El Gobierno de la República de Irlanda
ha decidido no hacer uso de una línea de crédito adicional de precaución cuando salga del
programa de rescate el mes que viene. En las últimas fechas, el Ejecutivo, y en
particular su ministro de Hacienda, Michael Noonan, se ha enfrentado al dilema
de si Irlanda debería o no solicitar fondos que tener disponibles en caso de
que el coste de los préstamos aumentase al término del rescate, el 15 de
diciembre.
Si el gobierno hubiese aceptado esta nueva financiación, habrían surgido en la
isla preocupaciones acerca de las condiciones para contar con esa
disponibilidad de fondos. Teniendo en cuenta que desde Dublín se ha tenido que
operar bajo estrictas normas como parte del programa de rescate de la UE y el FMI
en los últimos tres años, es justo decir que algunas de estas condiciones
habrían continuado.
En un terreno más de andar por casa, la oposición política y mediática habría visto
la posibilidad de acusar a Enda Kenny de llevar a Irlanda al segundo rescate,
provocando con ello un debate poco interesante tanto para Irlanda como, sobre
todo y desde su punto de vista, para la coalición de gobierno.
Con todo lo anterior en mente, éstas
son algunas de las razones por las que el gobierno irlandés ha tomado la
decisión de salirse del rescate y no solicitar un crédito de precaución:
1. Buena imagen exterior
La rentabilidad del bono irlandés a 10 años es ahora de alrededor de un 3,5%, dato
considerablemente positivo si se tiene en cuenta que en su apogeo estos bonos
tuvieron un rendimiento de casi el 15% y de en torno al 8% cuando se solicitó
el rescate desde Dublín.
Irlanda ha estado volviendo progresivamente a los mercados de crédito desde el
año 2012 con la celebración de sucesivas subastas de bonos por parte de su
agencia del tesoro, que han gozado de una gran demanda de los inversores. Por
ejemplo, en marzo, la
National Treasury Management Agency esperaba
colocar 3.000 millones de euros mediante la emisión de nuevos bonos a 10 años,
sin embargo vendió 5.000 millones mientras que la demanda alcanzó los 12.000.
2. Cierta liquidez recuperada
A través de las subastas de bonos y otras medidas llevadas a cabo desde la NTMA
se ha acumulado una suma de 20.000 millones de euros en reservas. Este dinero
puede ser utilizado para cumplir con los compromisos contraídos por el Estado
irlandés y cubrir sus gastos de financiación hasta principios de 2015.
3. Se están consiguiendo objetivos
Tras varios años con presupuestos más austeros de lo habitual, el déficit del
Estado irlandés ha caído hasta cerca del 3% del PIB. El Gobierno está apuntando
a un déficit del 4,8% en 2014, cifra inferior a la meta impuesta desde Bruselas
del 5,1%. Estos números podrían significar incluso un pequeño superávit en la
medida en que los intereses de la deuda vayan siendo abonados.
Además, el Ejecutivo presidido por Enda
Kenny puede añadir a lo anterior otros datos como el pequeño crecimiento
económico que empieza a darse en la isla y la creación de puestos de trabajo.
Dicho esto, todavía hay problemas importantes como la deuda de los hogares y la
hipotecaria.
4. Merkel y los demás están de acuerdo
Michael Noonan ha estado recientemente
de gira por las distintas oficinas de los miembros de la Troika (BCE, Comisión
Europea y FMI) y todos ellos han dado apoyo tácito a Irlanda para seguir este
camino.
Aún más importante es la postura
favorable de la canciller alemana tanto con el Taoiseach (Primer Ministro) como con las posturas de su gobierno.
En este sentido, desde Alemania se ha ofrecido la posibilidad de ayudar a las
PYMES irlandesas mediante la búsqueda de formas de préstamo por parte del banco
de desarrollo KFW.
5. Puede ser un buen movimiento político
Ésta es quizá una de las principales razones por las que el gobierno decidió abandonar
el rescate. Es una acción que políticamente puede ser beneficiosa para la
coalición formada por el Fine Gael y
el Partido Laborista, que buscan algo similar a ser recordados como los dos
partidos que sacaron a Irlanda de la situación en la que el Fianna Fáil (partido hegemónico en la
república hasta las últimas elecciones) la metió.
Más allá de los titulares optimistas y de los triunfalismos gubernamentales, el
16 de diciembre poco o nada habrá cambiado desde un punto de vista práctico
para los ciudadanos irlandeses. La deuda hipotecaria no va a desaparecer, los
desempleados van a seguir siéndolo y aquéllos que han decidido emigrar no van a
cancelar repentinamente su billete.