En el anterior capítulo quedamos en que lo más importante es ser capaces de ver la realidad tal cual es o, al menos, ver la realidad de una manera que nos haga ganar dinero en los mercados. Y para observar la realidad de forma correcta tenemos que trabajar en nuestro cerebro.
"Al igual que el jardinero dirige el agua a donde quiere, el arquero dirige la flecha a donde apunta y el carpintero moldea la madera como desea, el sabio moldea su mente"
(Buda)
La visión es una capacidad del hombre en la que intervienen la luz y los ojos, pero es realmente el cerebro el que está viendo. A través de la retina "entra" mucha información en cada instante. Sin embargo el cerebro necesariamente selecciona solo una parte de esa información. Aquélla información que le es útil y aquélla información que por condicionamiento previo está dispuesto a aceptar. ¿Por qué el cerebro solo selecciona parte de la información? Fácil. Imagínate que te encuentras ante un león hambriento. ¿Quién sobrevive? ¿el hombre que capta la información necesaria y la puede procesar rápidamente o el hombre que capta toda la información y la procesa durante 3 horas?
En los mercados ocurre igual. Si pudiésemos conocer cada elemento, saber sus propiedades, de dónde viene y a donde va, sin ningún lugar a dudas sabríamos pronosticar a ciencia cierta el destino del mundo y de la economía. Pero resulta que no podemos controlar todos esos elementos. No hay modelo que controle la realidad.
En un universo o mundo tan rico de variables y posibilidades, las teorías económicas aplicadas a los mercados languidecen y por el contrario las teorías sencillas y la observación simplificada de la realidad son más elevantes y útiles. A pesar de esto, el gurú de moda y el inversor medio tienden a pensar que la realidad bursátil tiene que ser explicada, entendida y desarrollada bajo una fuerte apariencia de sofisticación y complejidad. Se entiende que más cantidad de información, análisis, algoritmos y razonamientos sesudos llevan a una mejor inversión. La realidad es la contraria. Como en muchas otras cosas de la vida, en bolsa menos es más.
Hace unos meses, escribí un artículo titulado "El Cook County Hospital y una lección bursátil: menos es más" en el que explicaba como un hospital de Chicago había mejorado la detección y tratamiento de los casos de infartos reduciendo la realidad a una sencillas reglas de probabilidad. Por lo visto, los infartos no son tan fáciles de detectar y muchas veces se "devuelve" a gente enferma a sus casas, o lo contrario y más frecuente, se interna durante varios días a gente que está sana que solo tiene una indisposición. Y cuando el director del departamento médico del Cook County Hospital, Brendam Reilly, se hizo cargo de que se estaba consumiendo mucho tiempo, recursos y vidas mediante la detección tradicional de infartos (cada médico con su método) decidió establecer un protocolo basado en las probabilidades. ¿Cuál fue el resultado? Menos tiempo gastado, más recursos disponibles y menos muertos por error. ¿Podía un protocolo, un algoritmo ser más útil que un médico? En casos complejos en los que el tiempo y los recursos son limitados, la respuesta es sí.
Lo mismo ocurre en los mercados. ¿Cómo detectar un mercado alcista o bajista? ¿a cuántos factores atendemos? ¿cuáles dejamos fuera? ¿cómo interactuan unos factores con otros?
Al final, en un entorno tan rico en posibilidades, necesitamos reglas no grandes teorías. Necesitamos elementos sencillos de observación, que con alta probabilidad (no con certeza por supuesto) nos señalen que está ocurriendo y qué es lo más probable que ocurra a continuación.
No necesitamos ideologías politico-económicas para ver la realidad, necesitamos correlaciones que no sean espúrias. Correlaciones o relaciones que sean fáciles de entender y explicar. Correlaciones casi evidentes. Necesitamos, en mi opinión, datos económicos que mejoren cuando la economía mejora y cuando la bolsa sube y datos económicos que empeoren cuando la economía empeora y la bolsa baja.
Estos datos económicos que nos pueden aportar una información tan relevante, son los que se llaman datos económicos adelantados y datos económicos coincidentes.
Un ejemplo es el que ofrezco en la imagen. Podemos ver la creación mensual de empleo en EEUU y superpuesto vemos la evolución del índice bursátil S&P 500. No hay que ser ningún genio de las finanzas para comprender que la creación de empleo es algo positivo, propio de una economía que se expande y que típicamente acompaña a un mercado alcista. Y lo contrario es cierto. Destrucción de empleo es propio de recesión y de mercado bursátil bajista.
Con este tipo de cosas son con las que yo practico el "trading global macro". Y uno de mis principios fundamentales es observar la realidad de una manera sencilla. Es decir, teniendo en cuenta que "menos es más". En los próximos artículos hablaré de que indicadores utilizo para ver la realidad macroeconómica y no menos importante, hablaré de como pensar para evitar "errores de visión" o como evitar que los "mitos bursátiles" afecten a nuestra razón.
Otros artículos de esta serie:
Introducción al "Trading Global Macro"
Trading Global Macro II
Trading Global Macro III: Observar la Realidad