Tras un inicio de año con el mes de enero batiendo expectativas, en esta segunda semana de febrero las dudas se hacen patentes en los mercados. La tensión en Ucrania, los ataques de Jordania al estado islámico, la renegociación de la deuda griega, las dudas sobre cuando subirán los tipos en Estados Unidos, y alguna que otra duda sobre los precios del petróleo, materias primas y los resultados empresariales del cuarto trimestre, hacen lógico que los inversores se declinen por la opción de recoger beneficios y esperar acontecimientos.
La semana pasada fue la primera de todo el año en la que las bolsas americanas se comportaron mejor que las europeas. La reunión del ministro de economía griego en Alemania dejó patente el total desacuerdo entre las pretensiones de Grecia y lo que está dispuesto a ceder el eurogrupo. Así las cosas, son los bonos de los países periféricos los que más están sufriendo, sobre todo los de plazos más largos.
Evolución de las primas de riesgo española según por plazos. El 30 años que había estrechado muchísimo se ha ido de nuevo a los niveles previos a la decisión del BCE de lanzar el QE.
Por países, se aprecia que estas últimas jornadas sí que Italia, España e Irlanda se distancian bastante de los mínimos alcanzados en enero.
En cuanto a la renta variable, lo más destacado no lo encontramos en Europa, sino en el gráfico que solíamos estudiar el año pasado cuando advertíamos que la ruptura al alza de estados Unidos no era fiable puesto que no iba acompañada de las small caps. El Russell 2.000 este año de nuevo se ha frenado varias veces en el nivel de máximos del año pasado por lo que sigue claramente en el lateral entre 1.100 y 1.200 puntos.
El S&P500 también está durante el año en un claro lateral entre 2.000 y 2.060 puntos.
Y en Europa tenemos al Eurostoxx 600 justo en la parte superior del canal alcista iniciado en 2.009 y en el iniciado en 2011.
Lo mismo ocurre en el DAX 30 alemán.
Así pues, tenemos en las próximas semanas el terreno propio para un mercado lateral, o lateral bajista que los inversores que tienen visión alcista de largo plazo aprovecharán para comprar renta variable tanto si se corrige a soportes relevantes cómo si se disipan las dudas planteadas.