Desde el comienzo de los disturbios financieros, particularmente con la guerra, el dólar ha ido escalando posiciones no vistas desde hace tiempo.
El gráfico representa la cotización de un dólar en términos de euros. La subida es subida del dólar. Como ven, la guerra genera incertidumbre y el dólar es un refugio comparado con otras monedas.
Además, la rentabilidad de la renta fija en EEUU se ha desmarcado sensiblemente de otros países, como se puede ver en el gráfico abajo en comparación con Alemania.
En suma, todos los motivos se conjuran para hacer subir el dólar. La cotización de una divisa está determinada por la suma neta de fondos corrientes y financieros que determinan la balanza de pagos. Un déficit comercial hace bajar la divisa, pero el flujo que financia ese déficit la hace subir. Un mercado de divisas está por eso continuo movimiento, movido por fondos de todos los vencimientos, desde el contado al plazo más largo. Por eso es tan difícil especular en una divisa. Pero a largo plazo sí se pueden ver tendencias, y hoy mismo la Guerra determina un fuerza positiva para el dólar, dado a demás el estado sempiterno de duda del euro. Si además ofrece mayor rentabilidad...
A EEUU le favorece una subida del dólar para abaratar sus importaciones, y así restar impulso a la inflación. La FED tomará cuenta de esto, pues quizás prefiera un tipo de interés más alto y un dólar más bajo. En todo caso, la FED no puede configurar tantas expectativas, y lo que le importa es reducir el ritmo del PIB nominal a medio plazo, aunque ella no lo diga así.
En la grafía siguiente vemos claramente que el PIB nominal “se le ha escapado” a la FED desde el fin de la pandemia, lo que ciertamente obliga a la FED a reconducir la desviación para volver a la senda anterior, Lo que no dejará de hacer heridas en el PIB real, incluso recesivas, no sólo en la inflación. Pero su derrape anterior lo hacen casi inevitable.