Este libro analiza la historia de muchas innovaciones y nuevas industrias que generaron mucha controversia en su día, como el café, la imprenta, la margarina, la corriente alterna, el frigorífico, la mecanización del campo y muchos otros. Lo que resulta interesante de la narración histórica y los acontecimientos ordenados en el tiempo es hacerse una idea de cómo son estos procesos y cuánto pueden durar en el tiempo, así como el desarrollo de instituciones clave para el triunfo de nuevas tecnologías.
Lo bueno de esta obra es que se analizan procesos de competencia no solo desde el punto de vista económico, sino también desde la controversia social que generan. Aporta una gran perspectiva histórica sobre lo que decía la gente en su día sobre bienes que hoy en día son totalmente normales, como el café o la corriente alterna. Esa perspectiva permite relativizar esos comentarios y supuestos problemas, lo que en una época genera rechazo social o institucional, posteriormente puede acabar siendo el estándar totalmente aceptado.
Aún más revelador es el tiempo que tardan algunas tecnologías en triunfar, ya que aunque se perciben como los ganadores a largo plazo, necesitan pulir y mejorar muchos aspectos para que sean implementados a gran escala. Un buen ejemplo de este problema es la introducción de los primeros tractores en el campo estadounidense. Los primeros intentos fracasaron debido a la baja fiabilidad de los vehículos y el alto coste del mantenimiento. Desde la aparición de los primeros modelos en 1892 hasta que empezó a penetrar en el mercado de forma significativa en 1925, pasaron aproximadamente tres décadas con avances y retrocesos del tractor.
Otro aspecto muy discutido en el libro y de relevancia para el inversor es el desarrollo de instituciones para resolver los problemas que plantean las nuevas tecnologías. Estas son clave para que la industria en su conjunto acabe triunfando. Muchas nuevas tecnologías plantean controversia y oposición de una parte de la sociedad, que señala los riesgos y problemas de las mismas. La cooperación entre las partes implicadas para resolver problemas y crear estándares y protocolos es vital en el proceso de competencia. Hoy en día, los gigantes del software compiten en los servicios pero cooperan en creación de lenguajes de programación, acuerdan protocolos y estándares para que la industria en su conjunto siga progresando. Entender la competencia solo como una lucha de intereses encontrados es una visión errónea de la realidad.
Su valoración: