Vivimos una época apasionante. Los avances de la Humanidad son espectaculares, el mundo es global y miles de millones de personas participamos de ello. El desarrollo llega a cada vez más partes del mundo y los avances no son exclusivos de un grupo de países.
Hoy en 10 años se avanza más que antes en 100 y nuevas noticias nos sorprenden cada día.
Y sin embargo, sólo se ve desconfianza y dudas.
En vez de sentirnos plenos por estos avances sólo miramos lo negativo. El miedo nos está paralizando y no vemos las oportunidades. Esta época será recordada por muchos como la de las oportunidades perdidas. Empresas globales a precios ridículos por culpa de fantasmas de todo tipo. Fines del mundo cada semestre. Y los inversores acogotados de susto.
Cuando esto pasé, que pasará, los que no se hayan dejado llevar por el miedo recogerán sus frutos.
Pero claro, en eso consiste el ser inversor de verdad. En ser una persona capaz de asumir retos y soportar la incertidumbre a cambio de futuro. Y si no, seguiremos siendo siervos de la gleba.