Ayer, el rey superó por varias varas de medir a nuestros politicastros, demostrando que se pueden decir otras cosas tomando la realidad de frente.
No se pueden decir las cosas más escuetamente, con tanta precisión como energía. Casi parecía estar abroncando a Rajoy porque le había fallado. Le abrió la puerta sin disimulo, a que aplique el 155, y todos los medios legales de que dispone.
No tenemos un gobierno y estamos a punto de quedarnos sin estado, pero tenemos un gran rey. Es para cualquier congratularse. Yo al menos, no lo sabía.
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