Capital empleado

No existe un único criterio para calcular el capital que emplea una empresa en su actividad ordinaria. Las empresas invierten en edificios, oficinas, naves industriales, equipos informáticos y activos intangibles como marcas o cualquier otro tipo de propiedad intelectual. También deben incluirse como capital empleado las existencias o inventarios, las facturas de clientes a la espera de ser pagadas, los impuestos pagados por adelantado y la caja necesaria para que el negocio funcione. Tras sumar todos los activos empleados en el negocio hay que restar la parte correspondiente financiada por otros, como son las facturas pendientes de pagar a los proveedores. En definitiva, hay que sumar todas las partidas que financia la empresa por adelantado y restar aquellas financiadas por terceros, siempre que sean relativas a la actividad ordinaria. No se puede restar por lo tanto la deuda financiera o pasivos de naturaleza distinta a la del negocio ordinario.

Se puede considerar que algunos activos que aparecen en el balance no están relacionados con la actividad ordinaria de la empresa. Es posible que la dirección haya tomado la decisión de acumular activos financieros y un exceso de caja de cara al futuro, sin que estos se estén empleado en el negocio ordinario. En este caso, cada uno puede elaborar su propio criterio subjetivo para decidir qué se incluye y en qué caso particular.

Capital empleado = Activos operativos - Pasivos operativos
Pasivos operativos = Proveedores, Acreedores comerciales