No es de extrañar que la relación de Hillary con el aborto y la multinacional Planned Parenthood haya sido la principal preocupación de los norteamericanos. Recordamos que Clinton se ha erigido como la principal defensora de este negocio en EEUU. En lugar de condenar el hecho de hacer negocio con los tejidos y órganos de niños no nacidos, Clinton declaró que “es lamentable” que Planned Parenthood haya sido objeto de “un ataque concertado durante tantos años”.
La demócrata ha arremetido en numerosas ocasiones contra las asociaciones pro-vida, que según sostiene, han estado durante años planeando un ataque contra el gigante del aborto. Cabe destacar que Planned Parenthood aborta más de 320.000 bebés estadounidenses cada año, una práctica que financia con alrededor de 554 millones de dólares de los contribuyentes.
Mis motivos no son explicables racionalmente. Pero no puedo admitir que un aborto se convierta en una industria de aprovechamiento de desechos humanos. Debe ser muy racional decir: ya que esta mujer ha abortado, aprovechemos los restos en beneficio de otro. Está a una línea invisible tras la cual se aborta para fabricar deshechos. Ya decía Julián Marías que el aborto es un ataque directo a la civilización occidental.
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