El sector bancario está cambiando a marchas forzadas. La digitalización es un proceso irreversible que ha llegado a múltiples sectores y que en el caso de la banca se deja notar especialmente. Hay entidades tradicionales que incorporan poco a poco las herramientas digitales, y nuevas entidades nacidas ya en un entorno digital, capaces de aprovechar todas las posibilidades que ofrece la tecnología. Estas son las llamadas Fintech, que son aquellas que aplican las nuevas tecnologías a actividades financieras y de inversión. Dentro de las fintech encontramos los neobancos.
En España, la previsión para los próximos años es que gane fuerza el proceso de digitalización. Mientras que países como Dinamarca, Países Bajos o Finlandia presentaban ya en 2019 porcentajes superiores al 90% de usuarios de banca online, en España sigue creciendo el número de usuarios, con un aumento del 65% de 2010 a 2019, pero el porcentaje aún se mantiene por debajo de la media europea, según datos de Statista.
Además, la pandemia ha traído consigo un aumento exponencial del comercio electrónico, que tiene su traslación también a la banca online. Cada vez más gente hace sus compras por Internet haciendo uso de herramientas como la tarjeta bancaria online.
Tarjetas virtuales, más seguras que las tradicionales
Los neobancos ofrecen productos similares a los de la banca tradicional, sin serlo. Además, ofrecen también características y ventajas que los bancos tradicionales no suelen aplicar. Por ejemplo, estos neobancos no cobran comisiones. La razón es sencilla. La digitalización ha generado también la aparición de un nuevo tipo de cliente, que demanda un servicio ágil y rápido, sencillo y sin complicaciones; no necesita de un gestor, ni acudir a una oficina para realizar trámites sencillos que puede hacer él mismo en apenas un par de clics. Y por la misma razón, no está dispuesto a pagar las clásicas comisiones, con frecuencia abusivas, por servicios que ya no usa.
Los neobancos ofrecen además servicios que hace apenas unos años no existían, y que pueden servir para facilitar la vida a particulares, autónomos o pequeñas empresas. Por ejemplo, las tarjetas de crédito o débito virtuales que no tienen un soporte físico. Su finalidad es únicamente comprar por Internet. Es la tarjeta del futuro, ya que la previsión es que siga aumentando el porcentaje de veces que compramos online.
Para crear una tarjeta virtual, tan solo es necesario darse de alta desde la aplicación web o móvil del neobanco, y acceder a un software generador de tarjetas. A continuación, se indica el saldo y la fecha límite de validez, y se especifica si la finalidad es usarla como un medio de pago único o recurrente.
Como las tarjetas físicas “tradicionales”, estas tarjetas virtuales disponen de dieciséis dígitos, un código de verificación y una fecha de vencimiento. También tienen un saldo previamente autorizado y un plazo para realizar el pago correspondiente.
La gran ventaja es que se trata de un instrumento con un crédito limitado, lo que reduce al mínimo el riesgo de ser víctima de fraude. Además, se puede generar una tarjeta de pago única en cada compra, y eliminar la tarjeta una vez que se complete la transacción.