La resaca generada por el Banco Popular, intervenido este miércoles por el Mecanismo Europeo de Resolución y adjudicado al Banco Santander por la testimonial cifra de un euro, ha desatado el pánico entre aquellas compañías que se encuentran en situación financiera complicada. Está claro que lo sucedido esta semana con el Banco Popular no se va a olvidar rápidamente, especialmente para los accionistas y bonistas de éste, por lo que los inversores no quieren jugársela de nuevo y han empezado a deshacer posiciones de forma masiva en aquellas empresas que se encuentran en problemas, tales como Liberbank, Prisa, OHL, Duro Felguera o Pescanova entre otras.
El primer y más directo damnificado de esto ha sido la entidad financiera Liberbank, banco resultante de la fusión de los negocios bancarios de Cajastur, Caja de Extremadura, Caja Cantabria y Banco Castilla La Mancha, y que en las últimas sesiones se ha desplomado más de un 40%. Hasta mediados del pasado mes de mayo la entidad financiera era una de las empresas que más se había revalorizado, pero como hemos visto en estos últimos días, la situación se ha revertido por completo.
Los expertos del sector financiero señalan que es una de las entidades que mayor exposición tiene a activos inmobiliarios tóxicos. Además de la venta masiva de accionistas minoritarios que no quieren verse en una situación similar a la del Popular, se están tomando fuertes posiciones cortas en el valor, lo que está contribuyendo a amplificar la caída bursátil.
A pesar de la complicada situación por la que está atravesando Liberbank en las últimas jornadas bursátiles, la Corporación Masaveu (cuarto mayor accionista de Liberbank), comunicó a la CNMV que había incrementado su participación en el banco hasta el 5,6%. Del mismo modo, Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank, también comunicó al regulador que había adquirido de forma directa 80.000 acciones así como 129.00 acciones por derechos futuros, lo que se traduce en un aumento de su participación en el banco hasta situarla en el 0,048%.
Prisa, compañía presidida por Juan Luis Cebrián, también ha sufrido los efectos de la intervención del Banco Popular. En lo que llevamos de año sus acciones se han devaluado cerca del 60%, y el jueves fue una jornada aciaga para el valor que llegó a perder más de un 15%. La situación de la empresa propietaria de la Cadena Ser o El País es realmente complicada, con una deuda de 1.481 millones de euros que la sitúan en una situación muy delicada. Su deuda, que llegó a estar por encima de los 5.000 millones de euros, le obligó a desprenderse de una serie de activos estratégicos como Ediciones Generales o Digital Plus entre otros.
Pero es que además el 31 de diciembre del próximo año Prisa deberá hacer frente a un pago a sus acreedores por importe de casi 1.000 millones de euros, liquidez de la que ahora mismo no dispone y para lo cual ha puesto en venta otro de sus buques insignia como es la Editorial Santillana.
Existe un dicho tradicional que dice “a perro flaco todo son pulgas”. Pues bien, esto es exactamente lo que le está sucediendo a OHL. Y es que a las investigaciones que está sufriendo la compañía por posible corrupción, hay que sumar el hecho de que en caso de quiebra o rescate, los accionistas van a ser los grandes perdedores. Teniendo como recordatorio lo sucedido en Banco Popular, muchos accionistas han tomado la determinación de deshacerse de sus acciones para evitar posibles problemas futuros.
OHL es una de las entidades cotizadas en bolsa con mayor porcentaje de bajistas (según los últimos datos un 8,130% del capital de OHL está en manos de inversores bajistas). En las últimas jornadas han abierto posiciones cortas en el valor BlackRock Institutional Trust Company, Marshall Wace y Oxford Asset Management.
El miércoles fue una jornada especialmente complicada para otra de las empresas históricas de nuestro parqué. Las acciones de Duro Felguera se dejaron más un 26% y su capitalización bursátil se sitúa ya por debajo de los 100 millones de euros. La empresa está en conversaciones con diferentes entidades financieras para reestructurar deudas por valor superior a los 200 millones de euros. Para reforzar su posición también están contemplando la venta de activos, incorporaciones de socios estratégicos o el fichaje de un consejero delegado que permita revertir la complicada situación en la que se encuentra la empresa. Todos estos aspectos han hecho que los inversores tomen la misma decisión que en el caso de las compañías mencionadas anteriormente, y no es otra que vender inmediatamente sus acciones.
Como estamos viendo, la quiebra del Banco Popular ha desatado toda una tormenta perfecta en el mercado bursátil español, donde las compañías más endeudadas y con balances menos saneados han sido las que se han visto más afectadas. Y es que hasta cierto punto es normal. Una posible quiebra de alguna de estas compañías al estilo del Banco Popular no es algo a lo que quiera enfrentarse ningún inversor, ya sea particular o institucional, por lo que las ventas han sido indiscriminadas.
Así pues, el inversor debería optar por la prudencia en la gestión de su cartera, revisar y analizar lo más detalladamente posible cada uno de los valores de los que es accionista y analizar si la ecuación rentabilidad / riesgo le es favorable o no.
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