Información Privilegiada II. El Dr. Skowron acaba entre rejas

9 de diciembre, 2012 2
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En la primera parte de la saga dedicada al Dr. Skowron dejamos patentes  dos hechos. Por un lado, el abandono de la prometedora, y no menos lucrativa carrera en la medicina, para convertirse en un analista de un Hedge Fund, especializándose en el portfolio de las compañías farmacéuticas/biomédicas cotizadas en los mercados de valores americanos – OTC, Nasdaq – . Por otro lado, observamos el anómalo comportamiento de este sector de la economía en los mercados bursátiles, debido principalmente a la intervención de un agente estatal – FDA – quien en función de su visto bueno (o rechazo) sobre los medicamentos en proyecto, conlleva al aumento de la volatilidad en el valor. 

Descubrimos por tanto que, la clave para invertir en farmacéuticas, se puede reducir en anticipar el informe de la FDA sobre la viabilidad (o no) del medicamento. Pues bien, “conocer el dictamen de la FDA previamente a su comunicación pública”, no es más que un circunloquio para referirnos a la Información Privilegiada.

Podríamos ser bien pensados y creer firmemente que el Dr. Skowron fundamentaba sus inversiones en analizar los fundamentales de las compañías: deuda, ingresos, modelo de negocio, estructura empresarial… y los complementaba con su experiencia previa en Harvard y Yale. Una cosa es ser ingenuos y cándidos y otra bien distinta, es ser imbéciles. Nuestro protagonista, solo en el año 2007, se embolsó más de trece millones de dólares. Su casa es buena prueba del cambio en su nivel de vida.


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Obviamente, el Dr. Skowron para conseguir semejantes resultados utilizaba algún tipo de pócima que no estaba al alcance del resto de inversores. ¿Pero en qué ingredientes contenía su pócima secreta?

El éxito radicaba fundamentalmente en Información Privilegiada. La CNMV la define así:

Toda aquella relativa al mercado de valores que, por su concreción (líneas específicas y recibida de fuente fiable) y contenido (relevante para la cotización de los valores afectados), tiene un valor económico susceptible de aprovechamiento para su poseedor al no ser conocida por la generalidad del mercado

Si traducimos el lenguaje legal podríamos definirlo por sus elementos constitutivos:

1.  Relacionada con activos bursátiles negociables

2.  De naturaleza objetiva: hechos concretos

3.  No está disponible públicamente y no ha sido comunicada al regulador competente

4.  Su conocimiento por los inversores influirá de forma considerable en la cotización del valor

Siguiendo estos cuatro puntos veremos cuántos y de qué forma se pueden ajustar a nuestro ejemplo

El primer punto es sencillo. El Hedge Fund que asesoraba el Dr. Skowron trabajaba principalmente con acciones. Concretamente, el sector farmacéutico y biomedicina. Este dato es muy importante pues según la SEC, de los casos de información privilegiada un importante porcentaje están relacionados con esta industria. Podemos decir que nuestro ejemplo no solo cumple la primera condición sino que lo hace con nota.

El segundo punto –información concreta- también lo cumple el caso del Dr. Skowron al limitarse a conocer el veredicto de la FDA con anterioridad. Está todo circunscrito al comunicado del regulador en particular.

La tercera característica subraya el tipo de información: pública o privada. Y, más importante, que el regulador la desconozca. Este, de los cuatro apartados, es sin duda el más determinante y por el cual muchos arriesgan no solo su prestigio profesional sino que también pueden terminar con sus huesos en la cárcel.

Veamos como nuestro caso de estudio también cumple con nota este apartado.

El Dr. Skowron gracias a sus habilidades sociales y brillante currículo no tenía ningún problema en extender su networking con otros médicos. Claro que no seleccionaba sus amistades por sus publicaciones en revistas médicas de impacto, prefería escogerlos por otros motivos. Cortejó al médico francés Benhamou no por ser una eminencia en el estudio de la Hepatitis C. El motivo principal fue por ser asesor clínico de Albuferon un medicamento contra la Hepatitis C. El medicamento estaba desarrollado por Human Genome Sciences Inc. la cual cotizaba en bolsa (Punto 1)

Durante el cortejo, el Dr. Skowron invitó a hoteles de lujo al Dr. Benhamou y su familia, también cenas en restaurantes exclusivos y entrega de sospechosos sobres con dinero en efectivo. El Dr. Skowron, estaba convencido del funcionamiento del medicamento y por lo tanto aumentó la proporción de Human Genome Sciences en su portfolio. Sin embargo, un buen día el Dr. Skowron, le informó que las pruebas clínicas habían sido un completo desastre –murieron dos pacientes- y que el medicamento nunca iba a llegar comercializarse (Punto 2).

Es aquí, cuando el Dr. Skowron deja a un lado sus análisis y comienza a vender todas las acciones que tenían en cartera de la farmacéutica para adelantarse al resto del mercado (Punto 3) y poder venderlas a mejor precio (Punto 4). Posteriormente, durante el juicio, se estimó que el uso de la información que le facilitó Benhamou supuso un ahorro de $30.000.000 en comparación a si las hubiese vendido cuando la FDA hizo público los resultados sobre Albuferon.

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Human Genome Science comunicó oficialmente el miércoles 23 de Enero del 2008 los decepcionantes resultados en Albuferon, el Dr. Skowron ya había deshecho su posición. Cuando la información se hizo pública el valor cayó más de un 40%

El último punto: la información influirá significativamente en la cotización. Al comienzo de la saga, vimos como la noticia sobre la aprobación del medicamento de Zeltia disparaba un 10% su valor en bolsa.

Todos los elementos menos el tercero son condicionantes, incentivos necesarios para arriesgarlo todo consiguiendo información no pública, y además que no esté en conocimiento de los reguladores. Esto es, aunque dispusiésemos de dicha información, si cuando esta se hiciese pública no provocase ningún movimiento en la cotización del valor nos serviría de bien poco. Sucedería lo mismo si no fuese concreta, y por supuesto, si no estuviese vinculada a ningún activo financiero negociable.

Hoy el Dr. Skowron está cumpliendo una pena de cárcel de cinco años por información privilegiada. A Benhamou no le fue mucho mejor. No es el único. Pero ¿Cuál es la solución para evitar este tipo de comportamientos? Más regulación y penas de cárcel severas son algunas de las políticas que más apoyos encuentran en los mercados y sus reguladores. En la tercera, y última parte, hablaremos de cuáles son las opciones para quienes demandan mayores competencias a los reguladores y quienes consideran que esa no es la solución.

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