En la primera
parte de la saga dedicada al Dr. Skowron dejamos patentes dos hechos. Por un lado, el abandono de la
prometedora, y no menos lucrativa carrera en la medicina, para convertirse en
un analista de un Hedge Fund, especializándose en el portfolio de las compañías
farmacéuticas/biomédicas cotizadas en los mercados de valores americanos – OTC,
Nasdaq – . Por otro lado, observamos el anómalo comportamiento de este sector
de la economía en los mercados bursátiles, debido principalmente a la
intervención de un agente estatal – FDA – quien en función de su visto bueno (o
rechazo) sobre los medicamentos en proyecto, conlleva al aumento de la
volatilidad en el valor.
Descubrimos por tanto que, la clave para invertir en
farmacéuticas, se puede reducir en anticipar el informe de la FDA sobre la
viabilidad (o no) del medicamento. Pues bien, “conocer el dictamen de la FDA
previamente a su comunicación pública”, no es más que un circunloquio para
referirnos a la Información Privilegiada.
Podríamos ser bien
pensados y creer firmemente que el Dr. Skowron fundamentaba sus inversiones
en analizar los fundamentales de las compañías: deuda, ingresos, modelo de
negocio, estructura empresarial… y los complementaba con su experiencia previa
en Harvard y Yale. Una cosa es ser ingenuos
y cándidos y otra bien distinta, es ser imbéciles. Nuestro protagonista,
solo en el año 2007, se embolsó más de trece millones de dólares. Su casa es
buena prueba del cambio en su nivel de vida.
Obviamente, el Dr. Skowron para conseguir semejantes
resultados utilizaba algún tipo de pócima que no estaba al alcance del resto de
inversores. ¿Pero en qué ingredientes contenía su pócima secreta?
El éxito radicaba fundamentalmente en Información
Privilegiada. La CNMV la define así:
Toda aquella relativa al mercado de valores que, por
su concreción (líneas específicas y recibida de fuente fiable) y contenido
(relevante para la cotización de los valores afectados), tiene un valor
económico susceptible de aprovechamiento para su poseedor al no ser
conocida por la generalidad del mercado
Si traducimos el lenguaje legal podríamos definirlo por sus
elementos constitutivos:
1. Relacionada
con activos bursátiles negociables
2. De
naturaleza objetiva: hechos concretos
3.
No está disponible públicamente y
no ha sido comunicada al regulador competente
4.
Su conocimiento por los inversores
influirá de forma considerable en la cotización del valor
Siguiendo estos cuatro puntos veremos cuántos y de qué forma
se pueden ajustar a nuestro ejemplo
El primer punto es sencillo. El Hedge Fund que asesoraba el
Dr. Skowron trabajaba principalmente con acciones. Concretamente, el sector
farmacéutico y biomedicina. Este dato es muy importante pues según la SEC,
de los casos de información privilegiada un importante porcentaje están
relacionados con esta industria. Podemos decir que nuestro ejemplo no solo
cumple la primera condición sino que lo hace con nota.
El segundo punto –información concreta- también lo cumple el
caso del Dr. Skowron al limitarse a conocer el veredicto de la FDA con
anterioridad. Está todo circunscrito al comunicado del regulador en particular.
La tercera característica subraya el tipo de información:
pública o privada. Y, más importante, que el regulador la desconozca. Este, de
los cuatro apartados, es sin duda el más determinante y por el cual muchos
arriesgan no solo su prestigio profesional sino que también pueden terminar con
sus huesos en la cárcel.
Veamos como nuestro caso de estudio también cumple con nota
este apartado.
El Dr. Skowron gracias a sus habilidades sociales y brillante
currículo no tenía ningún problema en extender su networking con otros médicos. Claro que no seleccionaba sus
amistades por sus publicaciones en revistas médicas de impacto, prefería
escogerlos por otros motivos. Cortejó al médico francés Benhamou no por ser una
eminencia en el estudio de la Hepatitis C. El motivo principal fue por ser
asesor clínico de Albuferon un
medicamento contra la Hepatitis C. El medicamento estaba desarrollado por Human
Genome Sciences Inc. la cual cotizaba en bolsa (Punto 1)
Durante
el cortejo, el Dr. Skowron invitó a hoteles de lujo al Dr. Benhamou y su
familia, también cenas en restaurantes exclusivos y entrega de sospechosos
sobres con dinero en efectivo. El Dr. Skowron, estaba convencido del
funcionamiento del medicamento y por lo tanto aumentó la proporción de Human
Genome Sciences en su portfolio. Sin embargo, un buen día el Dr. Skowron, le
informó que las pruebas clínicas habían sido un completo desastre –murieron dos
pacientes- y que el medicamento nunca iba a llegar comercializarse (Punto 2).
Es aquí, cuando el Dr. Skowron deja a un lado sus análisis y comienza a vender
todas las acciones que tenían en cartera de la farmacéutica para adelantarse al
resto del mercado (Punto 3) y poder venderlas a mejor precio (Punto 4). Posteriormente,
durante el juicio, se estimó que el uso de la información que le facilitó
Benhamou supuso un ahorro de $30.000.000 en comparación a si las hubiese
vendido cuando la FDA hizo público los resultados sobre Albuferon.
Human Genome Science comunicó oficialmente el
miércoles 23 de Enero del 2008 los decepcionantes resultados en Albuferon, el
Dr. Skowron ya había deshecho su posición. Cuando la información se hizo
pública el valor cayó más de un 40%
El último punto: la información influirá significativamente
en la cotización. Al comienzo
de la saga, vimos como la noticia sobre la aprobación del medicamento de
Zeltia disparaba un 10% su valor en bolsa.
Todos los elementos menos el tercero son condicionantes,
incentivos necesarios para arriesgarlo todo consiguiendo información no
pública, y además que no esté en conocimiento de los reguladores. Esto es,
aunque dispusiésemos de dicha información, si cuando esta se hiciese pública no
provocase ningún movimiento en la cotización del valor nos serviría de bien
poco. Sucedería lo mismo si no fuese concreta, y por supuesto, si no estuviese
vinculada a ningún activo financiero negociable.
Hoy el Dr. Skowron está cumpliendo una pena de
cárcel de cinco años por información privilegiada. A Benhamou no le fue
mucho mejor. No
es el único. Pero ¿Cuál es la solución para evitar este tipo de
comportamientos? Más regulación y penas de cárcel severas son algunas de las
políticas que más apoyos encuentran en los mercados y sus reguladores. En la
tercera, y última parte, hablaremos de cuáles son las opciones para quienes
demandan mayores competencias a los reguladores y quienes consideran que esa no
es la solución.