Maduro - al que por cierto, ese seudo periodista llamado Jordi Evole, dedicó varias horas de entrevista, como si tuviera algo interesante que decir - ha creado una especie de Bitcoin, llamado el Petro, con el que pretende sortear el bloqueo financiero americano-europeo. Pero no se trata de un Bitcoin. No se trata de una divisa no controlada por nadie, salvo por un algoritmo matemático secreto que determina cuántos bitcoines se emiten. El Petro será una moneda “respaldada” por las “inmensas” riquezas del país en el subsuelo (petróleo, gas, diamantes, oro) que alcanzan, según Maduro, “40 veces el PIB de EEUU”.
Es decir, el Petro es una moneda del tipo patrón oro, pero de cachondeo. Del tipo patrón oro porque está respaldada por materias primas, como el dólar en el siglo XIX estaba respaldado por el oro de las reservas de la FED. De cachondeo porque Maduro asigna a boleo, sin precisar, cuánto va a entrar en la cesta que compondrán las materias primas que la integrarán. Par hacerse una idea, en el patrón oro la divisa, la £ por ejemplo, era definida en una precisa cantidad de oro. Todo el que tuviera una £ podía exigir al Banco de Inglaterra el cambio de ese billete por la cantidad de oro y su aleación precisada en él. Además, es lo que ponía en el billete: el poseedor de este billete podrá exigir en todo momento la cantidad de oro que se declara en él. Y el portador del o de los billetes se sentía muy seguro, tanto como si llevara el oro, que además era admitido en el mundo entero como un certificado de veracidad, con lo que podía irse al último país asiático sabiendo que sus billetes se respetarían “como oro en paño”.
Lo único malo es que eran los más ricos los que podían hacer eso.
Maduro no. Maduro ha decidido lanzar su Petro sin decir ni saber cuántas cantidades de oro, brillantes, petróleo, y de qué calidad, definirían la cesta invariable que definiría el Petro. Con estas ambigüedades, parece que maduro quiere alimentar más la hiperinflación que ya ha generado.
Luego el tal Petro es un dislate más de esta dictadura por la que sienten respeto tantos imbéciles.