La teoría de las expectativas racionales, o REH, que tantos quebraderos de cabeza y pocos resultados da, se basa en un argumento circular, del tipo A es B puesto que B es A. Esto se desprende fácilmente del siguiente párrafo de David Glasner,
That was the key insight of John Muth in his paper introducing the rational-expectations assumption into economic modelling. So in any model in which the current and future actions of individuals depend on their expectations of the future, the model cannot arrive at an equilibrium unless those expectations are consistent with the equilibrium of the model. If the expectations of agents are incompatible or inconsistent with the equilibrium of the model, then, since the actions taken or plans made by agents are based on those expectations, the model cannot have an equilibrium solution.
Las expectativas racionales garantizan que el resultado final es un óptimo de la economía, no pudiéndose obtener más satisfacción para todos sin que alguien pierda algo. Ahora bien, ese logro óptimo está previamemte definido y es único. Y sólo se alcanza a menos que las expectativas son consistentes con el equilibrio - definido previamente. Si las expectativas no son consistentes con el resultado, no se alcanza el equilibrio máximo. Si, sólo si, las expectativas son coherentes con el equilirbrio final, se alcanza este equilibrio. Un equilibrio alcanzado por azar - supongamos un pleno empleo con cero inflación y sin desequilibrios financieros - no es válido para el modelo.
Ergo, hay un argumento circular o yo les tengo mucha manía a esta gente.
Luego la culpa de la falta resultados satisfactorios en una economía es de los agentes que no aceptan el juego libre del mercado (por ejemplo, los sindicatos, o los acuerdos impuestos de precios) y no de las expectativas necesariamente racionales. Hay margen para el error, que se corrige a sí mismo dándole tiempo para que la corrección de los rezagados alcance a los que han acertado. Pero el resultado PRE determinado esperará y brillará en todo su esplendor.
Por eso prefiero modelos económicos más abiertos a la "incertidumbre radical" (Mervin King), que impide que las expectativas sean seguras porque no ven claro cómo será el futuro, y cuanto menos claro lo vean, ma subjetivas y erróneas serán. Obviamente sería mucho más cómodo lo otro, peor menos realista.
O, como lo expresa Mervyn King en su cada vez mejor "El fin de la Alquimia", simplemente hay mercados presentes y futuros que no existen:
Si la única elección para los hogares y las empresas fuera comprar «cosas», entonces sería más fácil coordinar los planes, porque sólo necesitaríamos mover un precio el tipo de interés real (el precio de las «cosas» hoy en términos de «cosas» mañana)—para coordinar el ahorro total deseado con la inversión deseada. Pero el propósito de una economía de mercado es ofrecer oportunidades a los hogares y las empresas para gastar su dinero en una amplia variedad de bienes y servicios, así como reservar algo para sucesos u oportunidades imprevistas o inimaginables. La incertidumbre radical («las cosas pasan») significa que muchos de los mercados en los que los precios avanzan para producir un equilibrio simplemente no pueden existir y no existen. La economía de mercado, por tanto, no puede coordinar los planes de gasto. Hay demasiados mercados que no existen. Como resultado de esto, la economía de mercado no se estabiliza por sí misma, lo que propicia bruscos altibajos en el consumo total. La macroeconomía tradicional es la economía de las «cosas». En lugar de eso, necesitamos la economía de «las cosas pasan»...
... La economía de mercado, por tanto, no puede coordinar los planes de gasto. Hay demasiados mercados que no existen. Como resultado de esto, la economía de mercado no se estabiliza por sí misma.
Parece distint amanera de decirlo, pero s lo mismo. Si existiera un mercado presente y futuro para cada cosa y cada expectativa, éstas podrían estimar acertadamente el precio de equilibrio. Al no exigir todo tipo de mercado, la única manera de que el equilibrio se alcance es a través de un truismo.