Una vez ajustadas las cuentas de este 2020 y apartado el capital que me toca tributar, he decidido apostar por Nanox Visión (NNOX) una parte sensible de mis beneficios netos anuales. Más o menos lo que me habría gastado durante las Navidades de más si estos fueran unos tiempos normales.
Nanox es una pequeña empresa israelí que empezó a cotizar en el Nasdaq hace unos meses. Su único objetivo es conseguir comercializar un sistema digital de rayos X, que abarataría de forma tremenda tanto el servicio como la aparatología asociada a esta técnica.
Se trata de una empresa potencialmente disruptiva que a día de hoy no gana nada, al contrario pierde dinero cada día que pasa. Todo a la espera de que el órgano regulador americano le dé el visto bueno.
Es obvio que invertir en Nanox es apostar y el propio folleto de su salida a bolsa advertía de su elevado riesgo. De hecho, los fondos bajistas de Muddy Waters y Citron ya se han fijado en ella y han redactado sendos informes en los que dicen que Nanox es un fraude y que lo único que venderá serán sus acciones. Por contra, son diversas las entidades que respaldan el valor, como la coreana SK Telekom, una de las principales accionistas del valor.
Hay multitud de opiniones en la red y la empresa ha acudido a convenciones de radiología para mostrar su producto, que parece ser bien aceptado por el colectivo médico.
Si está técnica de rayos X digital se aprobara y se empezase a comercializar, su potencial es infinito. Además de sustituir a la técnica actual, podría implantarse en muchos más lugares como residencias o centros deportivos, dado su bajo coste y la opción de pago por uso que quieren implementar.
Desde luego sería carne de OPA por parte de los grandes players del sector.
Veremos.