En su politica agresiva con China, Trump tiene parte de razón, pero...

24 de junio, 2018 1
Treinta años Economista Titulado del Banco de España. Economía internacional. Autor del blog "Decadencia de Occidente", blog sobre los estragos... [+ info]
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Trump está retorciendo al mundo como una mopa en persecución de objetivos que pueden ser razonables, pero que con sus métodos mal ponderados nos puede estrangular un poquito a todos. Por su parte, China no juega limpio con las empresas extranjeras que operan en producción en su territorio en régimen de empresas fusionadas o producción conjunta. Utiliza canales y métodos no permitidos por la OMC para exigir transferencias de tecnología e inmiscuirse burocráticamente en los objetivos y la gestión de la empresa, buscando ventajas de todo tipo en la producción conjunta. Leeemos en el Financial Times

Según la Casa Blanca, confieren ventajas injustas a las empresas chinas, representan una transferencia forzada de tecnología y penalizan a las compañías extranjeras. De ahí el enfoque en los sectores manufactureros y de tecnología avanzada de China, como la robótica, la industria aeroespacial, la maquinaria y los automóviles que se incluyen en el programa Made in China 2025. Los nuevos programas de inteligencia artificial también son objetivos. Desde automóviles y tecnologías de la información hasta tecnologías avanzadas, China exige que las empresas extranjeras participen en empresas conjuntas en las que éstas no tienen control. Su progreso en el ferrocarril de alta velocidad y vehículos eléctricos se debe en gran medida a este tipo de arreglo. El reciente establecimiento de representantes del partido en la gestión operativa de empresas estatales y privadas es una preocupación adicional. Muchas empresas extranjeras deben seguir procedimientos de aprobación que dependen de la transferencia de tecnología a empresas o gobiernos locales. Las empresas estatales pueden determinar qué bienes y servicios se suministrarán, por quién y en qué términos, y algunos sectores, como las telecomunicaciones, están cerrados a las empresas extranjeras. Todos estos arreglos violan los principios de la Organización Mundial del Comercio. En este sentido, al menos, Trump tiene razón: el liderazgo tecnológico tiene consecuencias significativas para la defensa, la fuerza industrial y el comercio. Su objetivo es castigar a China por malas prácticas de propiedad intelectual y transferencia de tecnología, y obligar al gobierno chino a cambiar su comportamiento. Sin embargo, los aranceles son un instrumento contundente. Y son polémicos y dañinos de varias maneras.

Es claro que el método es como matar moscas a cañonazos, con innumerables efectos colatelares para terceros y obviamente el comercio mundial, algo que puede hacernos mucho daño a todos. China no se va a plegar a tal tipo de chantaje, además, que puede perjudicar a EEUU, con un efecto alcista sobre sus costes internos de producción como se ha visto en el caso de los aranceles del acero, que han elevado el coste un 40%.

Ahora imagine los efectos económicos si los Estados Unidos cumplen con las amenazas por separado para elevar los aranceles sobre más de $ 180 mil millones de las importaciones del sector del automóvil y otros $ 200 mil millones de las importaciones procedentes de China. La última amenaza estadounidense supeditaría $ 250 mil millones de las importaciones estadounidenses desde China, aproximadamente la mitad del total, a las tarifas. Además, China ya no podría tomar represalias en especie porque importa solo $ 130 mil millones de bienes de los EE. UU. Podría tratar de devolver el golpe mediante el uso de herramientas de auditoría, fiscales y regulatorias para apuntar a las empresas estadounidenses en China. Ha hecho cosas similares en el pasado, por ejemplo, a Japón y compañías surcoreanas. Incluso podría permitir que el renminbi se devalúe. En esta etapa, sin embargo, los mercados globales retrocederían, y el crecimiento, los precios y el empleo de China se verían todos afectados. Es alarmante que las cadenas de suministro globales estarían en riesgo. Los aranceles de los Estados Unidos a las importaciones procedentes de China afectarían a las empresas estadounidenses que operan allí. En el caso de los semiconductores, por ejemplo, algunas empresas estadounidenses exportan primero a China para su procesamiento y prueba antes de importarlas a los EE. UU. Las consecuencias económicas y políticas de una guerra comercial son más corrosivas de lo que sugieren las simples matemáticas, y la escalada socavará la confianza empresarial y elevará los precios y la pérdida de empleos. Hay mejores formas de presionar a China que las políticas inconsistentes basadas en el capricho y el impulso. Trump debería dejar de actuar como un comerciante ambulante y, en su lugar, establecer una agenda para que sigan los países con ideas similares. También debe desarrollar una estrategia de reciprocidad regulatoria, dirigida a la propiedad intelectual específica y abusos de transferencia de tecnología. Pase lo que pase este verano, la evitación de una guerra comercial de pleno derecho con China ahora requiere una corrección marcada del rumbo por parte del Sr. Trump, que parece no estar dispuesto a hacer.

En suma, intentar manipular el comercio mundial a tu favor no es tan sencillo. Cierto es que el mercado puro y desinteresado no existe, pero llenar el mundo de aranceles y represalias, se parece mucho a prescindir de cualquier tipo de reglas, lo que será beneficiosos a los que, como China, ya tienen la práctica de un mercado interno manipulado por la burocracia cuando a ésta le apetece. Las consecuencias serán dolorosas para todos. Es como una aumento de los impuestos sobre la producción mundial, que lógicamente sólo puede llevar a una contracción y un aumento del paro. 
Probablemente es lo que tendremos, aparte de otros desequilibrios también de origen trumpiano, como los efectos de su policy mix monetaria fiscal que no puede acabar bien. Un aumento tan gigantesco de déficit al 5% anual, con una contracción monetaria probable, no puede más que agravar y extender los problemas que ya está causando en los paises emergentes con la subida del dólar y la deuda de éstos denominada en esta moneda. N

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