«Controlar las emociones» - Artículo de opinión de Álvaro Guzmán de Lázaro publicado en Expansión

24 de marzo, 2020 2
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(Artículo de opinión publicado en Expansión el 24 de marzo de 2020)

El mundo es un sistema complejo. Quiere esto decir que los elementos que lo componen interactúan entre sí constantemente, generando nuevos elementos llamados "emergentes". No podemos, por tanto, predecir "el todo" a base de predecir las partes. ¿Estaba el coronavirus en las quinielas de algún experto? Sin embargo, esta evidente limitación de nuestra naturaleza humana choca con otra pulsión (¡tan humana!) que nos mueve a "querer saber por qué pasan las cosas, en aras de predecir qué cosas pasarán mañana". Y allí, donde la necesidad de certidumbre futura choca con nuestra propia limitación, surgen las dos "emociones raíz" del inversor: unas veces la ambición y otras el miedo.

Ninguna acción o fondo parecen demasiado caros cuando no paran de subir. Ahí surge la ambición, y, rauda, la emoción provee la coartada para comprar: "las puntocom van a cambiar el mundo" (1999-2000). Ante la angustia lógica de un desplome, el miedo fabrica su vacuna: "La quiebra de Lehman lo cambiará todo, hay que vender para evitar perder más" (2008). Qué sencillo resulta, a posteriori, saber que no había que comprar las puntocom en 2000, ni vender el mercado en 2008. Y ahora, ¿por qué es más difícil saber qué hacer AHORA?

No sabemos cuánto durará, ni cómo de severo será este coronavirus. Pero sí que sus efectos pasarán. Cuando invertimos en una empresa, lo único importante es saber si sus beneficios en los próximos 10 años serán sólidos para justificar el precio pagado hoy. Y eso no dependerá del coronavirus; dependerá de cómo evolucione la demanda de sus productos y, sobre todo, de la intensidad de la competencia. Ninguna de estas variables puede preverse leyendo las portadas de los periódicos. Y, desde luego, las emociones que nos genera su lectura no nos ayudan a tomar la decisión correcta. El hecho de poder comprar o vender una acción o fondo de inversión en unos segundos, nos lleva a pensar que tal decisión es sustancialmente distinta de la de comprar una vivienda, pero en el fondo debería de ser parecida. El inversor en bolsa tiene hoy básicamente tres opciones. La primera es tener liquidez, para optar a comprar más barato en algún momento futuro. La segunda comprar bonos, y la tercera comprar acciones.

Los bonos no ofrecen rentabilidades atractivas a 10 años vista, y tienen el riesgo potencial de una devaluación de su divisa y de una posible futura inflación. La liquidez podría ser útil, quizá para una parte de la cartera, y siempre con visos de ser invertida a precios mejores. Hay quienes saben hacer esto bien, pero son una minoría. Usted debe juzgar si pertenece a ella o no.

A largo plazo

Las acciones han sido históricamente la mejor inversión a largo plazo. Comprarlas en momentos de pánico como el actual ha sido aún mejor. La receta para vencer las emociones lógicas del momento es pensar que uno está comprando un negocio, no una acción. Y que se está asociando a ese negocio a los próximos años en un periodo de tiempo largo. Para ello, debe el inversor tener una idea trabajada de cuáles serán los beneficios futuros aproximados del negocio, y pagar un precio razonable en relación a ellos.

Hoy esos precios son mucho más atractivos que hace un mes. Algunas acciones han caído entre un 50% y un 70% sólo en el último mes. Y no ha sido porque sus perspectivas para los próximos 10 años hayan cambiado sustancialmente. Recuerde que en el corto plazo los precios los marcan las emociones (y hoy en día, las máquinas, puesto que casi la mitad de las operaciones las hacen robots). Hoy parece más difícil todo que en el año 2000 y en el año 2008. No lo es. Lo difícil es controlar las emociones. Y eso depende sólo de usted.


Álvaro Guzmán de Lázaro.
Socio fundador, CEO y Codirector de Inversiones de Azvalor.

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Este artículo tiene 2 comentarios
Desde mi humilde y modesta opinión, uno nunca termina de aprender, al menos así pienso, y siempre trato de gestionar un año mejor que el anterior. Este tipo de inversión a mi me parece que los gestores, desde el respeto, lo digo, cuentan con mucha peraparación y formación, y una total confianza en ellos por parte de los partícipes, pero creen que han llegado a su tope de conocimiento, no tratan de adaptarse a los mercados y de mejorar su gestión del fondo que es en definitiva el capital de otros, razón de más para hacerlo porque uno, si es con su dinero, él verá.
Soportar caídas de un -50-70% en sus acciones o de un -40% en el total del fondo creo este año y decirles a los partícipes que depende de ellos controlar sus emociones me parece ser muy poco serio y me da igual el prestigio del gestor..
Ellos pueden controlar sus emociones pero los gestores deberían trtar de evitar acumular ese -40% que para eso cobran un 1,8% de gestión...no sólo para seleccionar activos
25/03/2020 08:29
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