Se cuenta que en la oscura Edad Media, en los monasterios de frailes y monjes, que era donde se encerraba todo el saber científico de la época, tanto los filósofos como los alquimistas, que venían a ser lo mismo, tenían por objetivo principal en sus investigaciones encontrar la piedra filosofal. La piedra filosofal que no parece que llegaran a encontrar, pero que no era una verdadera piedra fisica, sino una fórmula que aplicando las leyes de la física y la química, les permitiera convertir cualquier metal en oro, y en especial se afanaban en conseguirlo con el plomo que parece que era el metal que más posibilidades ofrecía.
Y es que en aquellos entonces, que se alimentaban a base de cerdo todos los días del año, menos los viernes de cuaresma que descansaban del gracioso animal, ya comerse un buen arroz caldoso con carabineros debía salir caro, y hombre, si conseguían fabricar oro pues les ayudaría mucho en su forma de comer, de vestir y de divertirse.
Pues yendo al grano, hace más de 4 años que empezamos a publicar artículos de temas de inversiones y nada más empezar sacar los artículos públicamente, adoptamos un lema que venimos repitiendo y reafirmando, de que las Bolsas son impredecibles. Pues bien, según vemos en el día a día, son impredecibles en el tiempo, ya que nunca sabemos cuánto va a durar una subida, o cuánto va a durar un lateral, o cuánto va a durar una bajada. Pero también son impredecibles en la forma de evolucionar, esto es, si una recuperación como la que ha surgido desde mitad de marzo, lo hará en V, en V asimétrica como dijeron en la Tele unas señoras muy bien peinás, será en L, en W, en fin cualquier letra o figura nos puede servir de modelo o ninguno, otra cosa será acertar en su evolución, que cada vez nos sorprende por diferente. Pero también es muy difícil acertar en la intensidad de las caídas o recuperaciones, así por ejemplo, las velas de las caídas de febrero y primera quincena de marzo del 2020 han sido enormes, lo que no suele ser habitual, pero es que la sorpresa es continua por más tiempo que llevemos en los mercados y por más que estudiemos su posible evolución.
Aunque para adelantarnos a los movimientos de la bolsa tratamos de buscar similitudes con épocas anteriores, en cuanto a PER, forma de la subida o de la bajada, duración de los movimientos, secuencia de las velas, etc, etc, es dificilísimo que encontremos dos movimientos iguales o similares.
No obstante, si hay un fenómeno exterior al funcionamiento de los mercados, que a lo largo de los años he venido observando y es cuando los movimientos alcistas están llegando a la cresta de la ola, siempre surgen grandes titulares que se publican al unísono en varios medios, nacionales e internacionales, dando por seguro que se alcanzaran ciertos niveles, ya que se han dado cuenta de lo barata que está la bolsa. Os cito varios ejemplos:
El Nikkei a 40.000: A finales del año 1.989 y principio del 1.990 el Nikkei se movía cerca de 39.000 puntos y ya se publicaba la próxima superación del nivel 40.000 puntos, pues Japón había encontrado la fórmula mágica (piedra filosofal que venimos diciendo) de crecer en PIB y en productividad eternamente. La burbuja inmobiliaria era enorme y en los telediarios nos sacaban los hoteles nichos, que recientemente han vuelto a sacar esas imágenes, no sé si actualizadas o las han sacado de archivo. Los coches japoneses se vendían en todos los sitios del mundo como los churros de mi pueblo, donde llegaban cargados de desarrollos tecnológicos, más que los competidores y más baratos. Otro tanto pasaba con los equipos electrónicos de sonido o fotografía, que eran buenos, bonitos y baratos.
En fin, el final de la burbuja perfecta, pues la subida de los años anteriores había sido en vertical como se puede ver en el grafico anterior, y los motivos para seguir comprando no se acababan pues tanto desarrollo tecnológico y crecimiento de la productividad hacían todavía barata a la Bolsa de Tokio. No comento la evolución posterior porque se aprecia fácilmente en el gráfico que os dejo más arriba.
El Oro a 2.500 dólares: Pero no hablo de la subida actual, sino del verano del 2011, cuando llegó a valer en torno a 1.900 dólares y por supuesto el nivel 2.000 se daba por superado, incluso se llegó a hablar de 2.500 dólares. Han pasado 9 años y efectivamente se ha llegado a 2.000 dólares, aunque como leía en un comentario en Inbestia hace unas semanas, el oro siempre vale lo mismo, y es el dólar el que vale menos. Bueno, digamos que algo de razón lleva el citado comentario.
Lo mismo ha pasado con el DJ Industrial que en enero de este 2020 ya se estaba esperando que superara el 30.000 o el DAX 30 el 14.000.
Por no hablar del crudo que en el verano del 2.008 se aproximaba a 150 dólares y ya se anunciaba que llegaría, para final de año, a 200 dólares por barril.
Otro caso, que está sin estallar es el de Apple, que en la semana del 23.03.2020 hizo un mínimo de 212,04 dólares y hoy viernes está encaramado en los 490 dólares, con la particularidad de que los CHVAs están totalmente sobrecomprados como no recuerdo haberlos visto nunca, y los volúmenes dejan mucho que desear para tanta subida. En artículos anteriores hemos tratado el tema del bitcoin o de los tulipanes holandeses y ya sabemos que las comparaciones son siempre odiosas, pero que a este paso se llevan el valor de la empresa a 3 billones de dólares y se quedan tan panchos, pues los 2 billones ya los ha superado con la normalidad del que va al bar y pide unas cañas y una de gambas.
Y es que cada vez que en una economía o valor encuentran la piedra filosofal, aquella que hemos dicho que permitía a los alquimistas de la edad media convertir a los metales en oro, tenemos que empezar a recoger velas, pues se nos acerca una gran tormenta. Si al anuncio de la prensa, se suma la televisión, que jamás en condiciones normales saca 1 minuto para tratar de las Bolsa, pues la tormenta perfecta está a la vuelta de la esquina.
Para acabar desde Zona de Bolsa os queremos dejar dos reflexiones:
La primera, será verdad que últimamente las empresas punteras del Nasdaq han encontrado la piedra filosofal y por eso suben y suben sin importar el Covid-19, ni la falta de dinero de contratación, que cada semana se queda más escaso a medida que avanza el verano y la subida.
La segunda, los que vimos las bolsas europeas caras en la primera quincena de julio y nos fuimos a fondos monetarios, y en Bolsas USA dejamos unas posiciones residuales en RV, si habremos acertado o teníamos que haber apurado más la jugada, que todavía no está acabada. En nuestra pagina explicamos con mas detalle este tema.
Pues, bien espero que os planteéis si son adecuadas las anteriores reflexiones.
Desde esta hoja semanal, solo me queda recordaros que extreméis los cuidados propios y de vuestras familias, que el bicho está soportando estoicamente el calor y está cogiendo fuerza para el otoño que le tenemos a la vuelta de la esquina.
Nuestro lema sigue siendo: Las Bolsas son impredecibles, pero no anárquicas.