Se está acercando una fecha amenazadora para todos, el 1 de octubre, supuestamente el día del referéndum catalán. Da la impresión de que todos, de un lado y otro, querrían retroceder en sus posiciones. Puigdelmont es un cero a la izquierda, y Rajoy no quiere hacer nada pero que otros tampoco hagan nada. Parece ser que la "cosa" se ha desinflado un tanto, últimamente. No hay el entusiasmo de hace unos meses.
Leo en El País que el gobierno ha consensuado con PSOE y C's no hacer nada "unilateral" ante el desafío catalanista. Es decir, es como si hubiera un consenso pero de la nada, porque en otro medio leo que el PSOE propone devolver a Calaluña el Estatuto que fue rectificado duramente y sancionado por el Constitucional. Sí, aquel de Zapatero, que se hicieron a pachas él y Artur Mas, en una noche de los cigarros largos.
Esta gente, ¿a qué juega? Cualquiera sabe. El menos tonto de todos me temo que es Iceta, que ya le gustaría a él que se impusiera el Estatuto sin afeites - el de Zapatero- hasta la próxima movida indenpendentista. Rajoy lo que quiere es que nadie se le adelante si él tiene que tomar una decisión ineludible, y C's, francamente, no sé a qué juega, sólo que en sus filas hay algunos cabezas pensantes que son partidarios de buscar un "reacomodo" para Cataluña: o sea, una Zapaterada. Por ejemplo, Garicano, un veleta. O por ejemplo, Elisa de la Nuez, otra veleta. Deberían leer sus artículos para saber quién manda de verdad en ese partido de chichi-nabo.
De todo esto no puede salir nada bueno, porque el resultado es reforzar a Puigdemont, que está totalmente hundido.
Lo que hay es un contubernio de la Zoraya Zaez de Zantamaría para negociar concesiones leoninas a cambio de la suspensión de referéndum, que el Gobierno no se atreve a prohibir.
Es decir, que antes de 1 de octubre, habrá una gran fiesta para celebrar que el artículo 155 se ha quedado en el armario, Cataluña obtiene un Estatuto con ventajas fiscales cercanas al Cupo vasco - una gran aspiración - y todos contentos en una España cada vez más desunida... pero en la playa.
Rajoy habrá pasado como el gran cobarde que ha conseguido La Paz, y ganará las elecciones. Y todos los demás, rehabilitados, incluso los Pujol, esos querubines trapisondistas que resulta que lo único que hacían era suministrar de guiones a Albert Boadella. Y éste que tenga cuidado, por no haber adivinado quienes iban a llevarse el gato al agua.
Este es el país de las componendas. Haremos como si la Constitución no ha sido violada mil veces, como si la sentencia del Constitucional sobre el Estatut no se ha conculcado, pero seguirá habiendo fuerzas separatistas, porque estos querrán más, y los otros, los de segundo nivel, querrán arañar algo. Al final no habrá seguridad social. O será una mala imitación de una negociación continua.