Uno de los fenómenos menos entendido entre los especuladores e inversores son las desaceleraciones que se producen en medio del ciclo expansivo, que finalmente no acaban desembocando en una recesión violenta. Probablemente, en los últimos meses hemos asistido a una a nivel global, con la caída del precio de los commodities y con ella, el desplome de la inversión en estos sectores. Ha tenido que ver principalmente con el sector energético y las economías emergentes dependientes de la minería y extracción de materias primas. Sin embargo, este fenómeno no ha llegado a producir una recesión en Estados Unidos y Europa, simplemente ha marcado una desaceleración económica a nivel global.
¿Por qué esta vez no se ha llegado a una recesión y en otras ocasiones sí? La respuesta está en el banco central, sobre todo la Reserva Federal. Básicamente, los bancos centrales entienden que su principal función es seguir apoyando la recuperación económica y no endurecer las condiciones monetarias hasta que esta parezca sólida y fuerte. Por lo tanto, en un ciclo económico expansivo tienden a pisar el acelerador una o varias veces cada vez que se divisa algún tipo de desaceleración, como bien se explica en el siguiente extracto:
Tanto las consideraciones teóricas como las prácticas son contrarias a que esto ocurra, especialmente en las etapas tempranas de una expansión. Primero, los legisladores normalmente ven con alarma cualquier ralentización en la recuperación de la inversión empresarial. [...] Una excesiva atención a las industrias de bienes de capital lleva a las autoridades monetarias a responder acelerando el ritmo de crecimiento del dinero. En consecuencia, se les induce a pisar el acelerador hasta que aparezcan signos de recuperación en la inversión. Si el pasado sirve de guía, pisarán el acelerador al menos una vez en cualquier recuperación, con el fin de mantener la fortaleza de la recuperación y por tanto el crecimiento en los sectores de bienes de capital.
Gerald P. O’Driscoll y Mario Rizzo - La Economía del Tiempo y la Ignorancia
Cada vez que los inversores se alarman porque uno o varios indicadores económicos cíclicos muestran cierta debilidad en medio de un ciclo de expansión, están siendo víctimas de este juego tramposo. Sin la existencia de un banco central “que busca impulsar el crecimiento” (cuestión distinta es si lo consigue a largo plazo), el razonamiento sería correcto. Si los sectores cíclicos muestran debilidad tras varios años de expansión, es una buena señal de que viene una recesión y que el ciclo está cambiando de signo. Pero este razonamiento no funciona en un régimen monetario en el cual el banco central intenta retrasar todo los posible estos problemas. Habría que esperar a que el banco central se decida a endurecer las condiciones monetarias para ver un gran cambio de signo y una recesión de la economía en general.
Veamos algunos ejemplos. Este caso se ve bien en los ciclos económicos de los años 80 y 90 en Estados Unidos. En el verano de 1984 la Reserva Federal canceló su política de subidas de tipos, volviéndolos a bajar para no estropear la recuperación que se había producido en el año anterior después de una recesión. Este es un ejemplo típico de lo que hemos comentado antes: la Reserva Federal se asusta y vuelve a pisar el acelerador bajando los tipos de referencia.
En 1994 la Reserva Federal consideró oportuno elevar de nuevo los tipos de interés a corto plazo tras importantes bajadas en el periodo 1990-1992. Esto provocó una crisis en la renta fija y ciertos signos de desaceleración. Entonces, la Reserva Federal se asustó de nuevo y detuvo las subidas de tipos, llegándolos a bajar ligeramente como se puede observar en el gráfico anterior. La Reserva Federal volvió a pisar el acelerador en 1998, con una ligera rebaja en el tipo de referencia, tras ser ya evidente una crisis en los mercados emergentes asiáticos.
Este fenómeno explica muy bien por qué los ciclos económicos expansivos son mucho más largos desde que existe la Reserva Federal, creada en 1913. Este fenómeno es de especial importancia a la hora de intentar detectar con acierto las próximas recesiones profundas, ya que en el régimen monetario moderno con banco central, este puede pisar el acelerador de nuevo y aplazar en el tiempo los posibles problemas.
El siguiente gráfico muestra los ciclos económicos de la segunda mitad del siglo XIX en Estados Unidos, donde las zonas sombreadas marcan los periodos de recesión según NBER y la serie morada es la tasa de inflación. Esta última también marca bien el ciclo económico, se acelera en las expansiones y se desacelera o contrae en las recesiones:
Como se puede ver, los ciclos expansivos son más cortos, de un par de años como mucho en la mayoría de ciclos. Este patrón sigue hasta el año 1913, año en el que se crea la Reserva Federal en Estados Unidos:
A partir de 1913, empiezan a aparecer ciclos económicos más largos. NBER considera que el ciclo de los años 20 tuvo dos recesiones previas a la gran crisis en 1929. Aun considerando ese criterio, la recesión siguiente fue más duradera, y el siguiente ciclo expansivo también. Pero donde de verdad se ve el impacto de la Reserva Federal en el ciclo económico es en los ciclos a partir de 1950:
Muchos de ellos duran más de 5 años, llegando a completar una década de ciclo expansivo en los años 90. Todo esto se explica con la existencia del banco central que pretende alargar el ciclo económico. Cada vez que aparecen datos de debilidad en los sectores cíclicos, la Reserva Federal pisa el acelerador bajando los tipos de interés de corto plazo o con cualquier otra medida como los QE.
Y este es en el punto en el que hemos estado este año, la Reserva Federal ha aplazado las subidas de tipos que inició a finales de 2015. Estas pequeñas subidas provocaron una desaceleración en algunos sectores. Tras estos datos, la Reserva Federal se ha asustado y ha vuelto a pisar el acelerador posponiendo las subidas de tipos. Todos los que han pensado que una debilidad de ciertos sectores iba a traer una recesión profunda e inmediata se han equivocado porque no han tenido en cuenta cómo funciona el régimen monetario moderno. Una recesión en este régimen no solo requiere un giro en algunos sectores cíclicos, sino una política monetaria contractiva de forma decidida para luchar contra la inflación, que suele darse cuando la tasa de inflación se acelera (escenario que podría estar acercándose). Mientras tanto, la Reserva Federal pisa el acelerador cada vez que aparece el mínimo signo de debilidad, con la excusa de “afianzar la recuperación”.
Quizás esta sea la razón por la que "los economistas han previsto nueve de las últimas tres recesiones".
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