La estrategia de inversión que consiste en seguir la tendencia (trend-following, en inglés) se reduce a la idea de que los mercados alcistas atraen a los compradores y los mercados bajistas atraen a los vendedores.
El historial de utilizar una media móvil (como la media móvil de 200 días) o el rendimiento relativo (algo así como comparar los rendimientos a 12 meses de las acciones con los de las letras del Tesoro) para rotar de las acciones a los bonos o la liquidez ha arrojado rentabilidades similares a los que se obtienen en una estrategia de buy and hold ("comprar y mantener"), con una ligera menor volatilidad y menor drawdown (caídas de máximo a mínimo) durante los grandes desplomes de los mercados.
¿Cómo puede no gustar esta estrategia?
Pero esas estadísticas se refieren a los 90-100 años de historia del mercado.
Si planeas usar este tipo de estrategia para evitar una catástrofe como la de 2008, también tienes que aceptar los vaivenes que te hacen entrar y salir de los mercados en momentos en los que no se produce un drawdown enorme.
El siempre interesante blogger que escribe con el pseudónimo de Jesse Livermore, escribió hace unos años un artículo que ofrecía un completo backtest (es decir, un análisis con datos históricos) de la estrategia de seguimiento de tendencias a lo largo y ancho de una serie de países y mercados.
Recientemente estuvo en el podcast de Patrick O'Shaughnessy ‘Invest Like the Best’ y comentaron este post y las ideas de Livermore sobre esta estrategia de cara al futuro.
Dijo que es agnóstico sobre el seguimiento de tendencias como estrategia, pero que le preocupa que pueda decepcionar a los inversores en el futuro. La teoría a la que se refirió es que es posible que veamos ciclos más largos que están ausentes de la naturaleza de boom-bust (auge-pinchazo) a la que nos hemos acostumbrado, con una inflación más baja, y que la Reserva Federal pueda intervenir más a menudo para suavizar el golpe cuando los mercados caen.
Incluso si esas no son las razones exactas, existen precedentes de que el mercado de valores puede pasar largos períodos de tiempo sin grandes mercados bajistas.
Después de caer alrededor de un 85% entre 1929 y 1932 durante la Gran Depresión, las acciones estadounidenses recortaron su valor a la mitad en la recesión de 1937. Luego, entre 1938 y 1972, el mercado de valores no sufrió una caída superior al 40%. El peor drawdown en este período para el S&P 500 fue de un 36% entre 1968 y 1970.
El brutal mercado bajista de 1973-1974 vio caer las acciones alrededor del 50%, pero no vimos otro mercado bajista de esa magnitud entre 1975 y 1999, lo que condujo al período 2000-2009, en el que las acciones se desplomaron un 50% dos veces en la misma década.
Obviamente, estoy seleccionando solo unos pocos datos (cherry-picking), pero estos fueron los peores mercados bajistas de 1938-1972 y 1975-1999 si excluimos los períodos desastrosos:
El mercado bajista promedio del período 1938-1972 fue del -27,4% mientras que el promedio de 1975-1999 fue del -23.9%. Así que las acciones de EEUU básicamente vivieron periodos de 35 y 25 años sin un gran crash, que es exactamente el escenario del que un enfoque de seguimiento de tendencia trata de salvarle.
Con la ayuda del talentoso Nick Maggiulli, comparé una estrategia de seguimiento de la tendencia simple con una media móvil de 12 meses** (ver las reglas concretas de este sistema debajo del artículo) frente a una estrategia buy and hold en los siguientes periodos temporales:
Se puede ver que para ambos periodos las rentabilidades para la estrategia de la tendencia fueron menores que para la de buy and hold, mientras que la volatilidad fue similar. Este es el entorno más desfavorable para la estrategia de seguimiento de la tendencia, porque buena parte del beneficio que aporta proviene de los grandes colapsos del mercado.
A continuación muestro los gráficos de los drawdowns (caídas de máximo a mínimo), primero para el periodo de 1938-1972:
Y para 1975-1999:
Estos fueron los cinco peores drawdowns para ambas estrategias en estos dos periodos:
Por tanto, seguir la tendencia aportó un mejor perfil de drawdowns durante estos periodos (con la excepción del año 1987).
Algunas lecciones rápidas de este ejercicio:
No hay nada que funcione siempre y eternamente. En toda estrategia de inversión existen entornos en los que no funcionará tan bien como te gustaría. Acostúmbrate a ello.
No tiene que ser todo o nada. La diversificación a través de la asignación de activos es una de las decisiones más importantes en la gestión de carteras, pero no hay nada que diga que no puedas diversificar también por estrategia. El buy and hold es difícil de batir pero también es bastante duro de mantener cuando los mercados caen entre un 50 y 60%, como sucede en ocasiones. Cada una de estas estrategias tiene ventajas e inconvenientes, pero esas diferencias pueden actuar como complementos cuando se combinan.
La gestión del riesgo implica pagar las primas de seguro todo el tiempo, no solo cuando quieres hacerlo. Estaría bien que pudiéramos llamar a nuestras compañías de seguros y decirles que sólo queremos pagar las primas cuando pensamos que habrá un desastre natural, pero no es así como funciona el seguro. Tienes que pagar las primas durante los buenos y los malos tiempos para asegurarte contra cualquier riesgo que estés buscando protegerte.
El seguimiento de tendencias funciona de la misma manera que una estrategia de seguro, en el sentido de que pagas primas a lo largo del tiempo que te cuestan dinero (en forma de vaivenes en las operaciones en las que vendes y vuelves a comprar a un nivel más alto) para asegurarte contra una catástrofe (evitando una parte sustancial de un gran colapso del mercado).
¿Es posible que no tengamos otro desplome gigante en unas décadas? Sí, es posible y creo que los inversores deberían prepararse para este escenario. Los crashes de 2007-2009 y 2000-2002 pueden haber sido una aberración en el sentido de que se produjeron tan cerca el uno del otro.
Pero, ¿es posible que en las próximas dos décadas también se produzca una caída masiva que vuelva a recortar el valor de la bolsa por la mitad? ¡Por supuesto que lo es!
El objetivo de una cartera bien diversificada es poseer activos y estrategias que sean lo suficientemente duraderos para hacer frente a una amplia variedad de entornos y escenarios de mercado. Algunas de esas piezas no lo harán bien en un mercado tremendamente alcista. Otras piezas son creadas para que brillen cuando las acciones sufren con dureza.
En lugar de una bola de cristal, la diversificación sigue siendo la mejor opción para asegurarse tanto contra una catástrofe como contra la ausencia de una catástrofe.
**Las reglas son: A final de mes miras la media móvil de 12 meses para el nivel de precios del S&P 500. Si el nivel actual está por encima del nivel de la media móvil, permaneces invertido en acciones. Si el nivel actual está por debajo de la media móvil, vendes las acciones y compras bonos del Tesoro a 5 años.
Artículo originalmente publicado en mi blog en inglés, A wealth of common sense.