Esta semana me sorprendió ver en El Economista, dos noticias
en portada (una debajo de otra) relacionadas con el oro. No suele haber
mucho ruido en la prensa económica sobre el oro y de ahí mi asombro.
Por un lado estaba un artículo sobre Marc Faber donde se describía su total desconfianza hacia la situación actual:
"veo una burbuja en todo lo que se relaciona con el sector
financiero... Tenemos una enorme burbuja en la deuda, y es cada vez
mayor". Sobre las inversiones que recomienda Faber reconoce estar
apostando por los bonos estadounidenses y por el oro.
Justo debajo de esta noticia, se leía el potente titular "Hay que comprar oro para cuando los mercados acaben este juego", salido de la boca de otro
de los inversores más conocidos, Jim Rogers. Su opinión: hasta que los
bancos centrales se den cuenta del gran error que cometen con sus
políticas de expansión monetaria, hay que cubrirse las espaldas. "¿Cómo?
Comprando oro y otros metales preciosos".
Estas noticias además,
han sido publicadas en una de las semanas más negativas para el oro
donde, las pocas cifras económicas que se han dado a conocer no han
conseguido impulsar su precio.
Uno de los eventos de la semana
era la publicación de las actas de la Fed, con los detalles sobre su
última reunión. Estos mostraban claramente el interés y la esperanza de
terminar con el programa de compra de activos mensual de 85.000 millones
de dólares. El precio del oro
cayó pocos minutos después por debajo de los 1.250 dólares la onza y no
ha conseguido recuperarlos desde entonces. Analistas técnicos comentan
que la tendencia a la baja ha roto los soportes clave y los bajistas
siguen al mando del mercado. Una ruptura por debajo de los 1.208 dólares
la onza enviaría a los precios rápidamente por debajo de los 1.200
dólares.
Está siendo cada vez más evidente que toda la actividad bajista en el mercado del oro
tiene su opuesto alcista en la bolsa estadounidense. Esta semana el Dow
Jones ha tocado por primera vez en la historia los 16.000 puntos. "No
es tanto una cuestión de opinión, sino una cuestión de reasignación. Los
gestores de capital no pueden seguir manteniendo posiciones en activos
como el oro cuando el DJII está batiendo nuevos records y la
rentabilidad en los bonos a diez años se mantiene por encima del 2,7%",
dice Carlos Pérez de Marex Spectron.
Para los inversores en
dólares, el oro se encuentra a un 5% del mínimo en tres años alcanzado
el pasado junio (1.182 dólares la onza). Para los inversores en euros,
el oro cotiza actualmente a tan solo un 2%.
El viernes por la tarde se estableció un fixing de 1.246,25 dólares la onza (-3.19%).
El Fixing de la plata ha situado al metal a las 12am en los 19.93 dólares la onza (-3.42%).
Y para terminar con el tema de inversores mediáticos, el mayor "bull"
del oro, John Paulson también ha sido noticia esta semana. Tras haber
reducido a la mitad su exposición al oro en el gigante SPDR Gold Trust
después del desplome de primavera, Bloomberg informa de que la posición
de Paulson se ha mantenido intacta entre julio y octubre. Sin embargo,
admite a sus clientes que no compraría oro actualmente. Y eso es un
reflejo de la situación actual: está siendo difícil para todo el mundo
encontrar razones para invertir en oro. ¿De verdad? "Qué hay de un
seguro, de Lehman Brothers o de los altos niveles de deuda occidental?",
dice Adrian Ash, analista jefe de BullionVault. "Puede que una póliza de seguros no sea rentable cuando nada va mal. Pero no significa que no la necesites".