La marea del Brexit sigue avanzando en los sondeos. Ya hay varias encuestas que le dan ligera ventaja. Nosotros los españoles no estamos capacitados para entenderlo -aunque en España el cabreo con Europa está alcanzando cotas importantes-.
De casualidad he leído en Monetary Market un párrafo de Hayek que ilumina la mentalidad británica sobre la intromisión en sus asuntos.
"The English people, for instance, perhaps even more than others, begin to realize what such schemes (LC: an international federation) mean only when it is presented to them that they might be a minority in the planning authority and that the main lines of the future economic development of Great Britain might be determined by a non-British majority. How many people in England would be prepared to submit to the decision of an international authority, however democratically constituted, which had power to decree that the development of the Spanish iron industry must have precedence over similar development in South Wales, that the optical industry had better be concentrated in Germany to the exclusion of Great Britain, or that only fully refined gasoline should be imported to Great Britain and all the industries connected with refining reserved for the producer countries?”
Creo que deja claro lo distintos que somos. A los ingleses les importa que sus representantes no estén en minoría, y la ampliación de la UE les va a dejar en un 13% del poder de voto, cuando al principio eran el 33%.
Lo que me desconcierta es que sea Lars Christensen, un liberal, recurre a Hayek, un fundador del liberalismo, para defender la UE, que es lo más anti liberal que se puede imaginar. Es verdad que Hayek tuvo tentaciones federalistas para el mundo. Eso lo llamo utopismo, Distopia, como dice Bill Mitchell.
Creo que el Brexit está más cerca del liberalismo que la UE, lo que es fácil, porque ésta es la expresión perfecta de una burocracia que aplasta a los fuerzas económicas emergentes hasta matarlas. Sin embargo, hay una izquierda -como la de Bill Mitchell- que reclama par sí la lucha contra el euro. Es decir, que tenemos una confusión ideológica: la derecha liberal y un izquierda democrática (que en España está a punto desaparecer por el escotillón), están en contra del euro. Por ejemplo, mi admirado LK que se declara socialdemócrata, ha condenado a la izquierda europea por haber se ahorcado con la soga del euro. Es más, en el Brexit dice que Boris Johnson dice más sensateces que la izquierda.
Yo estoy con LK: la izquierda europea se ahorcó un nefasto día de 1992, cuando apoyó sin fisuras Maastritch. Nótese que desd entonces no ha hecho más que caer y caer y casi desaparecer. La costalada que se va a dar Pedro Sánchez el 26-J se la preparó Felipe González hace ya 24 años. Luego vendrá la caída de la derecha, y luego la de Europa. Porque Europa será insostenible cuando unos países estén gobernados por la extrema derecha antieuropea y en otros por la extensa izquierda, también antieuropea.
El Brexit es una consecuencia de Maastritch, la más civilizada. Y si al final se produce, gran parte de la culpa será del gobierno, la UE, y el FMI, además de la Casa Blanca, que han defendido con mentiras el status quo: es decir, los intereses de la burocracia europea. Esas mentiras ha enfurecido a los brexistas, y les ha hecho fuertes.
En resumen: desde el punto de vista de la lógica económica el Brexit tiene razón -independientemente de lo que nos pueda salpicar. Quizá no sea oportuno, pero lógico, lo es totalmente. Es un movimiento de derechas, pero que resuena en los cuarteles de la izquierda civilizada. Que hoy se localice en la derecha británica no es más que una muestra más de la caída en la ignominia de la izquierda europea.
El Brexit es una huida del fracaso del proyecto de la Europa Máxima, la de Maastricht. La izquierda democrática cometió el error de aferrarse a él, y, desgraciadamente, la lógica económica está en manos de los extremismos. Los del Brexit no quieren más que huir de la sinrazón. Y s la implosion de Europa.