Burbujas económicas: "Los tulipanes"

1 de diciembre, 2012 0

Uno de los casos más curioso de burbuja económica y que más llama la atención, es la burbuja de los tulipanes acaecida en los Países Bajos en el siglo XVII.

Los tulipanes son originarios de Turquía, donde tenían connotaciones exclusivamente sagradas y adornaban los trajes de los sultanes de la época, de allí, en el siglo XVI, llegaron a Europa, donde en un principio no eran demasiado populares, ya que no tienen olor ni aplicación medicinal, además florecen una o dos semanas al año, unido a que el tulipán no es una flor especialmente atractiva,  pasó desapercibida. Sin embargo, cuando era afectada por un virus  surgían una gran variedad de colores y formas, irónicamente, más agradables, lo que provocaba un creciente interés por ellos. Los jardineros holandeses comenzarón a apreciar los tulipanes por su belleza y muchos pintores preferían pintar una de esas flores antes que un cuadro.


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Aunque es difícil pensar en Holanda sin evocar sus enormes praderas de tulipanes, quizás no todos sepan que el origen de esta planta es turco. De hecho, no fue hasta 1593 cuando estas flores llegaron al viejo continente en un barco, esta vez sí, holandés.

Los holandeses apreciaron de inmediato la delicadeza y los colores vivos y sugerentes de la nueva especie, tanto es así que se cuenta que hacia 1636, algunas de las variedades más raras de tulipán podían costar más que una casa en Ámsterdam.

Holanda atravesó un periodo en el que, mientras la demanda de estas flores no paraba de crecer, la oferta se mantenía en niveles muy bajos ya que durante mucho tiempo, los únicos capaces de suministrar estas florres a los mercados eran compradores de bulbos que se hacían con un gran inventario que sólo eran capaces de reponer una vez cada cuatro años.

Esto llevo a una aunténtica inflación en el precio de la flor, cuyo precio sufría incrementos de hasta el 20% mensual. Como os podéis imaginar era imposible que esta situación se mantuviese durante demasiado tiempo y cuando pasó el boom los precios cayeron dramáticamente, perjudicando directamente a miles de personas que se habían empeñado con la esperanza de poder revender unos cuantos bulbos.

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Tulipomanía

Artículo bueno
Acuarela anónima del siglo XVII delSemper Augustus, el bulbo más famoso, vendido por un precio récord: 6000 florines.

La tulipomanía fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia. El relato de estos acontecimientos fue popularizado por el periodista escocés Charles Mackay, que lo reflejó, en 1841, en su libroMemorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes (1841).1

Contenido

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[editar]Causas

Varios factores explican el origen de la tulipomanía holandesa. Por un lado, el éxito de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y la prosperidad comercial de los Países Bajos, y por otro, el gusto por las flores, especialmente las exóticas, que se convirtieron en objeto de ostentación y símbolo de riqueza.

A su vez, y por razones que en aquel tiempo se desconocían, los tulipanes cultivados en Holanda sufrían variaciones en su apariencia, naciendo así los tulipanes multicolores, irrepetibles, lo que aumentaba su exotismo y por tanto su precio. Hoy se sabe que la causa de ese fenómeno era un parásito de la flor, el pulgón, que transmite un virus a la planta conocido como Tulip Breaking Potyvirus.2

[editar]Introducción del tulipán en Europa

Charles de l'Écluse, conocido como Carolus Clusius, introductor del tulipán en los Países Bajos.

El tulipán fue introducido en los Países Bajos en 1559, procedente de la actual Turquía (en aquel tiempo, Imperio otomano), donde tenía connotaciones sagradas y adornaba los trajes de los sultanes. De hecho, la palabra tulipán procede del francésturban, deformación del turco otomano tülbent, viniendo este término del persa dulband y significando todos turbante.

Aunque han sido halladas evidencias del uso ornamental en el Al-Ándalus del siglo XI que indican una introducción en Europa más remota en el tiempo, la versión tradicional atribuye su difusión al embajador austríaco en Turquía, Ogier Ghislain de Busbecq, en el siglo XVI.3 Ogier era un floricultor entusiasta, y cuando regresó a Europa en 1544 llevó consigo algunos bulbos a los Jardines Imperiales de Viena. Más tarde, en 1593, el destacado botánico Carolus Clusius dejó su trabajo en los Jardines Imperiales para tomar un cargo de profesor de botánica en Leiden, Holanda, hasta donde llevó una colección de bulbos de tulipanes que crearon un gran interés y entusiasmo.

Clusius comenzó a cultivar tulipanes de variedades exóticas: sin embargo, celoso de su colección, los mantenía guardados. Pero una noche alguien penetró en su jardín y robó sus bulbos. El suelo arenoso holandés, ganado al mar, resultó ser el idóneo para el cultivo de la planta, y el tulipán se extendió por todo el territorio.

Para mucha gente los tulipanes pueden parecer inútiles, sin olor ni aplicación medicinal, floreciendo sólo una o dos semanas al año. Pero los jardineros holandeses apreciaban los tulipanes por su belleza, y muchos pintores preferían pintar una de esas flores antes que un cuadro.4

[editar]El alza de precio

Panfleto acerca de la tulipomanía impreso en 1637.

A pesar de que se intentó controlar el proceso por el cual los tulipanes monocromos se convertían en multicolores, los horticultores holandeses no fueron capaces, de manera que lo aleatorio del exotismo contribuyó a elevar progresivamente el precio de cada bulbo. Las variedades más raras eran bautizadas con nombres de personajes ilustres y almirantes de prestigio. En la década de los años veinte del siglo XVII el precio del tulipán comenzó a crecer a gran velocidad. Se conservan registros de ventas absurdas: lujosas mansiones a cambio de un sólo bulbo, o flores vendidas a cambio del salario de quince años de un artesano bien pagado. En 1623 un sólo bulbo podía llegar a valer 1.000 florines neerlandeses: una persona normal en Holanda tenía unos ingresos medios anuales de 150 florines. Durante la década de 1630 parecía que el precio de los bulbos crecía ilimitadamente y todo el país invirtió cuanto tenía en el comercio especulativo de tulipanes. Los beneficios llegaron al 500%.

En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100.000 florines. A efectos de comparación, una tonelada de mantequilla costaba 100 florines, y ocho cerdos 240 florines.5 Un bulbo de tulipán llegó a ser vendido por el precio equivalente a 24 toneladas de trigo.6 El récord de venta lo batió el Semper Augustus: 6.000 florines por un sólo bulbo, en Haarlem.

En 1636 se declaró una epidemia de peste bubónica que diezmó a la población holandesa. La falta de mano de obra multiplicó aún más los precios, y se generó un irresistible mercado alcista. Tal fue la fiebre, que se creó un mercado de futuros, a partir de bulbos aún no recolectados. Ese fenómeno fue conocido como windhandel, "negocio de aire", y se popularizó sobre todo en las tabernas de las pequeñas ciudades, a pesar de que un edicto estatal de 1610 había prohibido el negocio por las dificultades de ejecución contractual que generaba. Pese a la prohibición, los negocios de este tipo continuaron entre particulares. Los compradores se endeudaban y se hipotecaban para adquirir las flores, y llegó un momento en que ya no se intercambiaban bulbos sino que se efectuaba una auténtica especulación financiera mediante notas de crédito. Se publicaron extensos y bellos catálogos de ventas, y los tulipanes entraron en la bolsa de valores. Todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta los artesanos, se vieron implicados en el fenómeno.

Charles Mackay cuenta una historia de la época:

Un rico mercader había pagado 3.000 florines por un raro tulipán Semper Augustus, y éste desapareció de su depósito. Tras buscarlo vio a un marinero (que había confundido el bulbo con una cebolla) comiéndose el tulipán. El marinero fue detenido de inmediato y condenado a seis meses de prisión.7

Evolución del precio del tulipán en Holanda entre 1636 (12 de noviembre) y 1637 (1 de mayo).8

[editar]Final de la burbuja

En 1637, el 5 de febrero, un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse comprador. Entonces la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en picado y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Se habían comprometido enormes deudas para comprar flores que ahora no valían nada. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales. La falta de garantías de ese curioso mercado financiero, la imposibilidad de hacer frente a los contratos y el pánico llevaron a la economía holandesa a laquiebra.

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La burbuja de los tulipanes
Este episodio, acaecido en Holanda en el siglo XVII, es uno de los ejemplos más citados a la hora de ilustrar el concepto de burbuja especulativa. Quizás es, por el objeto de la especulación, uno de los más curiosos, aunque desde luego no el único. 

Los tulipanes llegaron a Europa Occidental a finales del siglo XVI, y en un principio no eran demasiado populares (ya que en su estado natural no es una flor especialmente atractiva). Sin embargo, tras verse afectados por un virus, empezaron a surgir una gran variedad de colores y una forma, irónicamente, más agradable, lo que provocó un creciente interés por ellos. 

La boyante situación económica de Holanda en aquella época, derivada principalmente de su gran actividad comercial, hizo el resto; y a principios del siglo XVII, los bulbos de tulipán se convirtieron en piezas de coleccionista. 

En la década de 1630, el panorama llego al clímax de la exuberancia irracional, con un mercado de tulipanes en el que el número de transacciones comerciales era cada vez mayor. Los precios ascendían sin parar, alcanzando cifras absolutamente desorbitadas. Sirva de ejemplo que en 1635 se llegaron a pagar 100.000 florines por 40 bulbos, y por un bulbo de la preciada especie Semper Augustus, se podía llegar a pedir 5.500 florines. 


Acuarela anónima del siglo XVII del Semper Augustus, el bulbo más famoso, vendido por un precio record: 6000 florines.En esta situación, generalizada en todo el país, se generó la ilusión de que siempre se ganaba en el mercado del tulipán. Independientemente de a qué precio se comprara, alguien siempre estaría dispuesto a pagar aún más. Gentes de todas las clases sociales se lanzaron a comprar bulbos de tulipán, deshaciéndose de sus bienes más básicos, con la esperanza de revenderlos a otro comprador y así obtener un suculento beneficio. Un marinero desconocedor de los tulipanes fue encarcelado tras comerse por error un bulbo. 

Sin embargo, en algún momento de principios de 1637, algunos de los especuladores detectaron signos de agotamiento del mercado, por vez primera no se vendió una colección completamente exclusiva de tulipanes, y decidieron que era buen momento de vender y salir del mercado de tulipanes con las ganancias obtenidas. Esta actitud se contagió rápidamente y el pánico se apoderó del país. Quienes tenían bulbos en esos momentos, adquiridos a precio de oro, se encontraron sin compradores. La situación no era mejor para los que habían comprado mediante un contrato de futuros: se veían obligados a comprar a un precio que ya no era el de mercado. 

La situación era tal que el gobierno holandés trato de mediar, estableciendo unas normas que consideraban nulos los contratos realizados a partir de noviembre de 1636, y que establecían que los contratos de futuros debían ser satisfechos con un 10% de la cantidad establecida inicialmente. Sin embargo, estas medidas no dejaron contento a nadie, ya que los compradores se veían obligados a pagar por algo que ya no tenía valor, y los vendedores tenían que vender a un precio menor que el acordado. 

La explosión de la burbuja dejó, como siempre ocurre, vencedores y vencidos. Vencieron aquellos que se salieron justo antes de la explosión, acumulando grandes beneficios. Perdieron quienes habían liquidado su patrimonio para especular con bulbos y al final se quedaron con tulipanes y sin casa. Al final, perdió el país entero, que durante años se vio sumido en una importante depresión económica.

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