Siempre se ha creído de manera generalizada que la bolsa ofrece más riesgo pero también mayor recompensa que los bonos si se aguanta el suficiente tiempo invertido. Últimamente, a raíz de la crisis, numerosos estudios empiezan a poner en tela de juicio que esto sea así.
Por ejemplo, la prestigiosa Escuela de Negocios de París publicó un estudio minucioso al respecto, y los resultados son chocantes. El estudio se remonta a 1854. A mí no me interesan los datos tan antiguos, no me parecen fiables y la coyuntura es tan distinta comparada con los últimos años que la representatividad de esos datos la considero mínima. Por eso tiendo a centrarme en los datos de las últimas décadas para poder extraer conclusiones.
El estudio trata de hacer los cálculos lo más realistas posibles. Es cierto que este tipo de cálculos son muy complejos. Según cómo se realicen las diferencias en los resultados pueden ser enormes y de hecho hay estudios que defienden la ventaja de la bolsa frente a los bonos, y otros que van surgiendo en los últimos años poniéndolo en entredicho.
El estudio de París afirma que entre 1914 y 1983, en la bolsa de París se ha perdido dinero. Así que empezamos planteándonos la afirmación de que “la bolsa a largo plazo sube”. Entre 1914 y 1982, y aún reinvirtiendo dividendos se habría perdido un 2,82 % anual deducida inflación. Los bonos del tesoro francés habrían perdido el 4,92%.
Como ya comentaba, prefiero los datos más actuales, por ejemplo de 1983 a 2006 (el estudio no hace referencia a años posteriores). Se trata de un periodo de bonanza y crecimiento que todos tenemos en la mente y que probablemente sea la causa de la creencia que en la bolsa siempre se gana a largo plazo. De 1983 a 2006 el estudio afirma que la bolsa ganó en ese período de media el 13,50% anual. Pero resulta que los bonos del estado rentaron el 11,97%.
Así que otro de los mitos es atacado y al contrario de lo que parece, los bonos no son el reverso de las bolsas mirando estos resultados, y de hecho los bonos se comportan bien cuando la bolsa también lo hace, y al contrario cuando va mal.
Uno de los gestores de mayor prestigio a nivel mundial, Bill Gross, habla del culto a las acciones y cómo se ha sobreestimado su rendimiento a largo plazo.
Si todo esto es cierto, tenemos la gran pregunta, ¿esa mínima diferencia en el rendimiento de acciones frente a bonos merece la pena? Si nos centráramos en los bonos, estaríamos ahorrándonos los batacazos descomunales de las bolsas periódicamente. Y ahí va un ejemplo, esta vez con Estados Unidos:
¿Y en los últimos 10 años en Estados Unidos? Datos obtenidos de about.com
Claro, con la crisis en medio es normal. ¿Y en los últimos 30 años en Estados Unidos? Los bonos del gobierno de largo plazo han ganado el 11.5% anualmente comparado con un 10.8% del SP500.
Por supuesto que hay estudios que reflejan lo contrario, por ejemplo el análisis de Ibbotson Associates en 2010, que se remonta a 1926, nos demuestra que el SP500 ofrecería un 9.9% anual frente al 5.5% de los bonos de largo plazo (aquí no se ha tenido en cuenta la inflación).
Otro de los expertos que también realizó un estudio que apoya esta tesis es Jeremy Siegel, profesor de la Wharton School y autor del famoso "Stocks for the Long Run."
En este gráfico, uno de dichos estudios muestra el rendimiento relativo de acciones vs bonos, apoyando que las acciones suelen comportarse mejor salvo en periodos determinados como el actual.
¿Así que con las acciones siempre se gana a largo plazo? Parece que no, de hecho se pueden pasar muchos años perdiendo dinero por caídas en los precios o porque la inflación supera el rendimiento.
¿Estamos ante el final de un ciclo a partir del cual las acciones superarán en rendimiento a los bonos? Muchos defienden esta postura, y es difícil pensar que los bonos puedan seguir subiendo mucho más si nos atenemos a sus bajísimas rentabilidades. Los bonos de largo plazo no parecen una buena inversión en este momento. Pero es muy difícil predecirlo con seguridad, vivimos en tiempos excepcionales con los mercados sujetos a la influencia de los Bancos Centrales.
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