Otra de las virtudes de operar a corto plazo, siempre que hayamos dado con una operativa ganadora, es que disfrutas más de los beneficios. Por lo menos en mi caso.
De mi cartera de largo plazo nunca saco capital, al contrario, lo aumento, ya sea incluyendo valores nuevos ya sea aumentando las posiciones que ya poseo en cartera ya sea añadiendo capital a los fondos que poseo. Por cierto algún día hablaré de la tan denostada por algunos promediación (existe esta palabra?) y de los excelentes resultados que me ha dado su paciente aplicación y de la apuesta que mantengo en este sentido con BBVA desde 2010.
Pero con mi cartera de corto plazo eso no pasa. La descapitalizo una vez al año, a principios, cuando procuro que la cartera esté en total liquidez. De esta liquidez detraigo un 25-35 por ciento de los beneficios obtenidos ese año, capital que me gasto en placeres (viajes, electrónica, ropa...) o regalos para o con las personas que más quiero. Me hecho la promesa de, si la cosa sigue así, donar un 10 por ciento de este capital a Cáritas, que además desgrava, pero aún no he llegado a tanto.
Alguien dijo, creo que Kostolany, que los beneficios de bolsa no se disfrutan nunca. En mi caso, gracias a esta cartera de corto, no es del todo cierto.