Así lo define la RAE, “Riesgo: Contingencia o proximidad de un daño”. Claro y sencillo. “Es un acto que nos predispone ante un posible acontecimiento negativo o perturbador”.
Pero, ¿es un acto objetivo o subjetivo?. No soy especialista en psicología pero entiendo que existen ambas casuísticas. Podemos percibir un riesgo basado en actos verídicos o contrastables o, por contra, podemos percibir la posibilidad de una contingencia negativa simplemente basándonos en supuestos absolutamente subjetivos que sólo habitan en nuestro subconsciente.
Como ya hemos citado alguna vez, Jacobo y yo trabajamos como gestores patrimoniales en la agencia de valores Qrenta. Es norma de la casa realizar, con cierta frecuencia, realizar charlas para aquellas personas que aún no nos conocen o bien que hace son clientes.
En el año 2012 en plena vorágine de desaparición del Euro, el hundimiento de la banca, la expulsión de los países de la periferia o el advenimiento del Armageddon, con la finalidad de tranquilizar a todos nuestros clientes indicándoles que teníamos nuestra propia Arca de Noé que contemplaba soluciones a las posibles contingencias que fuesen aconteciendo; se nos ocurrió realizar estas charlas en nuestra sede (recuerden La Casa Comalat) en grupos de 50/60 personas. Creíamos que con 4/5 sesiones cubriríamos a los más inquietos y el resto, con una misiva explicativa, podríamos tranquilizarlos.
Finalmente fueron más de 12 sesiones, alguna de ellas se realizó en sala de actos ajenas para dar más cabida dada la demanda existente. Más de 1,000 personas vinieron a escuchar cuál era nuestra percepción del riesgo en aquel momento y cuál era nuestro plan de actuación para evitarlo.
No me atrevo a decir si lo que ocurría en aquel momento era objetivo o subjetivo, lo que es cierto es que la gente estaba en alerta ya que intuía la proximidad de un daño (en este caso era financiero lo que no le quitaba ni un ápice de dramatismo ya que se trataba en muchos casos del ahorro de toda una vida de esfuerzo).
Nuestro equipo de gestión ideó un plan de emergencia en tres niveles para ir cubriendo posibles actuaciones que contemplaban desde las desinversiones para estar en liquidez hasta la de transferencia a banca americana y conversión en dólares en caso de contingencia real de la moneda. Es decir, un equipo de profesionales estaban preparados para cubrir posibles etapas de un supuesto colapso del sistema financiero europeo. Los clientes en su mayoría se advinieron a darnos la confianza que, aunque no nos creíamos los escenarios catastróficos, estábamos preparados para adelantarnos a los acontecimientos.
Es conocido por todos que el escenario finalmente fue mucho más laxo de lo que muchos agoreros predicaban (entre ellos el Sr Paul Krugman idolatrado por cierto sector de clara afinidad ideológica) y que bastó una sola frase del Sr Draghi para que las cosas fuesen, de nuevo, por los cauces adecuados y de los que nunca debían haber salido.
Les he presentado este relato de hechos pasados porque esta misma semana hemos vuelto a realizar una pequeña charla dando nuestra visión actual de la situación y explicando nuestro proceder en las circunstancias actuales. Hemos explicado a clientes y futuros clientes que la agencia está especializada en gestión de renta fija y que desde 2010 realizamos una apuesta por elMAB, un mercado de renta variable mucho más cercano y que nos permite un seguimiento de las compañías donde invertimos con mucho más detalle que no las grandes corporaciones cotizadas en mercados superiores.
También hemos destacado en este blog (aquí y aquí recientemente) que las compañías que quieren salir a cotizar a este mercado tienen un proyecto expansivo y que necesitan el dinero para crecer, básicamente, en el exterior. Es, por lo tanto, lo que podríamos considerar un “capital riesgo” cotizado, que a diferencia del tradicional, la desinversión puede ser mucho mas sencilla y rápida.
Estos cuatro años que les comentaba en los que la agencia había apostado por este mercado como posibilidad de encontrar valor en primeras etapas han sido una “travesía por el desierto”. Hablar de MAB era hablar en chino mandarín. Era algo absolutamente desconocido y que el receptor tenía la percepción de que aquello era algo exótico. Y no crean que solo en inversores de tipo medio. Institucionales con gran capacidad inversora eran muy poco receptivos a la hora de aceptar este tipo de inversión como diversificadora de su portfolio (algo también contribuyó, el propio mercado con algún caso desastroso de colocación de deuda. Todo sea dicho).
Volviendo a la reunión que les comentaba de esta semana me chocó en sobremanera que en menos de 2 años el cambio de actitud de los clientes había sido de 180 grados. En las reuniones de 2012 la gente preguntaba si creíamos conveniente sacar el dinero del banco y guardarlo en casa (bajo el colchón tendemos a decir) o abrir cuenta en Suiza o Luxemburgo para estar ajenos al sistema bancario europeo. La gente temía por sus ahorros. En 2014, la gente pregunta como se puede invertir en MAB desde su propio banco.
Sé que somos un país de extremos. Vamos del blanco al negro sin pasar por los grises. Pero eso no quita, como observador del mundo de las finanzas, que todavía me asombre como la gente ha pasado de llevarse el dinero a casa a querer saber como puede poner sus ahorros en acciones delMAB. No aprendemos.
Aquí somos reiterativos y pesados, pero es nuestra función. Si cuando hubo riesgo confiaron en profesionales independientes para ayudarles a crear un plan de contingencia, ahora que la percepción del riesgo ha saltado por los aires deben hacer absolutamente lo mismo: dejarse llevar por personas que velan por sus intereses y que jamás permitirían que, por mucho que este mercado esté de moda o que las revalorizaciones hayan sido espectaculares a lo largo del 2014, la parte de su patrimonio que se ha dedicar a esta tipología de inversión sea más allá de un 20/30%de su patrimonio total, siempre y cuando el test de idoneidad así lo recomiende.
No le tengan miedo a los mercados, pero sí mucho respeto: son traicioneros si te pillan con la guardia baja. Y como les decimos siempre: consulten con un especialista que trabaje para Ud., les ayudará a controlar al máximo posible el RIESGO.
Sean felices.