El Nueva York de la gran depresión

Hace 80 años, la ciudad que nunca duerme, la ciudad de los rascacielos o la gran manzana como se conoce popularmente a la ciudad de Nueva York no era muy distinta en esencia a la actual. Los rascacielos, las luces, las grandes avenidas, los automoviles, su puerto, el principal de los Estados Unidos durante el siglo XIX con sus oleadas de inmigrantes hacian de Nueva York una gran ciudad cosmopolita y de variadas culturas. Las míticas imágenes cinematográficas de la película King Kong cuando Ann Barrow, actriz desempleada en situación muy desesperada, roba una fruta en una tienda o la del gigantesco simio trepando por el recién inaugurado Empire State Building con un paisaje fastuoso y grisáceo a la vez se podria considerar el reflejo de la gran depresión en 1933 remarcada en esa oscuridad del blanco y negro. 

La inauguración del glamuroso edificio en 1931 por el entonces presidente Hoover contrastaba con las numerosas chabolas del desgarbado Central Park o de zonas perifericas industriales formando poblados chabolistas, popularmente llamados las Hoovervillas, reflejo de la situacion económica del momento cuyo nombre señalaba de modo sarcástico al presidente norteamericano como máximo responsable indirecto de la crisis. Con el declive del famoso Vaudevil, espectáculo de variedades de origen francés que se popularizó en los Estados Unidos a comienzos del siglo pasado, tambien vino el declive económico y el posterior crack bursátil que derivó en una depresión económica sin parangón. Los datos macroeconómicos de entonces son difíciles de dar con exactitud por la falta de la maquinaria estadística en aquella época pero es sabido que aproximadamente un tercio de la población activa estaba desempleada en los momentos más criticos de la depresión, es decir entre 1930 y 1933, cifras de desempleo astronómicas impensables hoy día en los Estados Unidos.  Asimismo las quiebras bancarias eran numerosas por la fata de regulación durante los años de bonanza y los desahucios eran masivos como consecuencia del enorme desempleo. En 1930 se cree que habian 300.000 parados en Nueva York, 800.000 en 1932 y un millón y medio en 1933. Poco a poco el Hooverville del Central Park se iba poblando cada vez más con familias del Bronx y Brooklyn que sencillamente habían sido desahuciadas de sus viviendas porque no podían pagar el alquiler o la hipoteca bancaria. Las ayudas sociales no estaban implantadas como lo estan en la actualidad por lo que hubo que hacer algo urgente al respecto y fue el establecer numerosos comedores de beneficencia.  El contraste de clases sociales era evidente en las cercanias de Central Park, lujosos apartamentos pertenecientes a las clases acomodadas con vistas a las chabolas de la clase indigente como consecuencia del tsunami económico. Hay situaciones que nunca cambian con el paso de los años.

De sobra son sabidos los acontecimientos de aquel octubre de 1929 con el jueves negro como remate final de aquellos días de incertidumbre y pánico que dieron origen a la gran depresión. Un 3 de septiembre de 1929 el Dow Jones señalo el techo de mercado, techo que no se volvería a reflejar en los paneles de Wall Street hasta 25 años más tarde. La euforia bursátil era enorme pero a decir verdad la economía ya se había degradado meses antes tal como menciona John Kenneth Galbraith en su libro el crash de 1929, quizás el mejor libro escrito sobre esos acontecimientos.

En el centro financiero de Wall Street el electrocardiograma del crack del 29 se tradujo básicamente de la siguiente manera

Las consideradas tres patas del mayor crack bursatil de la historia formaron una figura de zigzag elongado. La primera fue el propio crack del 1929, la segunda fue el rebote de 1930 y la última fue toda la tendencia bajista de dos años de duracion, 1930-1932. En Julio de 1932 la bolsa de valores no valía prácticamente nada, los 41,22 puntos del Dow Jones eran el reflejo de los valores desplomados con las consecuentes ruinas financieras y bancarias, en cambio eran también una mina de oro para los que se posicionaban comprados en esos momentos.

Sabemos que las comparacion son odiosas pero vale la pena analizar el punto de vista que hace el analista responsable del siguiente gráfico acerca de donde estamos en la actualidad y adonde vamos usando el grafico global de la gran depresión.

Desde septiembre de 1929, techo de la euforia de los años 20 hasta febrero de 1937, techo del mercado alcista que prosiguió al suelo de 1932, transcurrieron 7,5 años. En 1937 se retiraron los estimulos del New Deal con la consecuencia directa de un mercado bajista de otros 5 años de duración aunque mucho menos violento que el anterior.

Yéndonos ya a la rabiosa actualidad, la simple figura tecnica de un presunto triángulo expansivo en formación sigue estando latente, con unos intervalos temporales de 7 años entre sus puntos de referencia según un gráfico que elaboré hace algunos meses a modo de hipótesis. 

Los detonantes de una bomba de relogeria en potencia y que podria estallar en cualquier momento estan encima de la mesa, basta con ver fríamente el siguiente gráfico. Deudas totales, publicas y privadas, de estas proporciones en los principales paises y áreas del mundo no pueden traer nada bueno a los mercados.

En 1929 la devastadora onda C del zigzag elongado puso punto y seguido a una crisis sistémica que finalizó con la segunda guerra mundial. En la actualidad no habrá ninguna guerra casi con toda seguridad pero el análisis técnico dice que en este tipo de formaciones triangulares expansivas puede aparecer una onda bajista devastadora, no sabemos si poniendo punto y seguido o punto final a una crisis sistemica que arrancó en el año 2000 para unos y en 2007 para otros. 

Una cosa esta clara, afortunadamente para todos el Nueva York de la gran depresión no volverá pero la situación económica sería peor que en 2002 y 2007 si viéramos al Dow Jones regresar a los 5.000 puntos tal como sugiere el análisis técnico.