Cada fondo de inversión tiene unas características propias lo que implica diferentes niveles de riesgo. Por ello, cuando vamos a elegir un fondo de inversión, el inversor debe analizar con mucho detalle todas esas características y riesgos, con el objetivo de determinar cuál es el más adecuado de acuerdo con sus necesidades, preferencias y nivel de tolerancia al riesgo.
De este modo, es recomendable realizar dos tipos de análisis:
1. Determinación de la situación y objetivos personales.
Es necesario tener claros aspectos tales como el riesgo de pérdidas que se está dispuesto a asumir y el plazo durante el cual se desea mantener la inversión. La respuesta a estas cuestiones nos va a permitir acotar el tipo de fondo que mejor se adapta a los objetivos personales de inversión.
2. Selección del fondo.
Para elegir un fondo de inversión concreto, dentro de toda la amplia gama disponible en nuestro país, hace falta conocer una serie de aspectos básicos que se detallan en su folleto informativo. La consulta de este documento, cuya entrega es obligatoria antes de la suscripción, es imprescindible para tomar una decisión informada.
Al elegir un fondo de inversión deberán tenerse en cuenta los siguientes aspectos, los cuales vamos a analizar detalladamente a continuación.
I. Perfil de riesgo y política de inversión.
II. Horizonte temporal recomendado.
III. Rentabilidades históricas.
IV. Comisiones.
V. Publicidad y mensajes comerciales.
I. Perfil de riesgo y política de inversión.
El perfil de riesgo, a grandes rasgos, nos va a indicar la capacidad del inversor de asumir pérdidas. Existe una íntima relación entre rentabilidad y riesgo. Como norma general, para obtener una mayor rentabilidad es necesario asumir un mayor riesgo.
Por lo tanto, el inversor debería suscribir aquellos fondos de inversión con un nivel de riesgo acorde a su propio perfil de riesgo (bajo, medio, alto). El perfil de riesgo del fondo viene especificado en su folleto informativo.
En muchas ocasiones el inversor no tiene claro cuál es el perfil de riesgo que le corresponde, por lo que es recomendable contar con asesoramiento de expertos en la materia (entidades bancarias, EAFIs, etc.). Los intermediarios financieros suelen contar con cuestionarios para determinar el perfil de riesgo de sus clientes, tanto en sus oficinas como a través de Internet.
II. Horizonte temporal recomendado.
En función de la política de inversión del fondo de inversión seleccionado será aconsejable estar dispuestos a mantener la inversión durante un determinado período de tiempo. El folleto informativo nos va a indicar cual es el horizonte recomendado para cada fondo concreto en función de sus características: naturaleza de las inversiones realizadas, mercados en los que invierte (renta variable, renta fija, derivados, materias primas, etc.), garantia…
Si el inversor no puede permanecer en el fondo durante el período de tiempo recomendado en el folleto, es posible que la rentabilidad se vea perjudicada por diferentes motivos, tales como:
a. Rentabilidades negativas: se producen como consecuencia de los vaivenes y la volatilidad del mercado. Salvo en el caso de los fondos garantizados, mantener la inversión durante el horizonte recomendado no asegura nada, los tipos de activos en los que invierte cada fondo aconsejan mantener la inversión durante un determinado período de tiempo mínimo. Por ejemplo, el horizonte temporal de un fondo de renta variable podría ser entre tres y cinco años, con el fin de que, en ese plazo, se puedan superar las caídas de los mercados que se produzcan a corto plazo.
b. Comisiones de reembolso: determinados fondos establecen comisiones de reembolso en función del tiempo de permanencia: a medida que transcurre el tiempo la comisión se reduce o incluso desaparece, favoreciendo así a los inversores estables.
c. Vencimiento de la garantía: este aspecto es exclusivo de los fondos garantizados, en los cuales se aconseja mantener la inversión hasta el vencimiento de la garantía. Si se reembolsa antes de esa fecha, además de afrontar la habitual comisión de reembolso es posible perder parte del capital invertido (si el valor liquidativo en ese momento es inferior al inicial).
Por lo tanto, el inversor debe tratar de mantener la cantidad que invierta en el fondo de inversión durante su horizonte temporal recomendado, para evitar estos problemas anteriormente señalados. Esto exige de cada inversor una planificación previa de sus finanzas personales según sus perspectivas de ingresos y gastos, gastos extraordinarios previstos, cantidad reservada para compromisos inesperados...
III. Rentabilidades históricas.
El comportamiento pasado de un fondo en el pasado es un elemento más a considerar a la hora de decidirnos, siempre que se tenga en cuenta que las rentabilidades obtenidas con anterioridad no aseguran una evolución similar en el futuro.
Aunque el fondo mantenga la misma línea y política de gestión, el entorno económico está sometido a multitud de influencias que pueden alterar la tendencia de los mercados o de determinadas empresas que en ellos cotizan y, en consecuencia, los rendimientos obtenidos. De ahí que la difusión de las rentabilidades históricas de los fondos vaya siempre acompañada de la advertencia de que: “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”.
Muchos inversores toman guía para la elección de un fondo de inversión el comportamiento más reciente del mismo (1 mes, 3 meses, 1 año…), lo cual no significa necesariamente que en el futuro vaya a comportarse de la misma forma.
En el artículo siguiente analizaremos con detalle aspectos tan importantes como las comisiones, la publicidad y los mensajes comerciales.
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