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Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.
La película, aunque pueda reflejar algo del loco mundo de las finanzas de los años 80, no es una peli interesante. Más bien busca provocar la risa fácil y hablar de drogas, muchas drogas. Es más una película de esto último que de otra cosa. No hay casi nada interesante en ella, ni los personajes de los cuales la película no muestra nada que no sea la risa floja y tonta. Recomiendo venderla