En la actualidad, el mercado bursátil Colombiano se recupera de una corrección en el valor de sus activos, como producto de la crisis de deuda soberana que enfrentan los países de la zona Euro, así como la lenta recuperación de la economía estadounidense, no obstante esta corrección fue un fenómeno sano, de cara a desinflar la potencial burbuja en el precio de las acciones, las cuales venían experimentando valorizaciones del 54% para el año 2009,del 34% para el 2010, colocándolas en una relación precio/ganancia en torno al 26.8, cifra superior al promedio histórico del mercado, el cual se encontraba ubicado en 17; ahora bien la senda alcista puede continuar, pero estará marcada por periodos de volatilidad ligados con el incremento en la aversión al riesgo, así como las políticas monetarias de las principales economías mundiales, es claro mencionar que este no es el único reto que enfrenta la Bolsa de Valores de Colombia, ya que debe continuar con sus planes de ser una plaza atractiva para inversores y emisores tanto locales como extranjeros, retos que han sido abordados mediante iniciativas previamente mencionadas, tales como el MILA, el MGC, programas de formación financiera, Colombia Capital, el fortalecimiento de las relaciones con instituciones de educación superior, la consolidación de un mercado de derivados financieros, las emisiones de bonos de deuda privada y pública; adicionalmente a este complejo panorama en el cual se tienen múltiples frentes de batalla por parte de la Bolsa de Valores, se da la aparición de la figura de los Multifondos, los cuales son constituidos por los fondos privados de pensiones, de tal manera que sus afiliados puedan elegir el portafolio más adecuado a su perfil de riesgo; gracias a esto se espera que en el mediano plazo se potencialicen las valorizaciones del mercado local, tal y como en su momento le ocurrió al mercado Chileno.
Ahora bien durante la próxima década adicionalmente se espera un auge en el sector minero-energético, producto de la mejora en las condiciones de seguridad del país, las políticas macroeconómicas de los vecinos y una mejora en el ambiente de inversión en el país, lo que podría desencadenar en que la economía Colombiana se viese contagiada de la enfermedad Holandesa, hecho que deriva entonces un crecimiento económico dependiente en mayor proporción de estas actividades y una desaceleración de los otros sectores productivos; los primeros indicios de este hecho pueden apreciarse al realizar una observación de la dependencia de las valorizaciones/desvalorizaciones del IGBC, con respecto a las principales acciones minero-energéticas que cotizan en la plaza local, donde destacan por sus volúmenes de negociación y peso en el cálculo del indicador las acciones de Ecopetrol, Pacific Rubiales, Canacol Energy, Petrominerales, ISA e ISAGEN; esta situación plantea de plano un escenario inquietante, en el cual cada día, se aprecia en mayor medida el peso de este sector en la dinámica económica del país y evidenciando que los primeros síntomas de la enfermedad ya son claramente apreciables.
Ahora bien la economía Colombiana ha venido teniendo un desempeño brillante en la región, y con la entrada en funcionamiento del MILA, es evidente que empiecen las comparaciones, tomando entonces como referencia el periodo desde la crisis de las hipotecas sub-prime en el año 2008, puede verse como la economía chilena experimento un decrecimiento del 1,5% en su PIB, en tanto Colombia y Perú experimentaron crecimientos de 0.9% y 0.8% respectivamente; ahora bien, las tres economías a partir del 2009 ubicaron sus tasas de crecimiento económico por encima del 4%, esto gracias a las medidas contracicilicas que habían tomado los bancos centrales, lo cual les permitió bajar tipos de interés e incrementar la base de circulante en la economía, con el fin de mitigar los efectos de la crisis en cada uno de los países.