El Jinete de la Guerra

25 de abril, 2012 0
Director de Inversiones en Metagestión. Inversor "value" y seguidor de la Escuela Austriaca de Economía.
Director de Inversiones en Metagestión. Inversor... [+ info]

La semana pasada vimos cómo el sector público, caracterizado como el "Jinete de la Victoria" en nuestro particular Apocalipsis, ha ido ganando tamaño y poder a lo largo del último siglo. Hoy conoceremos cuál es su principal arma para conseguir estos objetivos.

Si lo recuerdan (para el nuevo lector aquí tiene el enlace), en la segunda entrada de este blog, comentamos de manera sencilla cuál es la forma actual de operar de los bancos. En concreto, vimos en qué consistía el concepto de "reserva fraccionaria". Hoy, profundizaremos más en el tema.

Por tanto, el sistema bancario será nuestro segundo jinete: "El Jinete de la Guerra".


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"O Cavaleiro da Guerra" (http://marcosantos.artelista.com)


"Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande."Apocalipsis, 6. 3-4


Comencemos explicando en qué consiste la expansión monetaria que llevan a cabo nuestros bancos. Imagine que deposita 100.000 euros en su banco. Como ya sabemos, el banco puede legalmente prestar una parte de nuestro dinero (sin nuestro consentimiento) a un tercero. Supongamos que se le permite al banco disponer de, como máximo, el 90% de lo depositado. Entonces, ese tercero podrá recibir 90.000 euros en forma de préstamo para financiar, por ejemplo, un proyecto empresarial. Ahora bien, estos 90.000 euros no se quedan flotando en el limbo. De hecho, terminarán depositándose de alguna manera en otras entidades bancarias. Para simplificar, imaginemos que se depositan en un solo banco. Este nuevo banco, podrá prestar 81.000 euros (de nuevo, el 90% de lo depositado) a otro nuevo cliente. Éste, a su vez, los depositará en otra entidad bancaria, que podrá prestar hasta el 90% de los 81.000 euros. Y así sucesivamente. 

No se preocupe. No vamos a seguir la serie ad infinitum. Si sumamos todos los préstamos del ejemplo, llegamos a un total de 900.000 euros. Por tanto, nuestro deposito inicial de 100.000 euros, les ha permitido a los bancos crear hasta 900.000 euros... ¡¡Se ha multiplicado nuestro dinero por 10!! ¿No le recuerda a cierto milagro bíblico?

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Mosaico bizantino hallado en Tabgha


Veamos, a continuación, una serie de gráficos que ilustran lo comentado anteriormente. En el primero de ellos, podemos comprobar la impresionante expansión crediticia que llevaron a cabo la mayoría de economías occidentales desde 1999. 

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A primera vista podemos sacar dos conclusiones muy valiosas. La primera es, que en España, la concesión de préstamos es aún más acusada que en el resto de economías presentes en el gráfico. La segunda, que Alemania no vio crecer prácticamente nada el crédito en ese tiempo. 

Quizás, sea aún más clarividente observar la evolución de la tasa de variación anual de la concesión de préstamos.

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Fuente: Natixis


Efectivamente, vemos ahora de manera más clara, lo que se intuía en el primer gráfico. El crecimiento de la concesión de nuevos préstamos en España, se va acelerando conforme nos acercamos a los últimos años de burbuja, hasta registrar en el máximo (años 2006-2007) un 25% de crecimiento anual. El resto de economías, con la excepción ya comentada de Alemania, vivió tasas de crecimiento superiores al 10% en los años de mayor euforia. 

Esta expansión crediticia permitió un fuerte crecimiento económico durante unos años. Los años de burbuja, se tradujeron en un incremento espectacular de los ingresos fiscales recibidos por el sector público. Para quien quiera profundizar en el tema, le recomiendo el estudio realizado por el Instituto Juan de Mariana, titulado "España: en la cola del paro y a la cabeza de impuestos".

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No debe sorprendernos, por tanto, que las economías que vivieron una burbuja inmobiliaria más pronunciada, fueron las que gozaron de un mayor incremento de la recaudación tributaria. Importante fijar la vista nuevamente en Alemania. Ya vimos que en los años de burbuja, este país no tuvo prácticamente ninguna expansión crediticia. Pues bien, esto se tradujo, como podemos observar, en un aumento insignificante de los ingresos tributarios.

Y ahora, por fin, entenderemos cómo se aprovecha el sector público de la expansión crediticia. Nuestros gobiernos podrían optar por hacer dos cosas con los mayores ingresos: poner en orden las cuentas públicas o aumentar el tamaño del sector público. El siguiente gráfico no deja lugar a dudas de qué camino siguieron.

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Fuente: Instituto Juan de Mariana


Todo va bien. Se subvenciona todo lo imaginable. Se aumenta la plantilla de empleados públicos año tras año. Los inmigrantes son bienvenidos. Se aceptan todas las propuestas "sociales" de los sindicatos. Se aprueba cualquier proyecto, por muy descabellado que sea. Todo es de color de rosa. Sin embargo, y como gusta decir a los economistas austriacos: cuando termina la borrachera llega la resaca

El pinchazo de la burbuja pone fin al crecimiento (insostenible) de las economías. La recaudación tributaria cae con fuerza. Afloran "inexplicablemente" déficit abultados en muchas economías. Los gobiernos reaccionan, primero, aumentando la deuda pública para poder mantener este gasto público. Pero como sabemos, llega un momento en que los inversores se "cansan" de financiar barato este despilfarro y exigen más intereses. Si no se puede devaluar la moneda (otra de las herramientas favoritas de los políticos), entonces vienen las subidas deimpuestos (todo vale antes de reducir el peso del sector público). La prensa, los gobernantes y los ciudadanos, culpan a los "malvados" especuladores por no querer financiarnos y "obligar" al gobierno a subir los impuestos. Y sólo entonces, cuando ya no queda más remedio, se inician los recortes públicos. Eso sí, siempre consolidando un nivel más elevado al de antes de la burbuja, que para algo es el "Jinete de la Victoria".

La próxima semana les presentaré a nuestro tercer jinete: "El Jinete del Hambre".


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