El día que el rey Juan Carlos I anunció su abdicación, las cadenas de televisión conectaron con corresponsales ubicados en algunas de las bolsas de la península. Los periodistas esperaban que el efecto político de la renuncia tuviese algún tipo de correlacióncon el sentimiento del mercado. Al contrario de lo que se pensaban, el Ibex-35 no se inmutó. Ni subió, ni bajó.
Históricamente, no podemos demostrar con datos qué dependencia tiene la bolsa con los movimientos de la Corona. Para empezar, en Wall Street el único rey que manda es el dólar. En el resto de Europa la fecha de caducidad de las casas reales y la relativa juventud de los parqués, ha impedido a los economistas investigar sobre los patrones de comportamiento frente las abdicaciones.
Esta carencia de datos es el obstáculo principal para que los profesores de universidad se abstengan de calcular correlaciones con variables. Sino, el estudio ya estaría publicado. "Los humanos nacemos con la predisposición de atribuir causalidad física a una sucesión de acciones que no tienen porqué estar relacionadas", explicaba Daniel Kahneman en "Pensar Rápido, Pensar Despacio".
Para quien le gusten estos indicativos, basados en patrones de comportamiento, hay más teorías de este tipo. El economista George Taylor pasó a la historia por relacionar los precios de las acciones, o el Producto Interior Bruto de una nación, con el corte de la falda.
La teoría, presentada en 1926, se pasó a conocer como el índice Hemline; tiene credibilidad académica y Zhang Han y Hu Yue la revisaron en el año 2010 con el estudio "The Rediscovery of Hemline Theory".
Los resultados de Taylor demostraron que el optimismo o el pesimismo de los parqués está relacionado con la falda de moda. Si las mujeres enseñan muslo, mejor está la economía. Algunos eruditos explican que "los modistos y modistas hablan con las mujeres de los millonarios y por eso saben cuando las cosas van bien y cuando no".
Terry F. Pettijohn II y Brian J. Jungeberg tuvieron mucho más trabajo para presentar el artículo científico:"Playboy Playmate Curves: Changes in Facial and Body Feature Preferences Across Social and Economic Conditions".
Para completar el morboso estudio revisaron las medidas de las "conejitas" de Playboyque habían aparecido durante toda la historia de la revista. El objetivo era encontrar qué relación había entre economía, los cambios sociales y las preferencias masculinas por las mujeres de revista.
La conclusión del artículo fue que "cuando las condiciones sociales y económicas son difíciles, las Playmates del año son grandes, altas y fuertes, con mayor cintura, ojos pequeños, grandes proporciones de cintura a cadera". Los resultados indicaban que los hombres buscan una figura maternal cuando pasan por situaciones difíciles y, casi sugerían, que los editores de la revista de Hugh Hefner tienen un ojo puesto en el Wall Street Journal cuando seleccionan la chica de portada.
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