Por sorpresa, el 29 de septiembre, antes que se encendieran los marcadores en Wall Street, los directivos de Civeo emitieron el comunicado que explicaba una nueva estrategia
Al contrario de lo que esperaba la comunidad financiera, la antigua división de alojamientos y servicios de catering de Oil States International, rechazó la propuesta de transformarse en una sociedad inmobiliaria. Su naturaleza fiscal continuará como una corporación, trasladarán su sede a Canadá - donde hay el mayor volumen de negocio -, y la previsión de resultados para el ejercicio del año 2014 es menor.
Los inversores no tuvimos tiempo de quedarnos con la boca abierta, que el mercado ya había castigado las acciones de Civeo con una descenso colosal de un 50%.“Es lo mejor para los intereses de los accionistas y la mejor posición de Civeo para sostener la creación de valor para las acciones” se justificaba la directiva.
Hasta aquél momento el mercado había sido optimista respecto esta empresa y su cotización se había mantenido alrededor de los 25 dólares. Había dado por descontado, precipitadamente, las ventajas de una posible transformación en sociedad inmobiliaria (Real Estate Investment Trust - REIT en Estados Unidos).
Los accionistas ya esperaban una distribución del 90% de los beneficios de una sociedad inmobiliaria antes que esta declarase cambiar de naturaleza jurídica.
A la bolsa no le gustan los cambios de planes. Sobretodo cuando los planes descartados parecían ser los mejores. Mi cartera se resintió del pesimismo. Esta caída auguraba una mala semana y consolidaba un pésimo mes de septiembre.
EL ARTE DE LA GUERRA DE SUN TZU
Con los ánimos por el suelo, el lunes me fue muy útil la frase "Pondera la situación, y luego, actúa", escrita hace más de dos mil años por Sun Tzu en su tratado de “El Arte de la Guerra”.
Al día siguiente, martes, Civeo ya era carnaza de especuladores. Ya no se trataba de fundamentales, sino de aficionados a jugar con opciones y otros instrumentos financieros. Medias esotéricas y gráficas justificaban un precio cada vez más bajo.
Por mi honor, había llegado el momento de ponerse a trabajar y considerar si aquél cuerpo era cadáver o aún tenía posibilidades de reanimarse.
Civeo, el 30 de septiembre, no solo cotizaba por debajo de las expectativas, sino que valía mucho menos que su valor contable. Según la última presentación de resultados, la valoración de sus fondos propios era de 12,37 dólares por acción. En aquella sesión llegó a los 11,60 dólares!
Hablamos de un negocio que funciona desde hace años, antes bajo el paraguas de una empresa mayor y, hasta hoy, ha registrado beneficios. No de una estafa, ni de un grupo comercial que acumula pérdidas.
Estos eran los motivos para seguir apoyando el proyecto. Pero, lo que me hizo decidir para cambiar de estrategia fue la aparición, poco a poco, de compras considerables de insiders. El consejero ejecutivo Bradley J. Dodson adquirió 24.000 acciones a 12,86 dólares, por ejemplo.
Hay miles de motivos para que los insiders vendan sus acciones, pero solo uno para que compren. Aquél cuerpo aún estaba muy vivo.
En contra de mi filosofía de acumular pérdidas, decidí, esta vez, doblar posiciones. Debía recuperar lo que la dirección me había robado. El miércoles, a les 15:30, me puse los tirantes a lo Gordon Gekko y ataqué. Compro!
A partir de ahora pueden suceder tres cosas:
- Que las acciones bajen (ouch!)
- Que las acciones se mantengan.
- Que las acciones suban por encima de su valor contable.
He comentado tres señales que confirman la última opción, la positiva. La evolución de la cotización debería mejorar para esta spin-off que, hasta hace muy poco, tenía todos los números para ser la estrella del parqué. Ahora, desde el anuncio de la directiva, el único deseo que tenemos es que se recupere.