No descubro nada nuevo hablando de la debilidad cíclica de la economía alemana, The Laggard de la economía europea, como dicen en el Financial Times, de donde entresaco:
El banco central de Alemania advirtió que es probable que la economía más grande de Europa caiga en recesión en el tercer trimestre, arrastrada por una fuerte caída en las exportaciones alemanas y una disminución en la producción industrial.El Bundesbank dijo en su actualización mensual que esperaba que la economía de Alemania siguiera siendo "mediocre" en los tres meses hasta septiembre, y agregó que "podría continuar disminuyendo ligeramente" después de que se redujera en un 0.1 por ciento en los tres meses hasta junio.La advertencia se sumó a las sombrías señales sobre la economía alemana, que pasó de ser la potencia de la región a una de sus rezagadas, agobiada por una combinación de agitación en la industria automotriz, la creciente guerra comercial entre Estados Unidos y China y la perspectiva de una salida caótica del Reino Unido de la UE.En el segundo trimestre, la desaceleración del comercio exterior y la disminución de la producción industrial se compensaron en parte con el crecimiento del gasto de los hogares y el gobierno. Pero el Bundesbank advirtió que no estaba seguro de cuánto tiempo podría continuar.
Quizás la mejor expresión del malestar alemán sea la caída de la producción industrial, íntimamente ligada a sus exportaciones.
Es la primera y más afectada víctima por la guerra comercial desatada por Trump, y de la posible pérdida del mercado británico, pero no será la última, porque Europa y China están también sufriendo las consecuencias de la congelación del comercio mundial. ¿Qué impronta dejará este sujeto en la historia?
No es de extrañar que se hayan levantado pocas voces alemanas contra el intento de Draghi de animar la demanda interna europea anunciando nuevas medidas monetarias expansivas , incluidas la posibilidad de comprar títulos privados en un nuevo Quantitavity Easing si se prevé necesario. Hace unos años Alemania puso el grito en el cielo con el “What ever it Takes” de Draghi, ¡oh herejía!, que supuso una revolución ultrajante para los austeros y ceñudos alemanes, por entonces con una economía boyante. Insultantemente boyante, en comparación con los demás socios europeos. “Hagan como nosotros”, decían, sean más austeros. Pero no era esa la causa, al revés, como se demuestra ahora, en que el problema es un exceso de austeridad.
Aumentar la demanda interna de manera sostenida es lo único que podría prolongar el dinamismo del consumo que cita el Bundesbank, del que se duda que pueda durar. A su vez, la demanda interna de los demás países de la Zona echarían una mano a las exportaciones alemanas.
Alemania además está preparando una serie de medidas fiscales que aviven la inversión pública, algo que se justifica aunque sólo sea por su ausentismo durante los últimos años.
Todo en economía está entrelazado. La política trumpiana de “beggar-my-neighbor” puede funcionar para una empresa, que gana poder de mercado si hunde a sus competidores, pero nunca en lo colectivo. En lo colectivo perdemos todos, incluido el iniciador de guerras comerciales. La demanda global se contrae, la economía mundial se contrae, incluida la de Trump.