: “sí, vale, eso está muy bien, han crecido
nominalmente. Pero seguro que la inflación lo hizo en mayor
medida”. Pues vamos a comprobarlo, ¿cómo evolucionó la inflación
durante este periodo?
Fuente:
Elaboración propia con datos extraídos del INE
Si para finales del año 2006
nosotros hubiésemos guardado 100€, a finales del 2015 esos 100€
se habrían convertido en 86'82€. Esto es, del año 2006 al
2015 nuestro poder adquisitivo descendió un 13'18%. Por
tanto, como se puede comprobar, los salarios han subido durante ese
periodo por encima de la inflación, y si acaso, se podrá decir que
el salario más común (el modal) se ha mantenido constante pues
creció apenas un 1% teniendo en cuenta la inflación.
Creo que con esto podemos
descartar a los salarios como un factor que origine la
supuesta precariedad de nuestro mercado laboral. Puestos a hablar de un empleo de baja calidad y que nos coloque en una situación de
inestabilidad, creo que sin lugar a dudas habría que señalar a la temporalidad como el principal culpable. Vamos entonces a analizar a continuación cómo se ha comportado el empleo temporal durante
este mismo periodo:
Fuente: Elaboración propia
con datos extraídos de Eurostat
Viendo el gráfico, se comprueba
claramente que el tipo de trabajo relativamente más afectado por
la crisis fue el temporal. Algo lógico por otra parte, pues
supone un menor coste realizar los ajustes de plantillas
prescindiendo de los trabajadores con contrato temporal. Y ¿Cómo
han evolucionado los contratos temporales durante este periodo? En el
año 2007, el que fuera pico de la burbuja, el empleo de carácter
temporal llegó a suponer un 25'20% del total, mientras que en
el año 2016 alcanzó el 21'50%. Colocándose nueve años
después casi un 4% por debajo.
Entonces, ¿qué conclusiones
podemos extraer de todo esto? A la luz de los datos observados, ni
mucho menos se puede afirmar que en la actualidad el empleo
creado sea más precario que el de antes de la crisis o de la reforma
laboral de 2012.
Por tanto, ¿qué nos coloca en
una situación delicada?¿Por qué en la actualidad nos encontramos
peor que antes de la crisis? La respuesta la encontramos en la
evolución del desempleo: hemos pasado de tener una tasa de
desempleo del 8'8% en el año 2007, a otra del 16'1% en febrero del 2018. Once años después, la tasa de
desempleo es prácticamente el doble.
Una tasa de desempleo que por
otro lado, es la que hemos sufrido habitualmente en nuestra
historia más reciente. Entre los años 1982 y 1996, el paro
nunca bajó del 15% y durante la mitad de ese periodo se ubicó
por encima del 20%. El desempleo es por tanto un mal endémico
de nuestra economía: la tasa media de desempleo desde el año
1980 ronda el 17%, por lo que los bajos niveles de paro que
presentó España durante la época de la burbuja debería tomarse
como un dato coyuntural, no estructural. Como también fue
habitual padecer altas tasas de temporalidad (no ha sido
extraño que ésta se situase alrededor del 30%).
Si bien es cierto que con las
últimas reformas se ha ido flexibilizando algo más el
mercado laboral, y por ello es de suponer que estructuralmente se
reduzca el desempleo más allá de la media de los últimos 40 años
(un 17%), no nos engañemos: la dinámica del actual sistema público
de pensiones no es sostenible a largo plazo. La sostenibilidad
del sistema radica en que exista un número mayor de cotizantes
que de pensionistas, y la nueva remesa de jóvenes que deberían
empezar a trabajar para pagar las futuras pensiones no ha nacido.
El futuro que nos espera es
encontrarnos con un número cada vez mayor de pensionistas (se
van acercando a la edad de jubilación los del último 'baby boom'),
que a su vez tendrán derecho a cobrar una pensión más alta.
O lo que es lo mismo, un gasto cada vez mayor soportado por un número
menor de trabajadores. Podrá decirse que tal vez, con un elevado
crecimiento de la productividad que se mantuviese a lo largo del
tiempo, podría lograrse la sostenibilidad del sistema. O tal vez con
una llegada constante de inmigrantes (esto último resultaría
algo absurdo, pues sólo se lograría retrasar lo inevitable: los
inmigrantes también adquirirían el derecho a disfrutar más
adelante de una pensión pública).
A modo de conclusión, el empleo
en la actualidad no es más precario que en el pasado. Por
esto mismo, la insostenibilidad del sistema público de pensiones no
es producto de una caída de la calidad del empleo. Sería una
irresponsabilidad fiar la sostenibilidad del sistema a un
hipotético incremento en la productividad o llegada constante de
inmigrantes. Lo más sensato sería proceder de inmediato a la
reforma del sistema, como también a dejar de penalizar el
ahorro: que cada uno tenga la oportunidad de poder invertir donde
desee y como lo estime oportuno.
Por mi parte, esto ha sido todo
por hoy.
Un saludo y hasta la próxima.
Adenda:
Otro dato interesante y muy visual puede ser la evolución que han seguido los ingresos por cotizaciones sociales.
Fuente: Elaboración propia con datos extraídos del Ministerio de Hacienda y Función Pública.
Durante estos últimos años se han situado en máximos históricos. Pasaron de ser 90.169 millones de euros en el año 2006, a 117.243 millones de euros en el año 2016. Esto supone un crecimiento del 30'03% en ese periodo de 10 años.
Si pese a tener un paro mayor, se recauda mucho más en materia de cotizaciones sociales, pienso que queda objetivamente claro lo que afirmé -y se puede apreciar- en el gráfico inicial de este artículo: los salarios en España no son actualmente menores a los de la época anterior de la crisis o la reforma laboral, sino que por el contrario han crecido.