En los últimos años he compaginando mi
labor diaria con el estudio del por qué de los ciclos económicos, ligándolos
con el dinero y el crédito bancario, desde la perspectiva de la escuela austriaca, permitiéndome
interpretar la relación entre el lado monetario y la economía real y tener así un arsenal analítico que es útil
para la gestión de activos.
En el ejercicio de mi profesión como
trader/gestor, he observado que hay que ser especialmente cuidadoso evitando
caer en el error de considerar que los fenómenos bursátiles tengan una
existencia “objetiva” al margen de la interpretación y conocimiento práctico y subjetivo
que de los mismos, van creando los partícipes del mercado cuando acuden a éste
a comprar y vender.
Esto es debido a que los participantes
cuando acuden al mercado (red de interacciones sociales),tienen un conocimiento
de carácter subjetivo, creativo,
disperso y no articulable de la
información, que hace imposible la constatación empírica así como una medición
objetiva o específica que se mantiene por la gran mayoría de analistas con
tanta ingenuidad.
Es
contradictorio analizar y acercarse al mercado en un paradigma que presupone la
plena información en cuanto a beneficios y costes, pues si existiese tal
información no sería necesario el análisis de mercado. En el intento de
predecir el sentido de los mercados, es decir, el futuro, hay que entenderlo en
el sentido de que el futuro es siempre incierto y que aún está por hacer y no
está dado.
Los que actúan en el mercado bursátil sólo
tienen ciertas ideas, expectativas que esperan que se hagan realidad mediante
acciones personales e interacciones de otros partícipes. Además el futuro está
abierto a todas las posibilidades creativas del ser humano, por lo que cada
participante se enfrenta al mercado de forma privativa y única, es
decir, sólo él sabe de la variedad de matices de sus circunstancias personales
en el momento que está realizando su operación (comprar o vender)
Por eso, en el ámbito bursátil no son viables
las nociones tradicionales de probabilidad objetiva y bayesiana, pues no
conocemos todo el árbol de probabilidades y sólo se dispone de creencias o
convicciones de “eventos únicos”, que cuando se modifican tienden a cambiar
todo nuestro “mapa” de conocimientos y creencias sobre la situación coyuntural
del mercado.
El conocimiento práctico y subjetivo al
que me refiero es aquel conocimiento que no se puede representar de una manera
formal en libros de texto, ordenadores etc., sino que es un conocimiento que el
trader/gestor adquiere a través de la práctica en su particular contexto, es
como si dijéramos que poseemos unos
“bits” que se generan y transmiten a través de precios (relaciones
históricas de intercambio) pero que sólo el trader/gestor interpreta de forma
consciente, personal e irrepetible y estos “bits” se encuentran diseminados con
su variedad de matices en todos y cada uno de los partícipes bursátiles.
Es más, muy a menudo, cuando se gestiona o
hace trading sabemos efectuar determinadas acciones, pero no sabemos de todos
los elementos o partes de lo que estamos haciendo y si los mismos elementos son
ciertos. Así, por ejemplo, cuando una persona aprende a jugar al golf, no está
aprendiendo un conjunto de normas objetivas de tipo científico que le permitan
efectuar los movimientos necesarios como resultado de la aplicación de una
serie de fórmulas de la física matemática, sino que, más bien, el proceso de
aprendizaje consiste en la adquisición de una serie de hábitos o pautas de
conducta.
O, cuando uno monta en bicicleta, y
tratando de mantener el equilibrio, mueve el manillar al lado hacia el que
comienza a caerse, causando una fuerza centrífuga que tiende a mantener derecha
la bicicleta, todo ello sin que prácticamente ningún ciclista conozca los
fundamentos físicos en los que basa su habilidad. Al contrario, utiliza su
“sentido” del equilibrio que de alguna forma le indica de qué manera ha de
comportarse en cada momento.
Es precisamente de este tipo de
conocimiento práctico y relevante, del “equilibrio en bicicleta” del “golpeo de
la bola de golf”, el que yo pretendo abrazar o adquirir,
pues el arte de gestionar, hacer trading, o contratar es una interpretación de
un magma de datos “objetivos” ( análisis fundamental, técnico, datos relevantes
del día, actuaciones de los organismos financieros etc. ) tan variados y
complejos que se hace necesaria una teoría previa ( ciclos económicos, expansión
crediticia) que junto a la praxis ayude a interpretar e intentar predecir la
tendencia del mercado de valores.