Hoy el Fondo Monetario Internacional ha publicado su esperadísimo World Economic Outlook, en su edición Primavera de 2012. En esta publicación bianual (con actualizaciones de por medio) los expertos y técnicos del organismo, entre otras muchas cosas, presentan las previsiones de crecimiento y otras variables de la mayoría de economías del mundo. De lo más destacado es su clásica tabla "Overview of the World Economic OutlookProjections": ésta es la del último, recién sacada del horno.
La importancia e influencia de estos informes me parece notable. Por un lado, las intervenciones del FMI se basan en este marco de previsiones. Por otro lado, la atención que despiertan estas previsiones es enorme. Medios de comunicación, analistas y políticos hablan de ellas. De ahí que encajen en la categoría de gurús: organismos o personas que tienen gran influencia (en uno u otro ámbito) por lo que dicen.
Pero, ¿está esta atención justificada por la precisión de las estimaciones, en lo que se refiere a prever la Gran Recesión y acertar en sus desarrollos iniciales hasta 2010?
Con este artículo sobre el FMI (que publiqué originalmente en Mayo de 2010) inicio una pequeña serie que he titulado "Cruzada contra los Gurús-Profetas económicos", no sin intención de provocar y generar atención.
Antes de comenzar, permítanme citar a Hugo:
¿Qué es lo que se decía desde el FMI en el informe de abril de 2006 sobre 2007? Sus estimaciones daban una tasa de crecimiento de la economía mundial de 4,7%. Destaca su pronóstico del 3,3% para Estados Unidos, del 1% para Alemania, 9% para China, 3,5% para Brasil o el 3,2% para España. La realidad, sin embargo, fue ligeramente diferente. La economía mundial llegó a crecer en 2007 un 5,2%, EEUU un 2,1%, Alemania un 2,5%, China un 13%, Brasil un 5,7%, y España un burbujeante 3,6%.
¿Mejoraron las previsiones en abril de 2007 para 2008? Tengamos en cuenta que todavía no se habían producido las turbulencias financieras que se originaron en el verano de 2007 con las subprime, si bien la bomba que iba a explotar estaba finalizando su cuenta atrás. El daño ya estaba hecho, pero pocos o nadie se esperaban lo que finalmente sucedió. El FMI no fue una excepción.
Su informe de abril 2007 empezaba con cierto optimismo: “A pesar de las tensiones recientes en los mercados financieros, la economía global permanece en marcha hacia un crecimiento robusto en 2007 y 2008, aunque a un ritmo algo más moderado que en 2006”.
Sorprendentemente, apreciaron una mejora en relación a septiembre de 2006: “Los riesgos a la baja del escenario parecen menos amenazadores”. Además, las condiciones financieras globales eran buenas, lo que “ha ayudado a limitar los efectos desbordamiento de la corrección en el mercado inmobiliario estadounidense”. Pero, como es habitual en este tipo de informes, también añaden riesgos a los que se podría enfrentar la economía.
Una de las perlas que dejó ese informe fue el siguiente gráfico, donde se muestra la evolución de la tasa de crecimiento global desde 1970 hasta 2006, añadiendo proyecciones para los últimos años. Si el crecimiento en 2004-2006 había sido elevado, ¿por qué no en 2008-2010?
Evolución y proyección de las tasas de crecimiento del PIB real mundial (informe abril 2007)
En este informe se pronosticó una tasa de crecimiento internacional para 2008 del 4,9%, con Estados Unidos creciendo un 2,8%, la zona Euro un 2,3%, Reino Unido un 2,7% y Japón un 1,9%. La realidad se alejó bastante de este escenario optimista: globalmente se creció un 3%, EEUU un 0,4%, la zona euro un 0,6%, el Reino Unido un 0,5% y Japón cayó un -1,2%.
Todo esto se resume en el siguiente cuadro, donde se muestra el error de estimación (estimaciones/datos reales). Para aquellos que están sombreados en verde, significa que las estimaciones se equivocaron por exceso de pesimismo. Las cruces señalan los errores de previsión más graves.
Concedámosles el beneficio de la duda y seamos benévolos: cometieron importantes errores porque todavía no habían comenzado las turbulencias de las hipotecas subprime. Aún así, en su informe de octubre de 2007, el Fondo pronosticó un crecimiento mundial del 4,8%, con una rebaja considerable de las expectativas sobre Estados Unidos, con una previsión de crecimiento del 1,9%, mientras que el crecimiento de la zona euro se revisó muy ligeramente a la baja, hasta el 2,1%.
Con todo, ¡seguro que atinaron mejor el tiro en 2008! ¿O no? Pues tampoco fue el caso, ya que mantuvo su excesivo optimismo. En su versión de abril de 2008, ya bien entrados en terreno movedizo en lo que a los mercados financieros y expectativas en la economía real se refiere, vaticinaban que “la economía estadounidense entrará en una suave recesión en 2008 […experimentando] una recuperación gradual en 2009”.
En cuanto a los datos estimados para 2009, el FMI pronosticó que la economía internacional avanzaría un 3,8%, que EEUU y la zona euro mantendrían tasas positivas del 0,6% y el 1,2%, respectivamente (incluyendo un panorama de rosas para España, con un aumento del PIB del 1,7%), y que Japón mostraría tasas positivas del 1,5%.
Sin embargo, una vez más, la realidad supuso un jarro de agua fría para las estimaciones de los expertos del FMI. El mundo en 2009, al contrario de lo que vaticinaban, entró en recesión, contrayéndose un -0,6%. EEUU y la zona euro retrocedieron un -2.4% y -4.1%, respectivamente (con España cayendo por debajo de la media, un -3.6%), y Japón vio su producción caer un -5.2%.
En el siguiente gráfico mostramos estas divergencias en el informe de abril de 2008:
Meses más tarde, en su informe de octubre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, el Fondo aún insistía en pronosticar crecimiento en 2009 -del 3% para la economía global-, cuando lo que hubo en realidad fue una recesión y caída de la producción generalizadas.
Los informes de 2009 por fin dieron un brusco giro y se dieron cuenta de la que se nos venía encima. No obstante, paradójicamente, vaticinaron una contracción global más pronunciada de la que finalmente hubo en ese año, excediendo de pesimistas.
Así, en abril y octubre 2009 predijeron una caída del -1,3% y -1,1%, respectivamente, para la economía internacional cuando ésta, finalmente, tan “sólo” retrocedió un -0,6%. En el único país avanzado donde volvieron a pecar de excesivo optimismo fue en España, ya que en abril vaticinaron una contracción del -3% para 2009.
Visto lo visto, ¿quién se fiaría de estos pronósticos? ¿Confiaría usted en alguien que durante años y repetidamente mete la pata hasta el fondo en sus previsiones? ¿O que es incapaz de prever la Gran Recesión, uno de los acontecimientos económico-financieros más importantes de las últimas décadas?
Algunos como Nassim Taleb, autor de El Cisne Negro, se hacen la necesaria reflexión: "¿Cómo puede la gente seguir escuchando al número 2 del FMI hablar sobre su pronóstico para el futuro cuando nunca acertó en el pasado?". ¿Hay razones de peso para pensar que mejorarán sus previsiones en el futuro? Probablemente sus defensores argüirán que en años próximos dispondrán de mayor y mejor información. Pero lo cierto es que esta información se va creando y modificando constantemente.
Taleb va más allá y se pregunta qué sentido tiene lanzar previsiones de este tipo cuando fallan una y otra vez. ¿Para qué? La respuesta que suele recibir es que para orientarse es preferible tener un plano a no tener ninguno. Pero, ¿de verdad me es útil un plano de París si quiero encontrar la Puerta del Sol?
Precisamente, es la confianza casi ciega en estas previsiones lo que nos hacen más dependientes y vulnerables. Si tenemos un mapa erróneo, nuestra confianza en él nos llevará con toda seguridad a una meta no deseada. En cambio, si no tuviéramos ninguno, deberíamos agudizar nuestra atención y sentidos, aumentando la probabilidad de éxito.
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