Para el gobierno, un
especulador es aquel que vende deuda española y un inversor quien la compra. Es
el mercantilismo revisitado.
Ayer el Ministro de Hacienda, escudándose en el chivo expiatorio de la
especulación, anunció que subirá el impuesto de plusvalías para castigar la
inversión a corto plazo
Antes de enumerar las consecuencias funestas que traerá para los mercados
financieros me gustaría llamar la atención sobre el uso del concepto de plusvalía.
El error teórico
La utilización de
plusvalía en el vocabulario del Ejecutivo está totalmente justificada
ya que es un pilar fundamental de la teoría marxista, la cual asume
que el valor es objetivo en función cualidad y utilidad del
objeto por sí mismo.
La plusvalía, por definición, corresponde a la diferencia que existe entre la
valoración objetiva de un producto o bien de consumo y los costes
objetivos -mano de obra, materias primas...-. para elaborar el mismo.
La analogía: la
entrada para un concierto del reggeatonero renacentista Pitbull tiene
un precio de 50€. Los emolumentos del artistason de 25€ por
entrada. Los costes corrientes -local, seguridad, venta de entradas,
escenario...- asciende a 20€. Los 5€ restantes corresponderían a la
plusvalía del promotor -o malvado capitalista/especulador en el lenguaje
popular-.
Así es como se razona por medio de la Teoría del Valor-Trabajo desarrollado por
Marx basándose en D. Ricardo y A. Smith. Sin embargo, la Escuela Austriaca
afirma que el valor se calcula justo de forma opuesta, así:
"No existen [...] costes objetivos que determinen el valor de los
fines, sino que la realidad es justo la contraria: los costes como valores
subjetivos se asumen (y, por tanto, vienen determinados) en función del
valor subjetivo que los fines que realmente se persiguen (bienes finales
de consumo) tienen para el actor. Para los economistas austriacos son los
precios de los bienes finales de consumo, como plasmación en el mercado de
las valoraciones subjetivas, los que determinan los costes en los que se
está dispuesto a incurrir para producirlos, y no al revés.
Jesús Huerta de
Soto, Estudios de Economía Política, pág.27, Unión Editorial, Madrid,
1994
Prosiguiendo con el
ejemplo de nuestro sutil letrista, el precio de la entrada está por las
valoraciones subjetivas de los entusiastas del reggeaton y es entonces
cuando interviene la función empresarial, el promotor incurre en costes
-escenario, seguridad...- porque juzga/valora que van a ser inferiores al
precio final de la recaudación de las entradas.
Si no comprendemos la formación del valor de forma subjetiva
sería imposible explicar de forma racional el fenómeno de la reventa. La
existencia de un mercado de reventas asume que existen potenciales compradores
que están dispuestos a pagar un precio muy superior al marcado en la entrada
acentuando la cualidad subjetiva del valor - del boleto para ver a Pitbull o la
final de la Champions League-.
La valoración es siempre individual porque si bien 60,000 personas asistieron
para ver a Pitbull en Rock In Rio de Madrid, otros con gusto ante
semejante disyuntiva destrozaríamos el pabellón auditivo con un destornillador
de estrella empezando por nuestros familiares más queridos en un
arrebato goebbeliano.
La subida impositiva
para la operativa intradiaria causará el efecto contrario que se propone
El objetivo del gobierno
es limitar la especulación, entendida esta como he definido al comienzo del
post, sobre los mercados financieros y en especial el de deuda pública. Los
costes de financiación de España son inasumibles para el Estado en el corto
plazo y para revertir esta situación pretenden castigar las inversiones a corto
plazo en comparación a aquellas cuyo horizonte temporal sea más lejano.
Podemos observar dos objetivos siguiendo la mentalidad proteccionista del
gobierno:
- Gravar a aquellos que generan ganancias
especulando contra los activos españoles ya sea renta fija o variable.
- Desincentivar la venta de aquellos
tenedores de deuda soberana para que mantengan su posición como un mal
menor.
Realmente lo que
persiguen es:
- Demonizar al inversor -para ellos
especulador- que haciendo uso de su información y valorando de forma
subjetiva el Estado de las Cuentas Públicas- quiera negociar LIBREMENTE
con otros actores financieros títulos de deuda pública. El
argumento que subyace es el siguiente: No podemos permitir
que en momentos donde la viabilidad del Estado está en juego unos
desalmados saquen tajada aprovechándose de nuestra debilidad
- Hacer cautivos a los inversores al aumentar los
costes de transacción. Por medio de la intervención pública en la
formación de los precios, éstos se volverán inservibles al no contener
información financiera. Por ejemplo, un inversor tiene un bono
a 10 años del Reino de España. Estaría dispuesto a venderlo a
"90". El precio de mercado está en "90". Si los
precios fuesen libres se produciría una ejecución a "90". Gracias
al nuevo impuesto del PP esta operación podría no producirse.
¿Por qué? Porque el precio de mercado "90", no contiene la tasa
"Montoro" -por simplicidad, digamos que es "5"- .
Realmente no vendería a "90" sino que lo haría a "85".
Así, por medio de la coacción impositiva el inversor está
"atrapado" al no poder deshacer su posición y el resto de
actores están siendo engañados: al no producirse la venta en
"85" se mantiene de forma artificial el precio en
"90".
Consecuencias
negativas, a bote pronto
A continuación enumeraré
y describiré de forma breve las terribles consecuencias de esta subida
impositiva para los mercados de valores
- Reducción de liquidez. La operativa a corto
plazo perderá atractivo al estar gravada a un tipo más alta. Recordemos que el volumen de la renta variable
sigue marcando mínimos comparativos
- Reducción de la profundidad del mercado: Un
volumen inferior implica menos títulos por cada precio ya sea en la oferta
o la demanda.
- Aumento de la volatilidad: Si en cada precio
hay menos títulos los activos tenderán a moverse de forma más brusca y
vertiginosa. Por ejemplo: la profundidad del valor
"A" antes del Montorazo es de 500 títulos a la compra a 10€
-5,000€- seguidos de 500 títulos 9,50€ -4,750€-. En este escenario si
queremos vender 1,000 títulos nuestro precio medio sera de V/1,000
"A" @ 9,75€.
- Sin embargo, la reducción de liquidez y profundidad
provocaría que hubiese menos acciones/títulos en el mercado. Conllevando a
una mayor volatilidad: en vez de 500 títulos a 10€ habría solo 100, en vez
de 500 títulos al 9,50€ habría tan solo 300. En este escenario la orden de
venta de 1,000 títulos solo habría ejecutado 300 al cambio de 9,75€
quedándole pendiente 700 acciones. Si quisiese seguir vendiendo tendría
que bajar el precio del valor, provocando un movimiento brusco en la
acción y aumentando la volatilidad de la misma.
- Los mercados financieros españoles serán todavía
menos atractivos para los inversores e incentivarán la huida
hacia otros países y otros activos.
- La financiación del estado y de las empresas será
más costosa al reducirse el volumen y el número de actores financieros.
- El inversor no profesional será el más castigado
por estar más indefenso ante la voracidad impositiva del Gobierno que
otros vehículos de Inversión como las SICAV's
El futuro del gobierno
-y del resto de los españoles- en una imagen
El gobierno no quiere recortar el tamaño del Estado prefiere subir los impuestos como el alcohólico mitiga los efectos de la resaca bebiendo más.