Cuando las fuerzas demográficas y la necesidad de fondos obliguen a muchos inversores a vender —oferta—
y el actor principal del mercado deje, por imposibilidad práctica, de comprar —balance desmesurado y escasa efectividad, demanda—.
Algo factible que aunque no tiene por qué suceder de manera inmediata, cada vez estamos más cerca de que se concrete.
Es cierto que, hasta ahora, cualquier apuesta por la materialización de este ‘apocalipsis’ ha hecho perder mucho dinero a sus promotores.
Luchar contra los bancos centrales es lo que tiene. Pero recuerden, en la ‘teoría de la avalancha’ es la liviandad del último copo el que provoca el desastre.
Imposible predecir el punto y hora del colapso, pero este llegará antes que pronto.
Nunca tan pocos concentraron tanto poder, autonomía y capacidad de decisión,
llegado el momento será un pequeño soplo o rumor, el que sirva de detonante
y ponga fin al al actual espejismo, y abra las puertas a una nueva era económica.
El mercado parece extrañamente similar a los días justo antes del crash de 1987
Los asesores financieros y estrategas de mercado por lo general advierten a sus clientes que el comportamiento pasado del mercado no es una guía fiable para futuros movimientos. Pero cuando superponemos el gráfico actual del índice S&P 500 con el índice en 1987 - justo antes del crash - entran "escalofríos".
(Dow Jones sufrió su mayor pérdida porcentual diaria en la historia, desplomándose el 22,6% de su valor. El S&P 500 también se estrelló.)
http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/el_mercado_parece_extranamente_similar_a_los_dias_justo_antes_del_crash_de
LA BOMBA QUE HELARÁ EL MUNDO
(A partir de minuto: 12.20)
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