Mucho se está especulando sobre si EEUU puede quebrar de forma técnica (técnica porque ya sabemos que es solvente) a partir de mediados de octubre si no se aumenta el llamado "techo de la deuda". Ya lo traté ampliamente en el artículo del viernes "El Mito del Techo de la Deuda de EEUU".
Las dudas que sacuden al mercado estos días, son si el Secretario del Tesoro Jack Lew puede priorizar los pagos en caso de que los republicanos se enroquen y no acepten aumentar el techo de la deuda. Jurídicamente parece que sí, ya que en 1985 -en medio de otro evento de "elevación del techo de la deuda"-, una agencia de contabilidad del gobierno (no sujeta a representación política) en un memorandum aclaró lo siguiente (traducción google):
"El Secretario del Tesoro tiene la autoridad para determinar el orden en el que las obligaciones deben ser pagados si el Congreso dejará de elevar el techo de la deuda legal y los ingresos son insuficientes para cubrir todos los pagos requeridos. No hay ninguna ley o cualquier otra base para concluir que el Tesoro debe pagar las obligaciones pendientes en el orden en que se presentan para el pago. Hacienda está libre para liquidar las obligaciones en cualquier orden que determina servirá mejor a los intereses de Estados Unidos ".
Luego, Jan Hatzius y su equipo de Goldman Sachs(gracias Ángel por el envío), comentan que priorizar los pagos puede ser técnicamente imposible porque al día se realizan 4 millones de pagos.
Esto es una mera suposición y es como decir que un país no tiene control sobre sus programas informáticos y que éstos lo dominan. Mi opinión es suponer, pero no es menos suposición la de Hatzius y además me parece más razonable la mía. Los pagos se puede priorizar, claro que sí. Cualquier tesorero es capaz, y el tesorero de EEUU no iba a ser menos. Todavía no hemos llegado a la era en la que los ordenadores tienen el control.
También, como bien dicen en el mismo informe de Goldman Sachs, las posibilidades creativas son muchas.
Es altamente improbable que lleguemos a un evento límite en el que el Tesorero tenga que priorizar los pagos, o que tenga que sacarse de la manga el manual de finanzas creativas para seguir pagando recibos sin aumentar el techo de la deuda.
Lo dejaba muy claro el Financial Times en su editorial de ayer: el partido republicano está dividido y jugando a un juego peligroso, pero "1,000 puntos de caída del índice Dow Jones pueden hacer mucho por resolver los problemas en Washington".
Completamente de acuerdo. El enroque republicano durará tanto como el mercado tarde en caer de verdad (de momento vamos por una mísera corrección). Cuando el Dow Jones esté cayendo fuerte durante un par de días y los votantes republicanos vean su riqueza evaporarse, empezarán a llamar como locos a sus congresistas para que aprueben la elevación del techo de la deuda.
Una cosa es el Tea Party, otra el Obamacare y otra el dinero. Con las cosas de comer no se juega.
En 2008, cuando el congreso se resistía a aprobar los primeros planes de apoyo a la economía (TARP), el mercado entró en modo de crash bursátil. A partir de ahí las votaciones en el congreso se volvieron realmente tensas y las cadenas de televisión emitían la señal del hemiciclo superponiendo lo que hacía el índice Dow Jones. Cuando la curva de este índice mostraba una caída en vertical, los congresistas cedieron y aprobaron dicho programa.
Conclusión: esperar acontecimientos y buscar signos de giro en el mercado para aumentar posiciones. No vender si se está dentro.