Recordarán que muy pocos en los mercados financieros daban un duro por Trump en la campaña a las elecciones presidenciales de 2016. El consenso era prácticamente unánime en abrazar a Hillary Clinton como la candidata "pro-mercado". Pero lo que sucedió después fue lo que pocos esperaban: las bolsas dieron una calurosa bienvenida a la nueva administración, en una fase que se denominó como "fase reflacionaria", en la que se descontaba el efecto positivo de las reducciones de impuestos, inversiones en infraestructuras y mejoras regulatorias.
Aunque ese movimiento de la "reflación" no fue muy lejos, lo cierto es que la economía estadounidense ha conseguido aumentar su tasa de crecimiento relativa a la del resto del mundo de forma muy notable desde 2017. Y este hecho ha sido una de las razones de la fortaleza que hemos visto del dólar en el último año.
Fuente: Nordea Markets.
Esta fortaleza relativa de EEUU también ha podido ser un factor adicional del continuado mejor comportamiento de las bolsas estadounidenses frente a las del resto del mundo.
Un elemento que, por otro lado, le confiere un mayor poder de negociación a la administración Trump en sus relaciones comerciales con otras potencias, como Europa, Japón o China.
Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.