Carlos Sánchez tiene hoy un artículo en el Confidencial en el que intenta torpedear la sabia decisión de Moreno Bonilla de suprimir los impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Carlos, con todo el respeto, no tienes razón.
Por otro lado, yo le daría la razón al ministro Escrivá sobre la recentralización de los impuestos, sino fuera por el gran grano supurante que supone el régimen especial del País Vasco y Navarra: paraísos fiscales camuflados, que nunca van a desaparecer, y que supongo Cataluña aspira a tenerlo igual. Sí, José Luis: España fiscalmente no es racional. Si no fuera por eso, yo también sería jacobino centralista, pero no es así.
Los impuestos que ha erradicado Bonilla en Andalucía van a suponer un flujo de capitales que a Andalucía (y a España, ojo) le vendrá muy bien, como se aprecia si te das una vuelta por, valga el ejemplo, la Costa de Cádiz, con una potencialidad turística enorme, sin explotar por falta de capitales, que la podrían convertir en una nueva Marbella, lo que multiplicaría los ingresos y el empleo. (Naturalmente, no estoy pensando sólo en el turismo, sino en cualquier forma empresarial. Ni solo estoy hablando de Cádiz.)
Esos impuestos, Patrimonio y Sucesiones, como dice muy bien Bonilla, tienen escaso valor recaudatorio, pero su eliminación multiplica ese escaso valor por mil. Es un trasvase de iniciativa pública sin sentido a una potencial iniciativa privada que beneficia, y no sólo a Andalucía, sino a toda España.
España necesita, en contra de lo que usted propone, señor Carlos, señor Escrivá crecer, y crecer en productividad. No en distribución, sino en productividad. Andalucía con más razón, pues es la región con mayor tasa de paro en España.
Que curioso es pasear por Cádiz, o sus pueblos, y no ver ni a un mendigo, con la cantidad de paro que hay. Fenómeno curioso que a mí se me ocurre relacionar con la cantidad de subvenciones al consumo que recibe y la cantidad de gente que vive de eso ¡por eso no protestan contra el paro!
En Madrid, suelo ir a tomar el aperitivo a un bar del barrio, y suelen salirme al paso cinco o seis mendigos mínimo. ¿Cómo, me digo si Madrid es la primera o segunda ciudad, y de las primera de Europa, en renta per capita? Por eso; la riqueza de Madrid, que se basa en la imposición baja, atrae a la gente mendicante, inmigrantes y & co. En Andalucía no hace falta pedir limosna: te la proporciona el estado sin mover un dedo.
Sí, soy jacobino racionalista, pero España no lo es, y yo me adapto a la España que conozco, y cuya alma ya vagaba por los Episodios Nacionales del gran Galdós, o las novelas del no menos grande Pio Baroja. Somos así, señoras, señores, no somos racionalistas, no vaya a ser que nos pongan a pensar, y eso da dolor de cabeza. Hay que aceptar donde uno ha nacido sin intentar enmendarlo bravamente, jacobinisticamemte. No somos Francia, por suerte o desgracia. Francia es un país de naturaleza y constitución jacobina, y por eso el citoyen que la habita acepta que la presión fiscal se superior al 50% de su renta. Aquí ardería Troya.
Debemos aceptar que aquí hubo una primera República desastrosa, en la que Cartagena le declaró la guerra a Alicante... y una Segunda que no fue menos desastrosa. No nos gustan ni la República “Sinalagmatica (y anarquista de Pi y Margall) “ni las jacobinas.
Que no se repita, y que se enmiende se una vez, o cállense para siempre.