Qué dice Wikipedia del enamoramiento: es un estado emocional surcado por la alegría,en el cual una persona se siente intensamente atraída por otra. O algo más físico: se trata de un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios químicos ocasionados en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.
Físico debe serlo, por que yo he hecho este año mis bodas de plata y sigo enamorado de mi compañera de viaje como el primer día que la conocí. Y no, no me he vuelto loco, ni vengo a contarles aquí mi estado emocional. Vengo a hablarles de empresarios.
Este viernes tuve la suerte de desplazarme a Gijón junto a Jacobo y a Jordi Martí (fundador de Qrenta) a conocer el proyecto vital de una compañía. Y créanme que desde el minuto 1 tuvimos esa sensación con nuestros interlocutores: les brillaban los ojos. Desde el presidente a los responsables del marketing, todos eran una piña explicándonos el proyecto en el que han estado muchos meses trabajando y que en estos momentos ellos han dibujado en un mapa contextual que ahora es el motor de la empresa. Y todo y todos giran a su alrededor, pero con ese brillo de enamoramiento que hace que tengas mariposas en el estomago cuando se lo cuentas a alguien.
Y no es un caso único. Asisto a multitud de presentaciones de compañías (cierto que la mayoría en formato menos elaborado que la del viernes que nos ocupó todo el día) y todas tienen ese principio básico: el empresario está enamorado de su compañía y lo arriesga todo por sacarla adelante.
Me da bastante pena ver como crece una casta acomodaticia en la sociedad (esta también lo es) que sólo habla de derechos y que exige que sea el estado quién les resuelva sus situaciones personales. Hasta el caso de ver pancartas en manifestaciones de “supuestos” estudiantes hablando del derecho a sus pensiones. Tal cual.
Por contra, me renueva la esperanza ver a aquellas personas que o bien por que su círculo de confort desapareció o bien por que nunca estuvieron cómodas en él, han sabido de la nada crear un proyecto, darle forma, comenzar la andadura e incluso algunas, en muy poco espacio de tiempo, generar riqueza y nuevos puestos de trabajo.
Por ellas merece la pena pelear, dedicar las horas que hagan falta e intentar ayudarlas en su recorrido, en aquello en la que los que nos dedicamos a las finanzas alternativas podemos hacer: encontrar capital privado que quiera subir al mismo barco y acompañarlas en la travesía. Que no será fácil (y de valientes están los cementerios llenos) pero que la recompensa social y evidentemente económica (no se trata en este caso de ser una ONG) será más que gratificante.
¿Y cuáles son los requisitos necesarios para empezar a creer en un proyecto? Pues condición sine qua non el título de esta entrada: en el primer intercambio hemos de ver ese brillo. No será luego lo que nos haga tirar adelante o no, pero si que será lo que hará que nos interesemos por él. De hecho, eso nos hizo desplazarnos a Asturias, no teníamos ni idea de números ni, me atrevería a decir, del proyecto en si, pero en el primer encuentro al CEO lo vimos enamorado, y eso significa compromiso y esfuerzo para pelear por su sueño. A posteriori, vimos que había logrado contagiarlo a todo su equipo, lo cual suma.
Insisto, no se desarrolla un proceso de acompañamiento de salida a los mercados de capitales sólo porque un empresario o emprendedor esté enamorado de su proyecto, pero lo que está claro es que seguro que, al menos nosotros, no lo haremos si no es así.
¿Creen Uds. que todos lo están? Pues no. Muchos buscan única y exclusivamente el pelotazo. La venta o colocación de la compañía al mejor precio y el proyecto es secundario. Es lícito, todo el mundo quiere maximizar sus beneficios, (¿alguien reniega a ganar más?) pero ahí no estaremos nosotros. No es nuestro perfil de empresario. No aporta valor, sólo dinero.
Disfruten de la vida. Es única.
